Los hechos ocurridos en Colón este fin de semana recordaron la época de la invasión, el saqueo, anarquía, débil control de las autoridades para reestablecer la calma.
Colón ha sido una provincia olvidada por décadas y la sanción de la ley que autoriza la venta de terrenos de la Zona Libre provocó la reacción en protesta de su gente para evitar el “enajenamiento” de sus tierras. Pero lastimosamente en el curso de la manifestación, parece que se olvidaron cual era el motivo de la protesta y desviaron sus acciones a su propia ruina; el vandalismo y caos.
No es la primera vez que ocurren hechos violentos y enfrentamientos con la policía en oposición a las acciones de los diputados. Lo curioso es que tampoco se ha ofrecido un planteamiento de estrategia o planificación que justifique la venta de los terrenos de la zona franca. Es verdad, sus arriendos son ridículos, comodísimos, seguramente requieren de un ajuste, pero también es palpable el abandono de Colón como ocurre en otras provincias.
Este asunto tiene varias aristas; lo primero es la desconfianza de la población hacia el uso de los dineros que se colecten producto de las ventas de las tierras.
La percepción es parte de una herencia de décadas a quienes no se les rinde cuentas o se motiva un vínculo de confianza entre las instituciones y el pueblo que mejoren la calidad de vida de los colonenses.
La sanción de la ley por parte del ejecutivo en tiempo casi inmediato a su aprobación enardeció a los protestantes, la impresión es que el ejecutivo esta disociado con las voces de rechazo. Pero ojo, la oposición sale beneficiada con estos disturbios, con el caos, y entre mas dramáticos sean los hechos, igual de puntos amasa esta facción política.
Ante la percepción pública el gobierno queda como un ente divorciado del clamor popular, como un eje unilateral. Recordemos que hace meses la idea empezó a ventilarse con los empresarios, pocos conocían el valor del metro cuadrado, era el mejor secreto, no obstante la iniciativa estaba sobre el tapete.
Ahora es un hecho su sanción, y lo importante no solo es en qué se invertirá la plata, sino evitar que la zona franca pierda competitividad.
Recordemos que la mitad de sus ventas son a crédito, y es poco el porcentaje de ganancia.
El primer balance del año de la Zona Libre registró un superávit en intercambio comercial de 877,2 mdd. Las reexportaciones se incrementaron en mil 224.8 mdd. El reto es sin duda mantener estas cifras.
No se puede predecir lo que ocurrirá con la implementación de la ley, solo el tiempo nos dirá si verdaderamente las recaudaciones se invertirán en proyectos sociales o quedarán en el bolsillo de terceros.
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