El parlamento Uruguayo debate desde principio de año si legalizar o no la mariguana. La propuesta que en un inicio era de un solo artículo, y tenía su origen en el ejecutivo, cuenta con altas posibilidades de ser aprobado en el parlamento por una sencilla razón, son mayoría.
Una de sus mas fervientes defensoras es la diputada Daisy Turner, quien aseguró que con este proyecto no se apoya la adicción, en cambio que se asuma el adicto como un enfermo y no como un criminal. Se trata de cambiar de plano el asunto, pasar “de un tema de salud pública y no de seguridad” manifestó la diputada.
El proyecto contempla acaparar el negocio de la mariguana desde la producción, comercialización, distribución y fiscalización. Dentro de este marco estipula que en casa del consumidor por ejemplo, pueden haber hasta 7 plantas.
Los oficialistas apuestan que con este proyecto disminuirán los índices de delincuencia, y que evitarán que los menores consuman la pasta de cocaína a la que consideran una droga mas potente y dañina.
Pero la oposición no esta de acuerdo con la propuesta. Consideran que el proyecto carece de todo sustento científico y que nada indica que la legalización de la mariguana pueda prevenir el consumo de la cocaína. Dicen que nada asegura que la competencia que se generaría entre una droga producida y comercializada por el gobierno, pueda competir con el narcotráfico. Agregan que la lucha antinarcóticos debe combatirse con la creación de instituciones destinadas a rehabilitación.
El proyecto contempla que los adictos recibirán una tarjeta que les dará acceso a la compra, la producción por tanto, será determinada por el Estado con un área determinada.
¿Cómo fijar el precio del cigarrillo de mariguana? Según la diputada Turner si “ponemos el precio muy arriba entonces se incentiva mas el mercado negro, pero si lo ponen muy por debajo no cubre los costos, por tanto, se puso un poco por debajo de lo que esta en el mercado negro cosa que sea accesible pero que también tenga un tope de gramos que se pueden comprar.
El estado entonces, destinará el producto de la venta a los programas de rehabilitación, su consumo tendrá disposiciones similares a las del tabaco.
No se conoce cual es la población adicta al canabis. Se habla de una tarjeta con un código de barra por el cual el adicto podría adquirir una dosis a 35 dólares por una cantidad fija mensual, 40 gramos.
No obstante surge una incógnita impredecible; quien controlará los cultivos de mariguana y cómo evitará Uruguay convertirse en un productor y suplidor nato de la droga para la región Latinoamericana?
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