En un hecho sin precedentes el presidente colombiano Juan Manuel Santos, país de mayor producción de cocaína, expresó públicamente a través de una carta, rubricada, la necesidad de reevaluar la lucha antinarcóticos. La carta también esta respaldada por otras personalidades como el presidente de Guatemala, el ex presidente Jimmy Carter, el ex presidente César Gaviria y el ex presidente Vicente Fox. Estos últimos nombres ya han manifestado su postura a favor de la legalización, sin embargo, la declaración de Santos motiva un análisis sobre su postura.
La misiva es tajante, afirma en su encabezado que la “Guerra global contra las drogas ha fracasado” y que “es momento de un nuevo enfoque”.
Para nadie es un secreto que esta lucha parece perderse en su propio laberinto. Lo que cambia en esta ocasión es el enfoque con el que se busca replantear el tema. Se abre por primera vez un velo que pocos querían destapar; los dineros producto de este mercado ilegal pueden servir para las economías de los países, pero, con una gran diferencia; los ingresos producto de la droga serían legales.
En una frase la carta parece resumir todo un conflicto que ha dejado tan solo en México mas de 80 mil muertos; “Las drogas ilícitas constituyen actualmente la tercera industria más rentable del mundo, después de la industria alimenticia y el petróleo, con un valor estimado de más de $350 billones anuales, completamente bajo el control de criminales”. En manos de criminales. Esa es la clave en todo esto. ¿Y si fuera en manos del Estado? Cambiaría esta situación? ¿cómo se entendería el consumo en nuestra sociedad? Las ideas comienzan a fluir como gotas que ahuecan la roca.
Es una de las primeras veces que un presidente en ejercicio, fuera de Otto Pérez de Guatemala, se atreve a reconocer ampliamente que la lucha contra las drogas es un fracaso rotundo. Esto a pesar de que Colombia es el país que mas droga decomisa en el mundo según la ONUCD.
Los presidentes son concientes de que el mayor mercado de la cocaína esta en el norte, y que a pesar de que los Estados Unidos han mostrado su negativa de cambiar la estrategia en esta lucha, en su propio país ya hay dos Estados que legalizaron el uso de mariguana, aún cuando la ley federal lo prohíbe.
Esta posición motivará sin duda un debate mas serio sobre el tema del que el que se trató de susurrar en la Cumbre de Cartagena. Lo que parece ser claro es que los países productores y de tránsito están en la vía de tomar sus propias políticas en esta batalla al margen de los reclamos de su vecino del norte.
El documento sostiene que la Convención Única sobre Estupefacientes de la ONU contiene la base de las políticas actuales, solo que éste tratado es de 1961. Además propone una solución única y cada país debería tener la libertad de evaluar las políticas de drogas que se adecuen mejor a su realidad. Esto es prácticamente una reflexión “rebelde” de los países a adoptar la lucha que mejor les parezca y evitar así las imposiciones norteamericanas que hasta ahora han dejado un solo camino; los muertos los ponen los países productores y de tránsito y el dinero y consumo los gringos. A los países en desarrollo les cuesta miles de millones de dólares la lucha antidrogas, dinero que podría utilizarse en medidas preventivas como educación, impulso de la micro y mediana empresa, arte, cultura, que pueden ser vacunas preventivas contra el consumo de droga. Esta lucha le cuesta a los contribuyentes del mundo incalculables cifras. Millones de personas están en prisión en el mundo por delitos relacionados con drogas. Y qué decir de la corrupción entre políticos y agencias de seguridad, o las encargadas de velar por el cumplimiento de la ley.
Si esta lucha la aventajaran los gobiernos, tendríamos el mercado ratificaría la realidad con la simple regla de oferta y demanda. Pero en cambio, el uso de droga es cada vez mas frecuente, mas barato, mas puro y mas accesible que nunca, según esta misiva.
Valdría la pena preguntarse entonces, porqué, a pesar de nuestras realidades, EU mantiene la postura de no alterar su política antidrogas?
Una reflexión pudiera acercarse a la cantidad de dinero que arriba a ese país producto de la venta de droga y que de alguna manera entra al sistema financiero norteamericano. Tal vez ningún gobierno pueda tener una cifra exacta sobre la cantidad de droga que se produce en el mundo. Las estimaciones del Departamento de Estado de EU, y de la ONUCD han sido cuestionadas en varias ocasiones por estudiosos del tema. Pero en este renglón las personalidades que firman la carta revelan una cantidad aproximada. Se “atreve” a igualar el lucro de la droga con las industrias mas importantes del mundo, reconoce que son cientos de billones de dólares que se mueven producto de este mercado; 350 billones afirma. ¿Dónde se queda este dinero y qué “rutas” utiliza para lavarse? ¿quiénes se benefician de este negocio además de los criminales?
Si logramos encontrar las respuestas a estas inquietudes, iniciaremos el camino a la verdadera ruta de la lucha antinarcóticos.
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