Así se lee en la página del Portal de Ojinaga. “Muy probablemente esta sea nuestra última noticia”. Una frase amarga que tiene en cada una de sus letras los clavos que entierran la información de su director Jaime Guadalupe Domínguez acribillado a balazos la noche del domingo.
De 38 años, Domínguez escribía en el portal y enviaba información para otros medios, pero el domingo en la noche todo eso cambió. Según medios locales e internacionales, todo sucedió mientras Domínguez platicaba con la dueña de un puesto de tacos de la calle cuando fue atacado por hombres armados que le dispararon 17 veces. Las armas, según la procuraduría del Estado, eran de 5,27 milímetros comúnmente conocidas como las “mata-policías” por su capacidad de perforar los chalecos antibalas que usan los uniformados. Según testigos los sicarios se llevaron una cámara fotográfica que traía consigo Domínguez.
Es el primer periodista asesinado en el gobierno de Enrique Peña Nieto, un tema que dejó profundas heridas a la libertad de expresión, impunidad, y vulnerabilidad para los periodistas mexicanos durante el gobierno pasado de Felipe Calderón cuando 44 reporteros fueron asesinados y otros ocho desaparecieron.
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