Las averiguaciones del Ministerio Público en casos de alto perfil distan mucho a la hora de encontrar a los verdaderos autores materiales e intelectuales; en ocasiones, los inocentes son quienes pagan
En completo estado de indefensión. Así está Félix Córdoba. Preso, sin conocer qué sustentos guarda el expediente en su contra; lo único que sabe es que es inocente y que alguien lo señala de haber matado al abogado Juan Ramón Messina, el 23 de septiembre, día en que Félix asegura estaba en la casa de su hermana a ochenta kilómetros de donde ocurrió el homicidio, y que tiene varios testigos que pueden corroborar su versión.
Félix es el único detenido en este caso hasta el momento a pesar de que los testigos presenciales del asesinato dijeron haber visto en el restaurante donde ocurrieron los hechos a tres individuos que presuntamente participaron en el crimen. De los otros dos sujetos las autoridades no tienen idea dónde están, son hombres libres, y hasta ahora las autoridades no conocen sus nombres o dónde ubicarlos.
Como en muchos otros casos de homicidio en las fiscalías, el de Félix parece repetirse en fondo y forma a otras pesquisas donde la investigación para encontrar los autores materiales e intelectuales en un crimen de alto perfil carecen de bases sólidas a la hora de llamar a juicio a los inculpados.
Y varias son las coincidencias en esta averiguación con los casos sin resolver que apiñan los escritorios en los juzgados cuando las acusaciones se basan en la versión de un testigo protegido que la mayoría de las veces es inexistente o manipulado por una de las partes involucradas con un objetivo específico; o donde existe un solo detenido que queda preso por meses o años, sin pruebas reales que lo vinculen al hecho, hasta el día del juicio cuando se desbarata el caso por no contar con una base sólida que sustente la incriminación. Entonces quien pagó cárcel por el verdadero autor material o intelectual queda sobreseído y el crimen permanece impune como casi la totalidad de los homicidios que suceden en las calles de nuestro país. Y por los ribetes que va tomando la investigación, el homicidio de Messina pareciera seguir los mismos pasos que los descritos.
EL DRAMA
La situación de Félix es de aquellas que ilustran la crudeza de un sistema que reserva la justicia solo para quienes tienen plata para contratar un abogado particular. Félix y su familia viven uno de los dramas más terribles que puede experimentar un ser humano en una averiguación que pretende aparentar justicia.
Es la tercera vez que su madre, Yamileth Argüelles, se acerca a la Fiscalía Segunda Superior de Homicidios y le niegan el acceso a ver el expediente o contar con un juego de copias del mismo. Siempre hay una excusa distinta por parte de los funcionarios: ‘no están listas’, ‘usted no está autorizada’, etc. Yamileth tiene en su poder una nota del abogado de oficio que el Órgano Judicial asignó a Félix en donde la autoriza para contar con las copias. Sin embargo, este papel no parece tener valor para la fiscalía, donde le dicen que no están listas las copias a pesar de que el 20 de noviembre Yamileth presentó la solicitud. En todo caso, la madre de Félix pidió echar un vistazo al expediente, pero también se lo negaron.
La vez anterior que se acercó al despacho judicial con el mismo propósito, las dependientes le dijeron que debía contar con la nota del abogado que la acreditaba para que le dieran fotocopias del sumario; ella les explicó que la fiscalía ya tenía copia de esta petición con hora y fecha de recibido y el sello de la fiscalía, pero su razón no fue suficiente. No logró el cometido, se quedó sin conocer cuáles eran las supuestas versiones del testigo protegido que dice involucrar a Félix en el crimen, o las razones por las que la viuda de Messina y su secretaria lo identificaron en carpeta como uno de los autores materiales del asesinato. Nada. Mientras tanto, el tiempo pasa como abofeteando a Félix y martillándole de lo que es capaz de hacer con un hombre encerrado y desesperado.
ABOGADO AUSENTE
Su abogado de oficio, Ernesto Núñez Gamboa, tampoco lo ha puesto al tanto de la investigación que realiza la fiscalía; es más, no conoce a su cliente, no lo ha ido a visitar a la cárcel, no ha hablado con él por teléfono. De manera que muy poco está enterado de la forma en que debería defender a su cliente. Tal vez sepa por los diarios sobre su condición actual.
Hace una semana trasladaron a Félix a rendir indagatoria a la Fiscalía, pero según las versiones del propio Félix, el abogado ‘brilló por su ausencia’. Félix se acogió al derecho de no declarar.
Por la actuación de Núñez no es difícil deducir que son muy pocas, o ninguna, las comas que ha aportado la defensa de Félix al expediente. Lo que es peor, Félix esta imposibilitado de poner un alto a la autopista de acusaciones en la que está montada la fiscalía. Dice que, a pesar de ser inocente, siente que la justicia lo ha condenado por anticipado, y sin pruebas. Y ante la situación que vive lo único que le quedaría es hacer su propia defensa desde la cárcel, sin plata ni abogado, sin los conocimientos jurídicos y sin la posibilidad de que el Estado le brinde, como es su deber y derecho, una justicia equitativa. Lo único que quiere dejar claro es que es inocente de lo que lo acusan.
POCAS ALTERNATIVAS
Si Félix optara por hacer su propia defensa desde la cárcel se las vería negras; debe enviar una nota a la fiscalía con el sello del sistema penitenciario que indique el mensaje o las diligencias para la fiscalía en su defensa; esperar y rogar a que los guardias de la cárcel le permitan entregársela a algún familiar que acuda el día de visitas, que su madre tenga plata para ir a la fiscalía y que ahí reciban la instrucción; la incluyan en el expediente; que la fiscal a cargo, Argentina Barrera, ponga atención al papel; que la haga efectiva; y que la contraparte no se encargue de disolverla en un abrir y cerrar de ojos.
No obstante, el resto de las partes cuentan con abogados particulares que pueden intervenir inmediatamente en el expediente, tienen los conocimientos para interponer cualquier acción judicial que crean conveniente. Pero Félix no. Se trata de un proceso abiertamente en desigualdad de condiciones de acceso a la justicia y posibilidad de defensa.
¿QUÉ DICE EL GREMIO?
En este tema hay dos carreteras, dice César Ruiloba, expresidente del Colegio Nacional de Abogados: la de la acusación a la que la defensa debe poner un alto, y la otra, la que da luz verde al actuar de la contraparte y a la fiscalía sin que nadie lo objete por falta de una defensa en derecho. ‘Es una indefensión manifiesta, que por lo menos en Estados Unidos anula una detención de este tipo’, manifestó el abogado.
Rogelio Cruz exprocurador de la Nación, aconsejó denunciar al abogado de oficio con su jefe, Gabriel Fernández; ‘los defensores de oficio tienen mil casos, no tienen recursos, pero tienen que cumplir su deber’, aseveró Cruz.
Después de haber publicado la situación en que Félix fue víctima de un balazo el día 26 de septiembre en calle 7 Colón, y que en una carta se declaraba inocente de los hechos que se le imputan, el abogado de la familia Messina, Alfredo Vallarino, manifestó que leyó ‘formalmente la declaración (del testigo protegido) y esa declaración indica que esta persona (Félix) había sido agredida en atención a una venganza, aunque en la declaración la testigo no especificaba por qué tiene esa hipótesis, pero tampoco señala a ninguna persona como autor del balazo’.
Daniel Ramírez, el abogado de la viuda de Messina, no ofreció reacción sobre el escrito.
EL PASO DEL TIEMPO
Llegará un momento en que las autoridades, o la misma viuda, podrán comprobar la veracidad de la versión de Félix, y entonces no logren sostener su vinculación con el homicidio. Después posiblemente saldrá libre, sobreseído y con el perdón de un sistema inoperante que evitó hacer lo propio para ofrecerle una defensa justa y equitativa, un abrigo judicial con el que todo ciudadano debe contar, sin importar si es rico o pobre. Pero eso no será lo más lamentable del caso. Libre Félix y al ritmo en que caminan las pesquisas con un solo detenido, la muerte de Messina pasará a complementar los archivos de los cientos de miles de casos impunes que ocurren a diario en nuestro país y que las autoridades no logran descifrar.
SU VERSIÓN
La versión de Félix acerca de su inocencia es robusta. No solo se sitúa en la provincia de Colón el día que asesinaron a Messina, sino que se apoya con las contradicciones físicas de su anatomía y las descritas por los testigos presenciales.
Aunado a esto, ninguna de las personas que estuvieron presentes en el hecho lo reconoció en rueda de detenidos. En cambio, la viuda de Messina, Katy Ramos, y su secretaria fueron las únicas que identificaron a Félix en una carpeta, con una foto. Antes no lo señalaron.
Para comprobar la veracidad de las declaraciones del testigo protegido y los señalamientos efectuados, existen diligencias obligatorias que debería efectuar la fiscalía; por ejemplo, ubicar el arma con la que mataron al abogado, hacer exámenes forenses de los cabellos en la escena del crimen que vinculen a los autores materiales o para iniciar un proceso de descarte entre los detenidos, una inspección del video que dice tener en su poder la fiscalía para esclarecer la participación de Félix en el homicidio.
De haber efectuado estas tareas, tal vez la fiscalía podría contar con indicios claros sobre la participación del resto de los autores materiales o intelectuales. O tal vez Félix estaría libre.
A la defensa de Félix le correspondería efectuar con urgencia varios oficios, entre ellos un interrogatorio con más de 50 preguntas a la parte acusatoria; podría solicitar la declaración de los testigos que le vieron en Colón el día del homicidio; además, una inspección al video para confirmar que él no aparece en este sitio, meter un hábeas corpus, solicitar un careo con el testigo protegido de una forma en que pueda proteger su anonimato.
Mientras el tiempo transcurre y los culpables siguen libres, Félix paga por otros.
Esa es la llamada justicia.
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