Afirma que el contratista se comió el adelanto que le dio la ACP y después quisieron conseguir dinero a la brava
Para los panameños, el Canal representa mucho más que un trecho que une dos mares. Es la matriz por la que nació la República. Cien años después de desafiar la tiranía de la distancia, se pone a prueba la mayoría de edad de los panameños para sacar adelante el proyecto de expansión de la obra, esta vez sin la ayuda de los norteamericanos, pero con un entuerto post parto que vuelve la mirada a los viejos conquistadores.
Tras una crisis que paralizó por casi una semana las obras de ampliación, Grupo Unidos por el Canal (GUPC) y la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) empiezan a limar asperezas, que llevan y traen propuestas para encontrar un punto de arranque que rompa el círculo vicioso que estancó la falta de liquidez y los millonarios reclamos del consorcio, y la exigencia del Canal en ceñirse a los procedimientos que establece el contrato.
EL ENGENDRO DEL DISGUSTO
‘No se puede estar dos años y medio sin resolver un asunto, si se ha dado un anticipo y se vive cómodo con el anticipo, no puedes poner después una pistola para reclamar’ más dinero, dice Del Rivero.
En el 2011, cuando el constructor murciano fue destituido de Sacyr - Vallehermoso a causa de un enfrentamiento entre la constructora y Repsol —que surgió a raíz de la unión de Sacyr con Pemex para lograr el control de la petrolera española—, había montos de anticipo por $800 millones que había recibido el grupo de la ACP. Pero dos años después este dinero parece haberse mutado en una falta de liquidez que se justifica en una lista de reclamos que dobla los números.
EL CONCRETO RECLAMO
Según Del Rivero, el basalto que estaba destinado para hormigón de alta impermeabilidad ‘estaba contaminado en una parte y hubo que llevarlo al vertedero’, lo que causó grandes inconvenientes para la empresa.
De ahí nace el embrión del conflicto entre ambas partes. Diferencias que dos años después no han logrado superarse. La razón para Del Rivero es muy clara: ‘alguien no se ha preocupado para que se resuelvan los reclamos’, asegura. Solicitudes que tenían tres o cuatro meses de antigüedad cuando él abandonó la silla de Sacyr y que por el lapso de tiempo, según él, era lógico que la ACP no hubiera respondido. Sin embargo, no perdona que con el paso del tiempo todo haya quedado prácticamente igual.
Esa situación le da pie para calificar como una ‘metida de pata’, ‘una mala gestión de GUPC para presionar los reales reclamos’ que se dejaron dormir en los laureles, y cómodamente se comieron el capital que había adelantado la ACP. Reclamos que debieron presentarse en la forma correcta, mediante el arbitraje; ‘a mi entender tenían que haber presionado más al Canal y no hubiera llegado a este tema, se ha gestionado mientras que tenían dinero en el bolsillo. A efectos de tesorería no es lo mismo que le anticipen el dinero a que sea el de uno’, aseveró Del Rivero. Los $1,600 millones había que documentarlos y no pedirlos bajo presión, agregó el también exdirectivo del Real Madrid.
La buena noticia es que a estas alturas de la obra son muy pocos los sobresaltos que pueden presentarse. Según el ingeniero, en realidad hay un avance de más del 65% de la obra, pues los trabajos de excavación se han completado casi en su totalidad (90%), las compuertas están casi hechas y con el desarrollo que ha alcanzado la expansión no habrá más sobresaltos de consideración, serían en todo caso poco significativos en comparación con los que produjo el basalto en su momento.
De haber resuelto aunque sea parte de los reclamos, el consorcio no tendría que poner contra las cuerdas a la ACP porque le falta dinero, acotó Del Rivero.
Y seguramente otra historia se estuviera escribiendo ahora.
ALTERNATIVAS AL CONFLICTO
Ante los ojos de Del Rivero, el amargo enojo que amenaza con retrasar aún más la obra solo tiene tres salidas: o se ponen de acuerdo las partes dentro del contrato, o el Canal lleva adelante las obras por sus medios con los subcontratistas con alguna ayuda de técnicos exteriores, o como última vía de salida, se busca a un tercer contratista. ‘Esa última no la veo mucho porque no son conocedores del trabajo que hay ahí’.
Una aspirina para GUPC que en estos días ha tragado grueso por las advertencias que lanzó Jorge Luis Quijano, administrador del Canal, al ventilar el famoso Plan B. Un proyecto que ante la opinión pública, con o sin razón, tiene olor a Estados Unidos.
Es posible que sea un motivo de coincidencia, en tiempo y espacio, que a Quijano se le haya visto en la obra acompañado del embajador norteamericano Jonathan Farrar justo a unas horas de que GUPC suspendiera los trabajos y liquidara a miles de obreros de la construcción. Pero certero sí es que los norteamericanos advirtieron hace cuatro años que viviríamos un escenario muy similar al actual.
Desde entonces el nombre de Bechtel permanece en el ambiente, la empresa que cotizó en segundo lugar después de GUPC, con $1,200 millones por encima de lo que presentó el consorcio liderado por Sacyr, que alcanzó los $3,200 millones.
‘No es que haya una mano negra que le quiera dar la obra a Bechtel, sino que se ha metido la pata, no se resolvió la situación y no se ha gestionado bien, la ACP estaría encantada de que GUPC estuviera en los trabajos’, dice Del Rivero.
El hombre que ahora prefiere el sillón donde los abuelitos saben echar mejor los cuentos se siente ajeno al manejo que los directivos de Sacyr han dado al conflicto; ‘hemos cambiado los ingenieros por los literatos. Es un Sacyr que no me reconozco en él’, comenta asombrado Del Rivero.
Con esta afirmación, Del Rivero recuerda el comunicado de Sacyr en el que describe las negociaciones con el Canal en su más reciente intento para sacar a flote la obra. El documento refiere un escenario hipotético en el 2015 —fecha en que debería inaugurarse la expansión—, cuando los líderes del hemisferio se reúnan en Panamá en el marco de la Cumbre de las Américas, y en lugar de celebrar el rol vital de Panamá en el comercio mundial, los panameños se lamenten que la ACP haya abandonado las conversaciones en lugar de ponerse de acuerdo sobre la solución que pudiera consolidar su lugar histórico de istmo en el mundo.
No obstante, lo presupuestado por GUPC sumado al reclamo de sobrecostos prácticamente empareja la cifra de los estadounidenses y deja chica la suma requerida para finalizar las obras, situación que pone a pensar a muchos que se preguntan si entonces era GUPC quien pretendía un Plan B en el camino.
LA OFERTA
No fue una oferta temeraria como dicen, asegura Del Rivero. Más bien, que Bechtel haya alcanzado la tercera puntuación técnica muestra que es la que menos gustó al Canal, y agrega, de todo el menú prefirió a GUPC porque tenía la mejor posición técnica y se aproximaba más a la propuesta de precio que mantenía la ACP en una caja fuerte.
Aunque la percepción general es que Sacyr se encuentra ilíquida, Del Rivero aclara que su situación ‘no es tan mala, pero una financiación de miles no es tan fácil, debían haberse preocupado por resolver el reclamo’, insiste el constructor.
Pero desde aquel momento en que se abrieron los sobres hasta la fecha, hay otras frases que martillan el eco del salón donde se reveló la empresa que se encargaría de expandir el corazón de Panamá, la que pronunció uno de los consejeros de Sacyr: ‘nosotros tenemos que disparar a todo lo que se mueva, ya habrá tiempo después de ajustar el punto de mira’.
A Del Rivero no le espanta del todo esa expresión, aunque acepta que nadie está exento de culpa. Como todo constructor de experiencia, sabe que en toda obra de gran envergadura surgen problemas de esta naturaleza en el trayecto.
La clave se ancla en la forma y el monto que se ajusta.
Lo mejor es que la obra está muy bien hecha, sería malo si fuera una chapuza, pero no es así, y eso quiere decir que en los profesionales que están ahí se basará la solución, concluyó.
El ingeniero enfrenta una investigación por supuestamente haber recibido pagos en una cuenta suiza en el escándalo del caso Gürtel.
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