El sagrado Canal al filo de un nuevo contratista

La paralización de las obras motivó a la ACP a dar un ultimátum a GUPC antes de rescindir el contrato a sabiendas de las consecuencias legales que puede acarrear

Si hubiera podido lo hubiera hecho ayer mismo. Pareciera una ruptura de facto. Pero la misma razón que le exige a su contraparte, y que hoy parece analizar más que nunca antes de actuar, es la misma que lo detuvo. ¡Ah! y algo más, la cabeza fría.

Jorge Luis Quijano apareció rodeado de los quince vicepresidentes de cada sección de la Autoridad del Canal de Panamá para lanzar un último llamado de atención a Grupo Unidos por el Canal para que regrese a las obras de ampliación que amanecieron paralizadas, sin un alma, este miércoles. GUPC había amenazado a principios de enero con detener las obras y ayer lo cumplió.

Con la misma letra logró una respuesta de la ACP, quien respondió con otra misiva igual de amenazante; rescindirá el contrato en caso de que GUPC no retorne a la obra con el mismo ritmo que imponía a los trabajos en noviembre pasado. Comienza, por tanto, una nueva cuenta regresiva que pondría en blanco y negro la finalización de la relación de negocios entre ACP y GUPC.

Lo que no concretó Quijano es cuál sería el periodo de tolerancia que estipuló en la misiva, enviada a GUPC, para reiniciar las obras. Pero dejó claro un mensaje: ‘el Canal no se va a someter a chantaje’ y a cualquier acción legal de la contraparte se le hará frente en cualquier parte del mundo.

LAS CONSECUENCIAS
Quijano está muy anuente de los efectos que puede desencadenar echar a GUPC del proyecto. ‘Tenemos que trabajar con la cabeza fría aunque tengamos un corazón muy caliente’. Y eso implica analizar hasta el cansancio todos los espacios legales para asegurarse que las decisiones, luego de haber hecho un estudio profundo de la situación, son correctas y están dentro de los términos del contrato.

Mientras Quijano hablaba en Panamá, las acciones de Sacyr en la Bolsa española sufrían una baja del -6,86%; al instante la empresa comunicaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España sobre la situación donde explica la ‘ruptura de las negociaciones con la ACP’ y las implicaciones que tendría legalmente, además de la alerta sobre el riesgo que corren los diez mil trabajadores de la obra.

Las posiciones son distantes en efecto, además con una mermada confianza entre sí. No solo eso, mientras GUPC suspende las obras en la época seca del año, ACP observa con detenimiento los hitos y producciones establecidas en el contrato. ‘En este momento en el día de hoy cuando deben estar produciendo ‘x’ están produciendo ‘y’, o sea cero. El martes estaban produciendo un 25%; es obvio de que ellos han venido bajando la intensidad de la obra’, dijo.

Un tira y jala que parece nunca acabar.

DESENLACE DE LA RUPTURA
Hay dos cosas claves en la cabeza fría de Quijano: que la ACP no le teme al trabajo que resta por concluir, y que debe culminar la obra en el tiempo estipulado; es decir, en el 2015. Factores que le orillan a buscar soluciones definitivas a la crisis que no lo dejan dormir. Pero insiste en ser muy cuidadoso en los pasos que tomarán y los análisis para que en el momento más indicado se tomen las decisiones correctas. Los panameños nos quedamos, ellos se van, dijo, ‘ la obra es de los panameños y la obra la pagan los panameños y se va a terminar y con esa misma fuerza laboral panameña, lo que hay que hacer aquí es seguir adelante, con o sin ellos’, enfatizó Quijano.

GUPC advirtió otras consecuencias de lo que ocurriría en caso de una terminación. La finalización de las relaciones contractuales, advierte, provocarían años de litigio y arbitraje en las jurisdicciones de todo el mundo y dejarán una ‘sombra continua sobre ACP y el Canal de Panamá’. Aunado a esto, GUPC declara su incapacidad inmediata de pagar a numerosos subcontratistas de Panamá y otros países a quienes adeudan millones de dólares.

‘Los retrasos en la culminación de las obras de expansión del Canal retrasarían la realización de los miles de millones de dólares de ingresos’ y oportunidades de crecimiento económico que la expansión le puede generar a Panamá, se lee en el documento. De acuerdo con informes públicos, la aseguradora Zurich ha estimado que el proyecto se retrasará entre 3 y 5 años si no hay un acuerdo.

PLAN B
Quijano habló muy seguro de una segunda alternativa. ‘Nosotros sí tenemos un plan B, aunque digan lo contrario’, aseveró tajante. No quiso entrar en detalles de qué compañías se trata, pero en ‘este tipo de situación hay de todo tipo de ofertas, y vamos a esperar el momento de los contactos, en el caso que sea necesario’. El administrador añadió que hay empresas que han pasado a ver las obras para conocer en qué estado se encuentran. No obstante, ahora existe una estrategia de implementar el plan B y ‘nosotros no tenemos ningún miedo a lo que queda de la obra, claro está, van a haber todo tipo de demandas y reclamaciones contra el Canal y el país y todas estas cosas que se puedan inventar’, aseguró Quijano.

El administrador indicó que durante el periodo de negociaciones, cada vez que se vislumbraba un acuerdo GUPC endurecía su posición y regresaba a su propuesta inicial para que la ACP se hiciera responsable de las cifras exorbitantes por supuestos sobrecostos a los que ella unilateralmente llegó. Fue así como la desconfianza empezó a sentirse ante los ojos de la ACP, que percibió falta de voluntad de su contraparte para llegar a un acuerdo.

De hecho, en los últimos suspiros se conversaba con el representante de Sacyr; no obstante, este fue reemplazado por su colega de Impregilo. Según Quijano, la ACP contribuyó significativamente para inyectar alternativas financieras a GUPC, entre las que se contempló una amplia moratoria de los pagos adelantados con el fin de continuar con las obras y permitirle a GUPC la oportunidad de tener un colchón financiero mientras hacía sus reclamos ante las instancias correspondientes.

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