En 1993 cuando fue capturado en Guatemala por primera vez Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, fue trasladado en un avión federal de desde el Estado de Chiapas, al Toluca Estado de México. Cuenta la periodista Anabel Hernández -quien efectuó un trabajo investigativo riguroso que le costó cientos de amenazas a su vida-, que en el mismo avión que trasladaron al Chapo, viajaba el General de Brigada Guillermo Álvarez Nahara cuya misión, tal vez única en ese momento, era interrogar al capo.
En su obra "Los señores del Narco" Hernández recoge datos y detalles sobre la vida del narco y sus relaciones con el gobierno mexicano. El militar Álvarez Nahara se sentó alado del Chapo para interrogarlo, y cuando el hombre abrió la boca se llevó una sorpresa.
Más bien era el Chapo quien estaba ansioso por contar todas sus historias y las conexiones que había cosechado a lo largo de su ‘carrera’ con figuras políticas, policiales y militares con las que había hecho negocio.
Las confesiones del Chapo iniciaron con la nómina que tenía en la Procuraduría General de la República (PGR) al más alto nivel. Dijo que gracias a uno de sus contactos en la Procuraduría -que había conocido años antes en la prisión de Altiplano-, logró obtener un pasaporte falso para huir a Guatemala después del incidente del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo asesinado en las inmediaciones del aeropuerto de Guadalajara. Y que a ése contacto activo en la Procuraduría le "daba un millón y medio de dólares cada dos meses, cuando había entregas de cocaína o marihuna para que me protegieran" declararía el Chapo.
En la curiosa lista del Chapo continuaba el comandante de la Policía Judicial Federal en Sonora a quien en una ocasión le dio medio millón de dólares para que le dejara cultivar un plantío de mariguana. Y por último señaló que ‘a los hermanos Arellano Félix los protege el gobernador y el procurador de Baja California, un hermano del gobernador es socio de ellos en una empresa" expresó el Chapo finalmente, según lo recoge Anabel Hernández en su libro.
DE REGRESO A PRISIÓN
Guzmán Loera tiene tres días a órdenes de la PGR acusado de narcotráfico y delincuencia organizada. Su arresto recuerda al operativo en el que se dio fin al líder del cartel de Medellín, Pablo Escobar. Al Chapo se le rastreó y acorraló hasta dejarlo impedido de utilizar el sistema de escape que interconectaba siete de sus domicilios con de túneles y alcantarillados construído especialmente para estas oasiones.
Algunas voces ya mencionan que la captura del Chapo es parte de un pacto político con el presidente Enrique Peña Nieto, quien se gana el premio mayor de las capturas de alto perfil a un año en el poder. Pero eso solo el tiempo lo corroborará. El Chapo fue trasladado a la prisión de Altiplano, el centro penitenciario donde entró por primera vez en 1993, antes de ser transferido a Puente Grande en Jalisco. En este último centro el periodista Jesus Lemus en su libro ‘Los Malditos’ cuenta el poderío que tenía el Chapo en la prisión. Al hombre se le ‘cuadraban’ los oficiales para complacerle con comidas especiales, mandados, permisos, traslados de los internos, que hacía fiestas los viernes cuando lo visitaba la novia, etc. Era el Señor del penal.
Loera tiene ocho órdenes de aprehensión en México, pero seguramente Estados Unidos iniciará un proceso de extradición del capo.
En Altiplano también purga pena Edgar Valdéz Villareal, alias la ‘Barbie’, y Jesús Zamabada hermano del Mayo arrestado en el 2008.
Se imaginará usted que, en en 1993, después de escuchar las explosivas declaraciones del capturado plasmadas en el oficio militar 1387 poco se supo de aquel documento. Más bien lo sepultaron. En cambio, las autoridades amenazaron al declarante. Le sugirieron que cooperara para cambiar su declaración. Y él lo hizo. Negó conocer a todos los antes señalados en su declaración, dijo ser católico, casado con cuatro hijos originario de Culiacán Sinaloa. El Chapo resultó ser un hombre más del pueblo Badiraguato que se dedicaba a la agricultura.
De aquél momento a la fecha han transcurrido más de 13 años. Tiempo en que el hombre más poderoso de la droga ha logrado cultivar relaciones similares, o más profundas, no solo en México, sino todos los países que utiliza el cartel de Sinaloa para transportar la droga y donde se requiere protección para este propósito. Panamá es uno de ellos.
No será de extrañar, que esta nueva declaración supere las 4 cuartillas que entonces declaró el Chapo. Podría ser un best seller capaz de causar un verdadero cataclismo en el epicentro de ciertos gobiernos del continente americano. Claro, si esto sucediera, los involucrados lo negarán, y dirán que las acusaciones se originan en la boca de un criminal y carecen de veracidad.
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