Se utilizó una empresa panameña como tapadera
Carlos Odin Velasco, un empresario venezolano de clase media radicado en Panamá es legalmente el dueño del legendario diario El Universal de Venezuela, pero él no lo sabía.
Se enteró de la adquisición por un ‘tuit’ de un periodista extranjero que le preguntó de la forma más informal de dónde había sacado los $90 millones con los que se zanjó la transacción para comprar uno de los diarios de mayor oposición al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Odin contó a La Estrella de Panamá que se sorprendió con la intempestiva pregunta, que respondió inocentemente en su cuenta de Twitter y pronto su teléfono empezó a sonar y sonar en busca de los detalles de la espectacular compra.
El tema del “nuevo dueño” de El Universal empezó a tomar vuelo en las redes sociales y los medios de comunicación internacionales, pero en Venezuela, según Odin, esta revelación no ha trascendido. La sociedad anónima que había inscrito Odin en el Registro Público de Panamá, Tecnobreaks, Inc fue utilizada sin su consentimiento, según él asegura, para adquirir otra empresa, Epalisticia Private Equity, que a su vez adquirió el rotativo venezolano.
La empresa familiar a su nombre que dijo, textualmente, “nunca funcionó” fue parte de la estrategia de Odin para obtener la visa de inversor a su llegada a Panamá. Tecnobreaks Inc es una sucursal de la casa matriz Tecnofrenos registrada en Venezuela, con la que pretendía hacer negocios de importación.
Tecnobreaks Inc., inscrita en Panamá en junio de 2011 por el abogado José Alejandro Quiodetis, realizó una junta directiva extraordinaria en febrero de 2014, en la que Odin afirma no haber participado. En esta nueva directiva se nombró a: Eduardo Escribano López de la Osa, ciudadano español con pasaporte número AA1919496 quien tomó el cargo de presidente que anges ocupaba Odin; su padre, Carlos Eduardo Velasco, quien actuaba como tesorero, fue remplazado por José Luis Otero Basanta, otro ciudadano español, y en vez de Irmary Gómez, esposa de Odin, se nombró al señor Antonio López de la Torre, también español.
En esa misma reunión se aumentó el capital de inversión de la empresa de mil a un millón de balboas.
Llama la atención la triangulación de esta transacción, ya que en Venezuela como en Panamá, la tenencia de medios de comunicación está reservada a ciudadanos nacionales, y en este caso, todos los prenombrados son extranjeros. Y afirma que no sabe por qué ni quién utilizó su compañía para comprar el periódico.
El 5 de julio, el diario El Universal da cuenta de la entrada en la estructura accionarial de la empresa Epalisticia Private Equity, pero hasta ahí.
Cuando Odin enfrentó Quiodetis, su primer abogado, quien debió estar al tanto de los cambios directivos, adujo “errores” que en su momento no le comunicó, pero le aseguró que “repararía los daños”.
Dos meses después, el “error” sigue en pie y Odin se ha buscado otro abogado para interponer una demanda en los tribunales panameños y españoles. Así, asegura Odin, pretende limpiar su nombre: “En un artículo me identifican como testaferro y lo que me interesa es demostrar que no tengo nada que ver con esta negociación, ni conozco a los directivos que hoy representan a mi empresa, y que tampoco he prestado mi sociedad anónima para este propósito”, dijo Odin.
“La idea es que hagamos un arreglo para traspasar la empresa y recibir el dinero respectivo por la venta”, manifestó Odin, a este diario, aunque prefirió no entrar en detalles sobre el monto que resarciría los “daños” que le ha causado todo este asunto.
Las conversaciones se mantienen entre parte y parte, agregó Odin, quien aceptó haberse reunido en dos ocasiones con representantes del grupo económico que adquirió el diario para adelantar las negociaciones, pero no quiso revelar sus nombres.
La gran pregunta es si antes de que Odin reciba el dinero que reclama se conocerán las razones por las que una empresa panameña sirve para comprar un consorcio español que a su vez adquirió un diario venezolano.
Epalisticia es una compañía madrileña enfocada en; petróleo, energía renovable, medios de comunicación y bienes raíces de carácter comercial. Según la página web de Epalisticia, la empresa tiene un capital de un billón de dólares en inversiones primarias en Europa y Latino América.
En palabras cortas, Odin ahora vale más de un millón de millones, aunque solo en papel, porque afirma que a él no le han pagado ni un real por la transacción y que tampoco ha dado su consentimiento para que se efectuaran los cambios de su empresa en el Registro Público de Panamá, hecho que califica como falsificación de documentos.
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