"Vernon había decidido lo que iba a hacer", Abood

Alejandro Abood, superintendente del Mercado de Valores (SMV) entre 2011 y 2014, se separa de los hechos delicados ocurridos en la Superintendencia mientras ocupó el cargo.

En su opinión, Vernon Ramos tenía un plan el día que “abandonó su hogar” y resta importancia a la reunión de Vernon con su jefe directo, Ignacio Fábrega. Asegura que “no tenía idea” que había filtrado información secreta a FP por un espacio de tres años, mientras la casa de valores era investigada.

LA FAMOSA REUNIÓN
“El 16 de noviembre de 2012, en horas de la mañana, conversé con Ignacio Fábrega”, dice Abood. El tema eran los datos errados que contenía un documento oficial de la SMV. “Fábrega me dijo que las cifras habían salido de la Subdirección de Análisis Financiero, a cargo de Vernon. Quedamos en que le pediría ser más cuidadoso en el futuro”, asevera.

De acuerdo con la versión de Abood, la noche anterior salió de su despacho, situado en la parte central de la oficina y, a pesar de que era tarde, observó que en el salón de eventos las luces estaban encendidas. A través de la puerta de vidrio, notó la presencia de los abogados contratados por la SMV, quienes preparaban la denuncia contra Financial Pacific. “Entré, saludé a los abogados y enseguida me dirigí al ascensor. Si Vernon Ramos estaba allí en ese momento, no lo noté. Y ciertamente, pasar a saludar a los abogados no califica como haber participado en esa reunión”, se excusa Abood.

Según su versión, al día siguiente, el 16 de noviembre, día de la desaparición de Vernon, y en contra de lo que todo el mundo ha dado por hecho, él no estuvo presente en la reunión que sostuvo Vernon con Fábrega. Desde su despacho, cercano al de Fábrega y al de Ramos, agrega, no escuchó ningún grito ni insulto. “Si hubo una discusión entre ambos, ésta debió ocurrir en el despacho de uno de los dos. Si el incidente hubiese sido feo, me hubiera enterado de inmediato”, asegura Abood.

Sin embargo, la familia de Ramos tiene una versión distinta. Ellos aseguran que durante la junta de aquella mañana hubo gritos e insultos.

De cualquier forma, Vernon salió de las oficinas de la SMV con un diagnóstico de hipertensión que lo obligó a dirigirse al hospital San Fernando en busca de atención médica.

El domingo anterior, también según versiones de la familia, Vernon había llamado a su hermano Vic para confesarle, angustiado, que estaba metido en un lío grande y que “se iba para la mierda”.

SE FUE POR VOLUNTAD
Abood asegura “desconocer las razones que llevaron a Vernon a tomar la decisión de abandonar su hogar”. También desconoce el estado anímico que tenía cuando lo hizo y su paradero.

Al ex superintendente de la SMV le llaman la atención esas escenas descritas, especialmente la conversación que tuvo con su hija Jaqueline, una conversación que califica de “muy emotiva, por cierto”. “Esto ocurrió antes de la famosa conversación con Fábrega”, reflexiona. “Después, va a su casa y se despide de Vernon Michael, su otro hijo”, comenta.

“No creo que tenga tanta relevancia la discusión con Fábrega, si él, Vernon, a las cinco y media de la mañana, aparentemente ya había decidido lo que iba a hacer. Él sabe con quién se va y para dónde se va; por qué lo hace; con quién y para dónde, no tengo idea”, sostiene Abood.

Recientemente, Vic, hermano de Vernon, detalló a La Estrella de Panamá que, antes de desaparecer, su hermano le confesó a su madre: “mis jefes me quieren joder”.

¿Qué opina usted de esto?, preguntó este diario a Abood. “Sus jefes éramos Ignacio Fábrega, el secretario general Juan Manuel Martans y yo. Si tenía otro jefe afuera, no lo sé. Pero si en verdad dijo que sus jefes lo querían joder, no estaba hablando de mí”, sentencia Abood.
—¿Qué insinúa con esto?
—Nosotros sabemos que los contadores no trabajan únicamente en el Estado; salen a las cinco de la tarde y por lo general tienen otros clientes—, reitera Abood.
—Pero, tratar de deslindar la desaparición de Vernon con el caso Financial Pacific, ¿no le parece descabellado a esta altura?
—Lo que estoy diciendo es que no sé si esto tenga que ver con la institución o con algún trabajo que hubiera tenido por fuera—, puntualiza Abood.

Según Abood, desde finales de 2012 y durante mucho tiempo después, su familia temía que atentaran contra su integridad física. “Nadie puede decir que hemos sido ajenos al sufrimiento generado por esta situación”, alega Abood.

Lo que resulta curioso es por qué, si según el mismo Abood, la desaparición de Vernon habría sido por alguna razón externa a la SMV, éste temería ser objeto de un atentado contra su persona o su familia.

Ante este cuestionamiento, Abood insiste en que “no puede decir con certeza que la desaparición de Vernon esté o no relacionada con el caso Financial Pacific”.

Abood reconoce que los 35 días previos a la desaparición de Vernon fueron sumamente intensos para el personal de la SMV; tanto, que no recuerda con precisión la fecha en que lo vio por última vez. “Puede haber sido una semana antes o más”, recuerda.
—¿Cómo se enteró de la desaparición?
Abood confiesa que no fue sino hasta el sábado 17 de noviembre cuando se enteró de su ausencia:
—Yo estuve ese fin de semana en Capira y desde allá me enteré que Vernon había ido al hospital y que no sabían dónde estaba—, dice—. Pero fue hasta el lunes, cuando pisé la Superintendencia, ese día sellamos la oficina de Vernon, para que permaneciera intacta hasta que acudieran los investigadores—, acota.

En realidad, dice Abood, Vernon no era una figura clave en la investigación de Financial. “En todo caso, el que estaba en el ojo del huracán era yo”.

Y añade: “Aquí, todo lo han vinculado al caso Financial, y en realidad, yo les temí en su momento, porque eran demandas, denuncias y querellas; pero las llamadas amenazantes las recibí yo en enero o febrero de este año”.

CIENTOS DE AMENAZAS
A las dos de la mañana —a principios de 2014—, el móvil de Abood no paraba de sonar. Al responder, escuchó del otro lado una voz masculina que le decía “hasta de lo que se iba a morir”, él y su familia.

“Yo sé quién me llamó; créame, yo lo conozco. Es una persona que no tiene relación conmigo o con mi entorno. Lo que se dice, un bien mandado. Quisiera yo saber quién lo envió”, señala, aunque no quiso revelar a La Estrella de Panamá su nombre. Según su versión, la persona que lo amenazó portaba ese número desde hace años.
—¿A quién atribuyó las llamadas, entonces?—, preguntó La Estrella de Panamá.
—En algún momento me pregunté si tenía que ver con Financial, pero llegué a descartar la posibilidad porque Financial Pacific tenía ya un año fuera del mercado, aunque todavía me tocaba imponerle sanciones—, reconoce. Pero agrega que Financial no era el único caso duro que llevaba.

En aquel momento, dice, había otra tercera persona molesta por una investigación que seguíamos: “como quien dice, me la tenía velada, y le puso una queja a la Junta Directiva sobre mi actuación”, narra Abood.

Enseguida reforzó su seguridad mientras trabajaba en la SMV y asignó a su familia un expolicía, que siguió con estos tras abandonar el cargo.

Las autoridades identificaron al individuo; se le tomó testimonio y “le hicieron pasar un mal rato en el Ministerio Público. Después, la persona dejó de llamar. Después de eso, hice mi vida normal”, asegura Abood despreocupado.

Pero, según él, nunca se supo a quién le estaba haciendo el favor.

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