Tomando a su favor la renovación de las estructuras jurídicas del país, Mayte Pellegrini intentará dejar su condición de acusada para convertirse en acusadora.
La protagonista, en contra de su voluntad, del caso de desfalco de $12 millones a Financial Pacific, asegura que, para tal propósito, cuenta con evidencia nueva, almacenada hasta el momento en su computador personal.
Pellegrini dice contar con pruebas de movimientos bancarios, fechas, beneficiarios, ordenantes. Todo. Información que, afirma, le servirá para demostrar su inocencia.
Se trata de archivos que que no logró desaparecer Marcelo Kazuhiro, experto en informática que en julio pasado borró, a control remoto, información de los clientes de la casa de valores que se supone sensitiva.
En uno de los sillones de la pequeña sala del hogar materno, un lugar sencillo y acogedor en el que cumplirá su arresto domiciliario, Pellegrini habla lo que en dos años de prisión no tuvo la libertad para decir.
—Por lo general, uno guarda información cuando se quiere proteger de algo—, inquirió La Estrella de Panamá.
“En este tipo de trabajo uno se tiene que proteger; más cuando yo sabía que se estaban dando cosas ‘raras’ ”, responde la exoficial de la casa de valores.
ATENDÍA A RICA
En noviembre de 2012, Pellegrini declaró ante la Fiscalía Decimotercera que el expresidente Ricardo Martinelli era el dueño de una cuenta con la que Financial Pacific compraba y vendía acciones de la minera Petaquilla, haciendo uso de información privilegiada. Hasta el momento, la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) no ha confirmado estos datos.
—¿Por qué estás tan segura de que esa cuenta era de Ricardo Martinelli?
“Yo atendí unas seis veces a su hijo ‘Rica’ (Ricardo Martinelli)”, responde la treintañera. De acuerdo con Pellegrini, ella solía quedarse en la oficina después de las cinco de la tarde y contestar el teléfono. Esa era la hora en que llamaba ‘Rica’, tal vez dos veces por semana, rememora.
Según Pellegrini, ‘Rica’ solía preguntar: “¿Cuánto tengo en la cuenta?” “¿Cómo están las acciones?” “Pásame al broker”. Su cuenta era High Spirit, insiste.
En una oportunidad, recuerda, High Spirit recibió dinero procedente de Belice de una cuenta cifrada, una transacción cuyas características impedían determinar el nombre del ordenante, afirma.
En otra ocasión, dice, recibió una solicitud de transferencia a Japón firmada por Ricardo Martinelli. Pero su nombre no aparecía en las generales de la cuenta como persona autorizada para dar este tipo de instrucciones.
“Yo voy donde María Rodríguez (oficial de cumplimiento de la casa de valores) e Iván Clare, (vicepresidente de Financial Pacific) y les digo: ‘No puedo procesar esto porque no me aparece la firma como autorizada en la cuenta’ “. Según Pellegrini, ellos respondieron: “Procesa eso, si él es el dueño de la cuenta”.
A pesar de la orden de sus superiores, ella se negó a hacer la transferencia temiendo ganarse un problema.
“Demoré esa transacción casi una semana y media y me gané una regañada de padre y señor nuestro. ‘Rica’ llamó enfadadísimo porque había perdido una inversión por mi culpa”, cuenta. La operación era, según Pellegrini, por $800 mil.
—¿Qué tal si es otro nombre el que aparece al frente de esta cuenta?—, preguntamos.
“Cuando llegaron los papeles de la cuenta High Spirit, nunca figuró Ricardo Martinelli, sino un abogado y dos personas más. Me vine a enterar de que era de Martinelli porque era él quien llamaba a pedir el saldo y yo era quien lo atendía”, reitera.
Pellegrini habla sin miedo. Se le ve muy segura de lo que dice. Es más, promete que en el futuro aportará datos puntuales de las transacciones.
Dice que la cuenta “no fondeó mucho, pero si sacó dinero”, unos $6 millones, calcula. La mayoría iban para el extranjero.
FINANCIAL PACIFIC Y EL PAN
Después del destapón de la posible malversación de cientos de millones de dólares en el Programa de Ayuda Nacional (PAN), Pellegrini esboza la hipótesis de que los dineros en efectivo despositados en los bancos de la localidad, producto de las coimas a los funcionarios del PAN, pudieron haber tenido relación con Financial Pacific.
Sostiene con determinación que mientras ella trabajó en la casa de valores por sus manos jamás pasó efectivo.
Sin embargo, sí se percató, al revisar la banca en línea, de varios depósitos en efectivo. Al cuestionar este hecho, se le respondía que “el cliente no sabía” y se aceptaba el efectivo.
No eran muy frecuentes estos depósitos, aclara Pellegrini. “Por lo general iban por los $50 mil o $60 mil”, dice.
“Los bancos también se molestaban”, dice.
Un hecho que llama la atención en el proceso de liquidación de la casa de valores es que más de la mitad de los clientes no han asomado la cara para reclamar su dinero, muchas cuentas están a nombre de sociedades anónimas.
Al preguntarle a Pellegrini sobre esto, indica: “A nadie se le olvida que tiene un millón de dólares. Si yo no reclamo un dinero es porque yo sé que me va a traer problemas”.
A su parecer, el Amparo de Garantías que aceptó la Corte Suprema de Justicia en noviembre de 2012 a favor de Valdés y Clare “sirvió para que no se descubrieran más de cuatro cosas en la casa de valores”.
Asombrada, expresa que no solo esos archivos desaparecieron. Dice que las conciliaciones bancarias que ella hacía no existen en Financial Pacific. Se trata de papeles físicos que la SMV no logró ubicar en sus inspecciones, expresa.
Cuando ella se enteró de esta irregularidad, mostró una foto a sus abogados, también la presentó en la fiscalía, donde aparecíaella trabajando y al fondo una pared enorme llena de conciliaciones bancarias. "Yo digo, estas son las conciliaciones y ya no existen, no estaban en Financial Pacific cuando entró la SMV" , manifiesta Pellegrini.
La acusada especifica que se trataba de transacciones y cheques originales. "Acuérdese de que Valdés y Clare dicen que yo falsifiqué los cheques, pero ¿cuál es la forma de comprobar si un cheques es falso o no? Pues teniendo el original. Y el original estaba en la conciliación”, dice.
—Valdés la culpa de borrar los cheques con un tape. Afirma que de esa forma transfirió el dinero a sus cuentas.
“Él es quien lo dice, ¿no?”, responde en forma irónica. Luego agrega, “esa fue la quinta versión que utilizó”.
—¿Por qué razón la culparían a usted del desfalco entonces?
“En primer lugar, porque yo no estaba en Panamá, estaba en Brasil. Para ellos era más fácil culpar a alguien que estaba afuera. En segundo lugar, porque la SMV se dio cuenta de un faltante, y ellos sabían lo que podían afrontaban. Había que buscar un culpable. Y esa fui yo”, puntualiza.
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