Raúl Castro y Barack Obama, durante su encuentro privado.
El hielo entre Cuba y Estados Unidos se va derrite poco a poco en suelo panameño. Raúl Castro y Barack Obama sostuvieron un encuentro privado por una hora y veinte minutos en el centro de convenciones ATLAPA después de la primera plenaria de la VII Cumbre de las Américas.
Fue una cita cordial y de respeto, según el ministro de relaciones exteriores de la isla Bruno Rodríguez, en la que se hablaron de varios temas. Entre ellos dos puntos imperdonables para los cubanos: la exclusión de la isla de la lista de países colaboradores con grupos terroristas, y que el norte levante el bloqueo económico impuesto por casi seis décadas.
Cuba aprecia los pasos que ha dado el gobierno de Obama en relación a pequeñas modificaciones efectuadas en el aspecto del bloqueo, “van en una dirección positiva”, dijo el canciller. Pero no es suficiente, “espero que de la misma manera en que se ha comprometido con el Congreso a levantarlo este mismo año, nosotros esperaríamos también que el presidente utilice sus amplias facultades ejecutivas para producir cambios sustanciales en el tema del bloqueo” agregó el canciller.
Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez.
De acuerdo a Rodríguez, una vez que concluya la fase de las relaciones diplomáticas y apertura de embajadas, que podría ocurrir una vez que se avance y haya un contexto propicio, regional apropiado, un avance en las relaciones de los Estados Unidos con todos y cada uno de los países de américa latina y el caribe, podrá fijarse fecha para la segunda etapa. Este segundo trayecto será “seguramente largo, difícil y complicado” en palabras de Rodríguez, y abarcará temas varios: ciber seguridad, narcotráfico, conservación del medio ambiente, prevención del cambio climático, cooperación en temas sanitarios.
Cuba, indicó Rodríguez, ha puesto “cero conditions” a los norteamericanos para el restablecimiento de las relaciones, y aunque no hay fecha para un segundo encuentro, según el canciller será “pronto, muy pronto”.
El cubano señaló que uno de los mayores problemas en este proceso es que los norteamericanos desconocen lo que ocurre en la isla. Ambos gobiernos conocemos mejor nuestros respectivos intereses, los límites de nuestras diferencias y hemos encontrado cosas en común en la disposición de tener un comportamiento civilizado que respete nuestras diferencias pero que este orientado a establecer relaciones en el interés de nuestros pueblos.
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