El prometedor negocio de la venta de oro en Petaquilla Gold se apagó más rápido que el tiempo que los inversionistas estimaron para recuperar su dinero en la bolsa de valores de Toronto.
Las reveladoras declaraciones de Raúl Ferrer, excolaborador del empresario Richard Fifer, a cargo de la dirección de la mina, muestran un desorden administrativo y financiero en la empresa de proporciones inmanejables. Ferrer acusa a Fifer de haberse apropiado de veinticinco millones de dólares de la empresa y enviarlos afuera de Canadá, sitio donde se vendía el oro que se exportaba de la mina panameña, sin que Petaquilla Gold conociera rédito de las ganancias.
A sus cuarenta y un años de edad, Ferrer se queja de que él mismo perdió un millón de dólares que “había ganado con mucho esfuerzo” cuando las acciones de la empresa se bajaron en caída libre hasta valorarse en un centavo la acción, precio con el que ahora mismo se cotiza en el mercado.
El nombramiento de Ferrer en la junta directiva de Petaquilla Minerals, LTD. (empresa madre de las subsidiarias; Petaquilla Gold y Panamá Desarrollo Infraestructura PDI) siempre ha sido cuestionado por supuestamente estar vinculado al expresidente Ricardo Martinelli, y servir de instrumento para obtener información privilegiada para comprar y vender acciones de la empresa, lo que en el lenguaje financiero se conoce como “insider trading”. Ferrer lo niega rotundamente.
Asegura que su nombramiento en noviembre de 2009, justo cuando el gobierno había dado luz verde a Petaquilla Gold para comercializar y exportar oro, fue casual. Explica que Fifer le había propuesto a un gran amigo suyo, José Raúl Arias (ya fallecido), ser parte de la directiva. Sin embargo, el padre de éste le sugirió que no tomara el cargo por su posición de broker o corredor de valores. Fue cuando José Raúl Arias compartió la idea con Ferrer y éste aceptó. La experiencia, reconoce ahora, se convirtió en una pesadilla.
“Hicieron una reunión de accionistas, votaron y se decidió quiénes iban a ser los directores. En cierta forma, esta nueva sangre era un aire para Fifer que vendió la idea al grupo que había financiado la empresa de que vendrían mejores días con la renovación de la directiva”, asevera Ferrer, que habla por primera vez del tema a la prensa.
“Yo no sé quién compraba ni quién vendía. Cualquiera puede hacer esto, es incontrolable”, justifica. “ Yo no te puedo decir a ciencia cierta si Martinelli compró o no acciones de Petaquilla. Lo que sí estoy 99% seguro es que si compró acciones perdió su plata”, acota.
Confiesa que conoce al exmandatario Martinelli, pero insiste, “él no me nombró en Petaquilla, el Gobierno no nombra directivos”.
Ferrer culpó a Fifer de haber utilizado el dinero de los accionistas de Petaquilla Gold para comprar acciones de la empresa española Iberian Resources Corp., una compañía canadiense propietaria de la totalidad de las acciones de Corporación de Recursos Iberia, titular de los derechos mineros del depósito mineral ubicado en Huelva, España, “pero que al final resultó un fiasco. El Gobierno español retiró la concesión a Fifer”, manifiesta Ferrer.
Antes de que esto sucediera, Ferrer preguntó al empresario y geólogo si los rumores sobre la situación de la concesión eran ciertos. “Me dijo que todo era falso, y después de dos semanas salió en Bloomberg el anunció de que habían cancelado la concesión”, apunta. Muestra los papeles del banco y los lee: “Petaquilla Minerals 951,500 acciones a 0.67 centavos precio de compra, valor actual 0.02 centavos. En Prival que era Mundial (casa de valores) yo tenía 1,248,000 acciones que me costaron 0.34 centavos, perdí $382 mil”.
Ferrer parece víctima de una broma inocente. Afirma que a Fifer no le importaba el comportamiento de las acciones porque cada mes cobraba sesenta mil dólares de salario. Él mismo reacciona como si se acabara de enterar del monto: “yo le preguntaba a Fifer cómo era posible ese salario si no había plata para pagar las cosas de la empresa”. Según Ferrer, cuando él cuestionó a David Kaplan, director y miembro del comité de compensación de Petaquilla Minerals, acerca del contrato “leonino” que había firmado con Fifer, renunció al día siguiente.
Kaplan envió a Ferrer los estados de cuenta de la tarjeta de crédito corporativa que reflejaba gastos excesivos de Fifer. Muestra los papeles como prueba de su testimonio. “Restaurantes, joyas, viajes frecuentes a Nueva York, Londres y se quedaba en los mejores hoteles”, relata Ferrer. El exdirectivo explica que “de las ventas de oro en Canadá solo enviaba a Panamá lo mínimo como para mantener en funcionamiento la empresa”.
La situación financiera estaba de mal en peor, requerían de una inyección de capital y Ferrer afirma que la mayoría de los inversionistas esperaban que la empresa se vendiera. “Era el sueño de todos”, explica. Añade que “todos los meses Fifer decía que tenía un financiamiento y no lo conseguía. Con tal de tener control enredaba a los posibles clientes y no vendía, quería seguir ordeñando la vaca”, indica Ferrer.
¿Por qué no renunció entonces?
-Lo intenté varias veces en 2013.
Ferrer declara que estaba próxima a celebrarse la renovación de la junta y para evitar que que su salida se interpretara en el mercado de valores como otro golpe para la empresa decidió pedirle a Fifer que no lo nominara, pero lo nominó sin su consentimiento y fue elegido.
“Petaquilla fue mi peor error”, repite Ferrer, quien reamata con la frese que sentenció para siempre la explotación de Petaquilla: “Para mi, Richard Fifer no solamente es un ladrón, es un estafador”.
Este diario está a la espera de una reacción de Richard Fifer.
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