Panamá tiene una baja eficiencia en educación a pesar de que invierte el 4% del PIB. La innovación, revisión de la Ley Orgánica y Carrera Docente están en la lista de pendientes
Finalizado el ciclo escolar de este año, las autoridades educativas calculan que aproximadamente un 5% de los alumnos que asisten a escuelas oficiales reprobarán el año. La mayoría de ellos del área de premedia. A estos 40 mil alumnos, se sumarán otros 24 mil (2.5% a 3%) que desertarán del sistema y engrosarán la lista de jóvenes que ni estudian ni trabajan (Ninis).
La cifras preliminares se basan en la experiencia de 2014. A pesar de lo anterior, en el mismo periodo de tiempo, 38 mil estudiantes que habían abandonado la escuela, ingresaron al sistema educativo motivados por el subsidio de la “beca universal” que brinda el gobierno, en primaria $270, premedia $360 y media $450 al año.
La mitad de los jóvenes panameños que comienza la secundaria no la termina, cifra que para el 2014 fue de 13,129 considerados como nuevos “Ninis" que ya suman 222 mil a nivel nacional.
Por otro lado, el 95% de los jóvenes humildes que culmina educación media (en 2014 se graduaron 29,6074) se ven forzados a incursionar en un mercado laboral que entre el 2009 y 2014 exigió 45 años de edad y 13.3 años de escolaridad, "condenándoles", por ende, a una vida de informalidad y temporalidad laboral. Jóvenes vulnerables a iniciar una vida delictiva como medio de subsistencia. En contraste, 64% de los jóvenes de clase media y alta ingresa a la universidad antes de cumplir 25 años.
Los datos anteriores envían un mensaje muy claro a los tomadores de decisiones en el gobierno. El país requiere de una transformación del sistema educativo. La tarea más importante consiste en colocar a la educación como uno de los principales problemas a resolver porque de lo contrario, como ya lo advierten los especialistas, tendremos “graves problemas en el futuro”.
Para lograr esto, es necesario un compromiso para enfrentar los grandes retos que han quedado rezagados por varias administraciones. “Todavía tenemos pendiente la reforma a la Ley Orgánica, la aprobación de la Carrera Docente que no se ha atendido, ésta última importantísima porque regula la relación con los educadores, protagonistas de la educación”, asevera Juan Planells, director del Centro Nacional de Competitividad.
Planells puede dictar cátedra sobre las brechas laborales que persisten entre educación y oportunidades laborales. Solo como dato adicional, entre el 2012 y 2015, la población de jóvenes de 15 a 29 años aumentó en 34,325 personas, de las cuales, el 75% ingresó a un centro educativo. Sin embargo, las plazas laborales para este segmento de la población se redujeron a 1,026 puestos, como resultado de esta realidad, unos 19,151 jóvenes se transformaron en nuevos “Ninis”, 89% de ellos hombres.
La carrera docente “pretende establecer cómo será el docente a futuro en materia académica, las condiciones laborales para los maestros que enseñan en áreas de difícil acceso y zonas rurales, además de establecer el pénsum académico y establecer categorías a los profesores según los estudios que tengan”, señaló la maestra Juana López, secretaria general de la organización Magisterio Panameño Unido.
La docente considera que el tema ha quedado en segundo plano, entre otras cosas, porque el documento exigiría un aumento salarial cada cierto tiempo. Al mismo tiempo estipularía sistemas de evaluación propia y actualización académica de los docentes.
En el mundo educativo no se habla de otra cosa más que de actualización en los procesos de enseñanza, la modernización del sistema, y las novedades pedagógicas.
Por ejemplo, la Organización Económica para la cooperación y el Desarrollo (OCDE) plantea las matemáticas críticas para sociedades innovadoras. Precisamente una de las materias que presentó deficiencias en el aprendizaje según los resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Terce) revelados recientemente por el Ministerio de Educación. El estudio indica Panamá sigue estando por debajo de la media Latinoamericana. que a los estudiantes de tercero y sexto grado no se les hace fácil definir una palabra o un sinónimo. Tampoco saben identificar palabras específicas en un párrafo.
En el 2018 Panamá se avoca a medir una vez más a los estudiantes en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (Pisa), evaluación que ha pospuesto en dos ocasiones.
La OCDE sugiere pedagogías metacognitivas que entrenan de forma explícita a los estudiantes a "razonar sobre su propio razonamiento” durante el aprendizaje. Pueden ser utilizados para mejorar no sólo el rendimiento académico (conocimiento del contenido y la comprensión, la capacidad de manejar los problemas no familiares), también resultados afectivos como la reducción de la ansiedad o la mejora de la motivación. Esta fuerte relación entre los resultados metacognición y escolaridad tiene implicaciones para la comunidad educativa y los responsables políticos. El razonamiento ha sido una de las grandes debilidades del aprendizaje panameño acostumbrado a memorizar antes de analizar.
Los pasos para lograr una transformación, empero, son paulatinos. Buena parte del 2014 y 2015 el Ministerio de Educación (Meduca) se preocupó en mejorar las infraestructuras escolares y afrontar viejos compromisos salariales con los docentes.
En cuanto a la calidad de la educación, “desde mediados de 2015 se implementó el proyecto insignia aprende y emprende al máximo compuesto por varios ejes para mejorar la ciencia, matemáticas, español y comprensión lectora, aparejado con Panamá bilingüe”, indica Mario Rodríguez Santos, director General de Educación del Meduca.
Rodríguez abriga la esperanza de que las innovaciones que pretende instalar esta administración, den resultados positivos. Entre ellos destaca un nuevo sistema de evaluación del uno al diez, en vez del uno al cinco. Este nuevo sistema, añade Rodríguez, debe incorporar el saber ser, hacer y estar, en lugar de memorizar. Agrega el funcionario que la carrera docente debe ser un tema de Estado, y en enero, se convocará a la empresa privada y los docentes para iniciar los debates.
Aunado a esto, es necesaria una revisión de los recursos que el Estado reserva para la educación. “Por ahora se destina el 4% del Producto Interno Bruto, sin embargo, las evaluaciones muestran una muy baja eficiencia.
El 95% del presupuesto del Meduca se destina a funcionamiento. “Los otros temas tienen que ver con mejora a infraestructura”, explica Rodríguez.
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