La discusión sobre las políticas contra la droga que deben implementarse en el mundo, especialmente en América Latina, y las posibles alternativas de reforma a un sistema fracasado han acaparado las páginas del anuario de la Seguridad Regional en América Latina y el Caribe 2015, elaborado por la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, que se presentó ayer en Panamá frente a un nutrido grupo de intelectuales.
El mundo, según el informe que hace un análisis pormenorizado a la situación de la región, incluyendo Panamá, hace énfasis en que un mundo sin drogas no es alcanzable, dado que las sustancias han sido y seguirán siendo parte de la humanidad. Aunado a esto, las políticas prohibicionistas no han logrado reducir el consumo ni mejorar la salud pública.
En este sentido, las propuestas alternativas de política pública que incluyen la despenalización del porte de drogas para uso personal se han multiplicado.
Con respecto al caso de Panamá, la crítica va dirigida a los recursos invertidos en seguridad y los pocos resultados obtenidos.
Los países no han interiorizado la necesidades sociales de la colectividad marginada que constituye un caldo de cultivo y fuente para la expansión e ingreso de nuevos miembros al crimen organizado, encargado del tráfico de droga, armas, y personas.
El informe indica que en Panamá hay una alta corrupción a la que se suman las grandes empresas y organizaciones transnacionales que facilitan y encubren acciones del crimen organizado. En la última década, el blanqueo de capitales se ha incrementado en toda la región principalmente en Estados Unidos, Costa Rica y Panamá, se lee en el anuario.
Añade que a pesar de la gran cantidad de dinero que se ha invertido para contrarrestar el crimen, éste continúa porque el país carece de una política integral continuada en el tiempo.
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