De ese porcentaje, el 15% se registra en puestos gerenciales, un avance sustancial para las mujeres que ven al estudio como una vía de superación para desatarse de los paradigmas inactivos y marginales
¿Por qué razón, si la educación es la misma, y las mujeres tienen más “barreras”, éstas han logrado ocupar el 15% de la fuerza laboral gerencial?
“La mujer ha dado lección de un contundente ejemplo de superación en el campo laboral”, reflexiona el consultor empresarial René Quevedo. Explica que Panamá es “uno de los países más desiguales de Latinoamérica y que desde el 2003 vive una bonanza económica donde convergen altos niveles de crecimiento, generación de empleo y alienación social (particularmente de jóvenes), y resulta irónico que uno de sus colectivos que ha sido históricamente marginados, represente un contundente ejemplo de superación”.
Algo está pasando en las mujeres que han rebasado a los varones en este campo.
Las cifras son contundentes, aunque muestran que aún hay un gran trabajo por delante. “La mujer es “minoría en el empleo y mayoría en la desocupación. A pesar de esta desventaja, el machismo y la discriminación existentes en el campo laboral, así como tener que asumir responsabilidades familiares y la crianza de sus hijos, hay 237,140 mujeres ejerciendo posiciones gerenciales y profesionales, 31,433 más que los hombres”, enfatiza Quevedo quien utiliza datos de la Contraloría General.
Es decir, del 2005 a la fecha, la participación de la mujer en cargos de responsabilidad en el ámbito laboral aumentó 11 puntos porcentuales en coparación a los hombres que registraron 6 puntos. “Sustentando de manera clara el ascenso femenino a puestos de jerarquía organizacional, a una tasa de casi el doble de sus homólogos masculinos”, explica Quevedo.
Morabia Guerrero, presidenta de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas (APEDE), lo ha constatado personalmente. En su organización el 25% de las socias son mujeres; sin embargo cuando “ingresé a la APEDE hace 21 años, éramos menos del 5%”, recuerda.
Guerrero considera que hay una serie de factores que han hecho posible este avance. “Diría que el más importante es que nos estamos atreviendo a ser líderes. A salir del grupo tradicional y participar activamente, no en el rol pasivo, eso nos está llevando a que la cifra haya aumentado”, indica.
Estamos conscientes que aún no hemos logrado nuestra meta, agrega la ejecutiva quien aporta un dato interesante: “Si se compara en carreras no tradicionales y maestrías hay más mujeres preparándose, pero en el campo laboral no ha mejorado en proporción con la cantidad de mujeres que terminan la universidad”.
No obstante, las proyecciones indican que las mujeres continuarán destacando en puestos importantes “porque los frutos los veremos por nuestra preparación”, añade Guerrero.
Frutos que también se reflejarán, según Guerrero, en puestos de la administración pública y la política con más ahínco en los próximos años.
En las aulas universitarias la proporción es de dos mujeres por un hombre. “Hoy día las mujeres tienen mayor interés en el estudio, se sienten que pueden mejorar su estatus y seguridad a través de la preparación académica, es una herramienta para avanzar en la vida”, comenta el rector de la Universidad de Panamá, Gustavo García de Paredes.
Otro factor que contribuye a estas estadísticas es que los hombres, por la necesidad de cumplir con su compromiso como proveedores del hogar, han optado por carreras técnicas o de tipo operativo, y las mujeres están más preocupadas por su superación.
En las damas se aprecian, según Quevedo, “más capacidades blandas, por ejemplo, son más responsables, puntuales, detallistas, toman en serio el trabajo y la idea de superarse”.
Por otro lado, en la sombra de este triunfo colectivo, aparece otra cruda realidad. Existe una gran cantidad de mujeres que no trabajan ni estudian. Se cuentan 849,284 personas mayores de 15 años en esta condición (total de Ninis en todas las franjas de edad), de las cuales el 74% son mujeres.
Proporción: 3 mujeres por cada hombre Nini, 26% de estos Ninis tiene entre 15 y 29 años haciendo un total de 222,331. Lo que limita a las mujeres principalmente para optar por un trabajo es el cuido de sus hijos.
La mujer cuando se entusiasma y quiere trabajar está más consciente que los hombres, “el reto es cómo inducir a la masa de mujeres inactiva para que ingrese al campo laboral y también sirva de aliciente a los empresarios a dar más espacios laborales”, apunta Quevedo.
Orlando Allard, presidente del Consejo del Sector Privado para la Asistencia Educacional (COSPAE), explica que “la mujer, en términos de competencias blandas o interpersonales, le lleva una gran ventaja a los hombres, lo que les ayuda a conseguir un empleo antes que a ellos”.
En COSPAE “tenemos muchos programas, no específicos para las mujeres, pero su participación es alta, tal vez no al nivel de los varones. Como en programas de mecánica o soldadura, la participación de la mujer es menor, Les interesan programas más genéricos”, dice Allard.
Allard coincide en que las mujeres parecieran tener más responsabilidad que los varones; no faltan, llegan temprano, se comunican mejor, esto les da un bono sobre los hombres quienes se interesan en oficios más rudos donde aprenden, exhiben competencias técnicas, y las aplican”, indica.
PATRICIA YANES
"No hay limitación intelectual". Patricia Yanes se atrevió a participar en uno de los campos generalmente reservado para los varones.
Trabaja desde el 2008 en el Instituto de Investigaciones científicas y servicios de alta tecnología (INDICASAT). En el laboratorio donde Yanes haces sus investigaciones ahora resaltan los cabellos largos y las faldas.
Yanes se define como una cubana-panameña. Es graduada en licenciatura en bioquímica y tiene un doctorado en microbiología e inmunología. Estudió la licenciatura en la Universidad de La Habana, Cuba, y el doctorado en Brasil en la Universidad Federal de Río de Janeiro.
La mujer está entregada en obtener un medicamento antiinflamatorio a partir de compuestos naturales o sintéticos en búsqueda de moléculas que tengan la capacidad de reducir la inflamación producida por el Alzheimer y contra la Leishmania (Viannia) panamensis.
Para ello se pasa 10 horas de día en el laboratorio. “Trabajo las horas que sean necesarias”, afirma.
Esto ha retribuido en frutos. El año pasado fue galardonada con el TWAS-APANAC young investigator (The World Academy of Science for the Advancement of Science in Developing Countries) como la investigadora joven más destacada en su campo.
“No estoy tan convencida de que en mi época eran carreras ocupadas por hombres, pero mi mayor desafío fue después de que tuve hijos. Antes uno puede trabajar las horas que sean necesarias, pasaba doce horas en el laboratorio, pero ahora hay que dedicar mucho tiempo a los hijos, y eso para mí ha sido un desafío”, manifiesta Yanes. Reconoce que ha logrado el punto medio, pero desde el punto de vista profesional “no voy al mismo ritmo que iba antes”.
En Indicasat, el salario es igual para hombres y mujeres, se establece de acuerdo al currículum de los postulantes. “Desde que trabajo en el Instituto ha sido así, antes tenía una beca y también era igual para los estudiantes”, añade Yanes.
A juicio de Yanes, no hay límite para la mujer: “quienes estudiaron pueden llegar a donde quieran, hemos alcanzado muchas cosas, desde el punto de vista profesional somos muy competentes no hay limitación intelectual por el hecho de ser mujeres”.
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