Vicente García, vicepresidente de ventas globales en Latinoamérica de SAP, condenado a veintidós meses de prisión en Estados Unidos, relató a un agente su esquema para lograr contratos millonarios pagando sobornos a funcionarios y un particular panameños
El 14 de abril de 2014, el agente del FBI Stuart Andrew, junto a sus colegas del IRS (autoridad recaudadora de impuestos en Estados Unidos), arribaron a las oficinas de SAP en Miami, Estado de Florida, con un propósito específico: corroborar sus sospechas sobre el pago de sobornos a funcionarios panameños a cambio de jugosos contratos. El relato que a continuación se describe resume las declaraciones de este agente ante la Fiscalía Sexta Anticorrupción.
Los agentes habían detectado que uno de los altos ejecutivos de la empresa, Vicente García, vicepresidente de ventas globales en Latinoamérica de SAP, había intercambiado correos electrónicos con otras personas que delataban su conducta criminal.
Los primeros indicios se obtuvieron de la operación Hewlett Packard, que relacionaba sobornos a otros países, no a Panamá. Entre los correos de García uno en especial llamó la atención de los inspectores. En el correo García pagaba un viaje a México para Eduardo Jaén, entonces Administrador de la Autoridad de Innovación Gubernamental. El hecho llamó la atención de los agentes por infringir la Ley de Prácticas Corruptas en el extranjero.
En febrero de 2010, cuando SAP pretendía, a través de un distribuidor en Panamá, amasar un millonario negocio con el gobierno panameño, García intercambió correos electrónicos con Jaén para idear cómo podía escaparse una semana a tierra azteca mientras en Panamá se celebraban los carnavales.
Jaén quería una carta de invitación para justificar el viaje, y García se la hizo.
Al llegar a SAP Miami, los investigadores fueron recibidos amablemente por la gerencia, que ya estaba al tanto de su visita y les habían proporcionado los correos de García previamente, pero García desconocía el por qué de la presencia de los investigadores.
Los agentes se entrevistaron con García y le encararon los hechos. García podía retirarse del salón cuando él lo quisiera, el encuentro con los investigadores era completamente voluntario, pero se quedó sentado en el salón de reuniones por 6 horas.
Los representantes del FBI y del IRS pidieron a García que les explicara la naturaleza del negocio de SAP, y entre una cosa y otra los investigadores lo llevaron al tema de Panamá. Le mostraron sus propios correos. García negó los sobornos.
La reunión transcurría en un ambiente cordial, pero eventualmente se tensó porque los agentes presionaron a García evidenciando que los correos hablaban de sobornos a funcionarios panameños. Luego, García se contradijo en ciertos aspectos. Después de cuatro horas de transcurrida la entrevista las respuestas no concordaban con los sus correos. El hombre de 66 años hizo una meditada pausa, descubierto por completo, aceptó que sobornó a funcionarios para adquirir los contratos.
Fue en ese momento cuando los agentes, que ya tenían avanzadas las pesquisas, compararon sus hallazgos con la descripción de los sobornos confesados por García y a quiénes se había beneficiado.
Esa misma tarde, García entregó a los agentes una declaración escrita con su puño y letra donde confesaba lo sucedido.
Entre García y Jaén hubo un intermediario, Carlos Bissott (q.e.p.d.). Bissott y Jaén crecieron juntos, eran muy buenos amigos y éste se ganaba la vida con una compañía pequeña llamada True Marketing que a su vez tenía un socio, Carmelo Bustamante.
Cuando el FBI analizó los correos de García se percató que Bissott y García tenían varios negocios potenciales en Panamá, incluyendo uno millonario con la Caja de Seguro Social, uno más con la Caja de Ahorro y otro con la Autoridad Marítima de Panamá, pero este último no se consiguió. En total tenían un valor de $20 millones.
Para asegurar sus negocios, García y Bissott sabían que había que pagar comisiones o sobornos a oficiales del gobierno panameño.
Una tercera empresa estaba involucrada en el negocio además de la compañía de Bissott. Esta compañía era más grande dentro y fuera de México. Una subcontratista dedicada a la reventa de software. La misma era un puente para las transacciones ya que SAP no tenía la licencia y tampoco las conexiones con el gobierno para distribuir en Panamá.
Esta empresa es Advanced Consulting. Dos personas eran claves en esta última: Alejandro Castrejón (de nacionalidad mexicana, amigo cercano de García que solía trabajar para SAP y el gobierno panameño según el testimonio de García) y Mauricio Deveaux, mexicano, jefe de Castrejón.
La trilogía de empresas, Advanced Consulting, True Marketing y SAP podía tomar dos rutas para complacer las comisiones o sobornos.
Así que García se encargó de hablar con Eduardo Jaén, una vía para el negocio. La segunda era a través de un representante de la “familia” de Martinelli que era Roni Mizrachi. Según el testimonio de García, Bissott le describió a Mizrachi como la llave para concretar el negocio.
En febrero o mayo de 2010, según la declaración de Stuart ante la Fiscalía Sexta Anticorrupción que investiga el caso, se reunieron por primera vez García y Mizrachi. En esa reunión, según García, Mizrachi le dijo que era cuñado del presidente Ricardo Martinelli y que él podía conseguir que SAP se hiciera de los contratos.
El agente del FBI describe que Bissott y García comenzaron a hacer negociaciones y enviarse correos entre sí. El contenido supuestamente era la comisión que le tocaría a cada uno. En los correos describen que Bissott le pagaría a Jaén de su porcentaje y Advanced Consulting le pagaría a Mizrachi. García recibió un retorno monetario fuera del negocio.
En la primavera de 2010 se afiló el lápiz; comisiones y el monto del contrato con la CSS y hasta que punto SAP podría reducir el porcentaje del contrato.
Según García, Mizrachi le dijo que era capaz de controlar el tráfico y la oficina del entonces presidente.
Después de la reunión con Mizrachi, García le dijo a Bissott que el negocio podría arrastrar problemas, que era mejor echarse para atrás.
Pero no fue así. En junio de 2010, García vio un contrato en blanco que tenía instrucciones de cómo mandar transferencias bancarias a las cuentas de Mizrachi en las Islas Vírgenes Británicas.
No obstante, el abogado de Mizrachi, Silvio Guerra, ha echado por tierra esta versión. Asegura que su cliente no recibió sobornos de ningún tipo, y que tampoco dijo a García que él representaba a la familia “real”, o que fuera la entrada para canalizar cualquier negocio con el mencionado, y que Mizrachi tampoco es cuñado del expresidente Ricardo Martinelli.
García entendía que Advanced Consulting le iba a pagar a Mizrachi, originalmente Jaén quería 2% del contrato, pero eventualmente eso fue negociado a 1%. El pago total eran $150 mil para Jaén que serían pagados por la compañía de Bissott True Marketing. García cree que Mizrachi quería el 10% que le pagaría Advanced Consulting.
El contrato con la CSS era de aproximadamente $14.5 millones. SAP concretó el negocio con Advanced Consulting para que lo revendiera a Panamá con un descuento de 82%. El software no era muy costoso producirlo, así que se podían recibir buenas ganancias con ese descuento.
Según el agente del FBI el descuento regular era de 70%, pero García insistió con sus jefes que debían recibir un descuento más alto para poder abrir negocios en Panamá. Sin embargo, era una argucia de García, pues el alto descuento le daría un margen para pagar los sobornos sin sacrificar sus ingresos.
La filial de SAP en el Estado de California, Estados Unidos, aceptó el negocio, no levantaba sospechas o algún acto ilícito la versión ofrecida por García, a pesar de que éste le ocultó a la empresa que del alto porcentaje que recibió de descuento, se quedaría con una jugosa tajada, $125 mil.
Después de haberse confesado con los agentes del FBI, García contrató a un equipo de abogados que negociaron su cooperación a cambio de pagar menos tiempo en la cárcel.
En el 2015 García se paró delante de un juez federal estadounidense y se declaró culpable por infringir la Ley de Prácticas Corruptas en el extranjero (Foreign Corrupt Practices act) por haber sobornado a los panameños. El juez Charles Breyer lo condenó a 22 meses de prisión y a pagar una multa de $125 mil.
El agente del FBI mencionó que el Director de la Caja de Seguro Social Guillermo Sáez Llorens, y Carlos Tasón, exjefe de la Dirección de Transformación e Innovación de la CSS, estuvieron a cargo del proceso de licitación. Tasón fue detenido preventivamente el jueves pasado después de haber rendido indagatoria ante el Fiscal Aurelio Vásquez, a cargo de la investigación. El exdirector de la entidad fue indagado el lunes y recibió una medida cautelar que le obliga a reportarse una vez por mes en la Fiscalía.
Una de las pruebas que pesan contra Tasón son los estados financieros de Advanced Consulting, que reflejan, según la investigación, que recibió dinero producto de los sobornos. Estas pruebas, no obstante, se encuentran en manos del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Para incluirlas en el expediente, la Fiscalía debe recurrir a los canales protocolares y solicitarla al país del Norte.
García le explicó al agente del FBI que conoció a Mizrachi. Pero en realidad, fueron Bissott y Castrejón quienes tenían la idea de que Mizrachi era el intermediario y cuñado del presidente, la llave para que la presidencia aprobara los contratos, específicamente con la CSS, Advanced Consulting y True Marketing.
Los norteamericanos se basaron en los correos electrónicos obtenidos legalmente, que detallaban el pago de sobornos, y también el detalle de la confesión de García.
Según el agente del FBI, los pagos de los sobornos se efectuaron a través de transferencias bancarias en el Banco Popular y Banco Inbursa.
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