La primera línea de crédito

El último día del año 2012, Rodrigo Arosemena subgerente de la Caja de Ahorros, dio luz verde a un desembolso de $9 millones, como parte de un préstamo de financiamiento para la construcción del Centro de Convenciones situado en Amador. La empresa encargada del fallido proyecto era HPC-Contratas-P&V, que a través de uno de sus gerentes, Manuel Morales, presidente de la empresa, solicitó la línea de crédito a varios bancos del país por la suma de $193 millones.

Voldy Wedemeyer, gerente de crédito corporativo de la Caja de Ahorros, envió un mail a Arosemena pasados unos minutos del medio día del 12 de diciembre en el que elevó la solicitud del cliente, quien requería el dinero para ese mismo día. Arosemena, le respondió unos minutos antes de la una de la tarde, con su aprobación.

EL USO DEL DINERO
El primer cheque de gerencia que se confeccionó como parte de la línea de crédito, $7 millones estaba destinado a pagar a un arquitecto. Así lo indica una comunicación enviada por el presidente de la empresa HPC-Contratas-P&V Manuel Morales a Wedemeyer.

Previamente, Wedemeyer, había inquirido a Morales el propósito del uso de estos dineros.

El segundo cheque por un monto de $1.1 millones se utilizaría para la compra de acero. Y con el tercer cheque, ésta vez por $850 mil, Morales indicó que se compraría equipo.

La solicitud tenía como condición que debía acompañarse de una serie de requisitos exigidos por el banco: escritura pública donde constara el contrato de préstamo del cliente firmada por el deudor y el garante hipotecario pendiente de firma del subgerente para inscribirla en el Registro Público; una revisión de la Caja de Ahorro del plan de trabajo que había presentado la empresa pero que se presentó en forma muy general, por lo que la entidad crediticia solicitaba más detalle al consorcio del costo de los puntos que presentó al banco por la totalidad del monto del contrato, $193 millones.

Otra condición precedente indicaba que el contratista debía presentar al banco todos los permisos de construcción para ser verificados por la Caja de Ahorros. La empresa había entregado al banco el permiso que emitió la Autoridad de Turismo, sin embargo, para el banco era importante contar con el permiso del departamento de Ingeniería Municipal de la Alcaldía.

El dinero, argumenta la Fiscalía Anticorrupción a cargo de Tania Sterling, no llegó al fin para el cual fue solicitado.

Ese mismo día, el banco realizó los desembolsos mencionados. Estos dineros según la Fiscalía Anticorrupción pararon en otro destino ajeno al del proyecto, por lo que investiga a los miembros de la junta directiva por el supuesto delito de peculado.

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