La reaseguradora Istmo Re pasa por una aparente iliquidez que le impide pagar a uno de sus clientes mexicanos, que reclama más de $6 millones. La empresa se comprometió a pagar, pero no ha cumplido
La experiencia enseña que el primer síntoma que detona un escándalo financiero arranca cuando una empresa deja de cumplir sus compromisos de pago y se precipitan las consecuencias entre quienes dejan de percibir el dinero.
Desde octubre de 2015, el grupo mexicano Interacciones S.A. de C.V. (Interacciones) reclama a la reaseguradora panameña Istmo Compañía de Reaseguros (Istmo Re) más de $6 millones en concepto de unas pólizas de riesgo que reaseguró en la plaza local.
Istmo Re, a pesar de reconocer la deuda, no ha cancelado sus deudas desde hace un año. A esto se agrega otro elemento, la “pasiva o despreocupada” labor del regulador del sector, cuya misión es resolver de manera eficaz y eficiente las necesidades entre ambas partes.
En el caso en mención, se trata de la Superintendencia de Seguros y Reaseguros, que encabeza José Joaquín Riesen, el superintendente.
Según la parte afectada, hasta el momento el papel del regulador ha sido nulo, por decir lo menos.
La aparente falta de liquidez de la reaseguradora, que emite acciones en la Bolsa de Valores de Panamá, podría arrastrar a más aseguradoras que han puesto su confianza en Istmo Re, para proteger sus pólizas de riesgo. La cartera de la reaseguradora es muy amplia, y “cualquier otro de los clientes puede estar pasando por una experiencia similar a la nuestra”, exclamó el abogado Rubén González, que representa a Interacciones.
Istmo Re es una empresa de capital panameño que tiene oficinas regionales en varios países del mundo: México (de donde obtiene una gran cartera), Colombia (otro importante mercado) e Irlanda.
Sus operaciones de reaseguros y otros servicios están esparcidas por casi todo el mercado latinoamericano, desde México, pasando por Centroamérica, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Chile,
No obstante, en este momento, a pesar de abarcar un gran mercado en el continente y la trayectoria que ha tenido la empresa por más de treinta años, se está viendo imposibilitada a pagar un poco más de $6 millones a uno de sus clientes.
¿CUÁL ES LA EXPLICACIÓN?
Una fuente relacionada al mercado de reaseguros que conoce el caso explicó a La Estrella de Panamá que “la empresa reaseguradora ha pasado problemas de liquidez muy serios en los últimos tiempos”.
Las dificultades de solvencia surgieron inicialmente porque el mercado “se fue al desastre y han perdido mucho dinero”, dice.
La desgracia de la reaseguradora, explica la fuente, ha sido por inversiones mal dadas y reclamos. Todo esto contrasta con el efectivo (más de $30 millones) que revelan los renglones del estado financiero que presenta Istmo Re en la Bolsa de Valores de Panamá, por ser emisor de acciones desde 1999.
EL CASO
Durante 2011 a 2014, el grupo mexicano Interacciones celebró varios contratos con algunas instituciones locales del gobierno mexicano: la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
A su vez, el grupo mexicano suscribió contratos de reaseguro con Istmo Re, que cubrían en su totalidad cualquier siniestro que ocurriese y fuese cubierto por Interacciones, según los contratos suscritos.
La SEP y la CFE de México sufrieron percances y acudieron a la aseguradora Interacciones para cubrir los daños. Interacciones pagó a estas instituciones del gobierno mexicano la totalidad de los daños reclamados. Estos, a su vez, acudieron a la reaseguradora, que debía pagar el total de las primas netas de reaseguro, pero sin éxito.
El reclamo se inició a principios de 2015, con las formalidades internas de las aseguradoras y fue escalando etapas hasta culminar en dos demandas, una civil y otra penal, además de ordenar el embargo de propiedades en perjuicio de Istmo Re, que interpuso la firma Adames, Durán, Alfaro, López (Adural) en Panamá, para obligar el pago.
“Las comunicaciones fluían por todos los niveles organizacionales, y cuando se agotó la vía se escaló a las posiciones gerenciales. La falta de entendimiento provocó que los ejecutivos de México viajaran a Panamá para formalizar las quejas y concretar el pago de la reaseguradora”, manifiesta Rubén González, representante de la firma.
En uno de los viajes, las partes firmaron un compromiso en octubre de 2015, en el que la reaseguradora reconocía la deuda con los mexicanos y se comprometía a pagar en fechas específicas.
El acuerdo, fechado el 21 de octubre de 2015, estableció los montos avalados por las pólizas de los clientes, y las fechas en que serían cancelados. Cinco días fijados en un calendario que iniciaban los pagos en octubre de 2015 y debieron culminar en abril de este año.
Igualmente, establecieron una línea abierta de comunicación, a través de dos representantes de Istmo Re y otros tantos de la contraparte. Pero según Interacciones, Istmo Re no cumplió con un solo pago.
“Hasta el momento solamente el grupo mexicano se ha pronunciado legalmente. No obstante, no descartamos que existan otros afectados, otras aseguradoras que se reaseguraron con Istmo Re y que se encuentran en las mismas condiciones que nuestro cliente”, indicó el jurista de Adural.
El bufete se mostró preocupado por las consecuencias que vaya a tener la falta de liquidez de la reaseguradora frente al mercado de Panamá y otros países, “tomando en cuenta el prestigio que pierde el país y sus empresas por falta de seriedad y solvencia para cumplir los compromisos”, añadió.
Ramón Fernández, gerente general de Istmo Re, no ha querido hablar con La Estrella de Panamá. En varias ocasiones fue contactado en sus oficinas para conocer su versión al respecto y a pesar de que prometió, a través de un intermediario, que sostendría una reunión con este diario, nunca se concretó.
LA DEUDA
Interacciones reclama a Istmo Re la suma de $6,129,321. Ante la falta de respuesta de Istmo Re, los mexicanos se acercaron al regulador para obligar a la empresa a ejecutar el pago.
“Nosotros enviamos una nota al Ministerio de Comercio e Industrias y a la Superintendencia de Seguros y Reaseguros, con el fin de dar a conocer el problema y solicitar, de la Super, su intervención, pero no hemos recibido ni una respuesta. Ni siquiera una nota formal de parte de la Superintendencia para ayudar a solventar el problema”, insiste el abogado.
En una de las comunicaciones entre ambas partes, según la querella que relata el orden de los hechos, Istmo Re se justificó alegando que se encontraba tramitando una operación financiera con un banco de la localidad, lo que implicaba una reestructuración de negocios y activos. Una vez se concretara la operación financiera, la reaseguradora utilizaría parte de estos fondos para el pago de deudas a Interacciones.
También indicó que estaba a la espera de recibir del banco financiador la carta decondiciones para la operación y hacer efectiva una carta de promesa por parte de Interacciones, una vez fuera emitida.
Cuando el punto anterior se ejecutara, Istmo Re estaría en capacidad de cumplir con la promesa de pago en un periodo no mayor a 30 días, dijeron.
ANTECEDENTES
Istmo compañía de Reaseguros fue fundada en 1979. En 1999, Reaseguradora del Istmo se lista en la Bolsa de Valores de Panamá y readquiere la calificación de BBB por parte de Duff & Phelps.
En 2013, la empresa se hace pública y emite acciones en la Bolsa de Valores de Panamá. Ese mismo año, el grupo IFC aumentó su participación accionaria en la empresa.
La historia de la empresa plasmada en el portal de internet se interrumpe en 2013.
La compañía ha pasado por varias fusiones y ventas de sus activos a grupos del sector o similares.
Su director, Ramón Fernández, compró hace más de treinta años la empresa que pertenecía a la española Unión Fénix. Entonces, era una compañía sin trayectoria, pequeña, “una cascarita”, como la definen quienes vieron nacer el negocio.
Los años trajeron consigo la valorización de la empresa al grado en que las calificadoras como Standard & Poor’s o A.M. Best le asignaron una de las mejores categorías, “A”, o su equivalente a “excelente”.
Recientemente, no obstante, las calificadoras han disminuido la nota de fortaleza financiera a “B”, o “buena”. La razón que argumentó, en este caso A.M. Best (termómetro financiero, especialista en el ramo de seguros como calificadora), se debió al deterioro en la flexibilidad financiera de la compañía, derivado del creciente apalancamiento financiero, las perspectivas de crecimiento limitadas y una tendencia a la baja en el desempeño operativo, alcanzando niveles negativos el año pasado.
La calificadora también disminuyó la calificación de dos empresas más que forman parte del grupo: Adisap y Liffey Re, como consecuencia de las consideraciones tomadas para la casa matriz, Istmo Re, por la importancia que tiene esta última en el grupo.
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