Panamá, por su cercanía geográfica con Colombia, no solo es la boca del embudo del gran exportador de droga hacia Estados Unidos, sino que es un punto estratégico de reexportación primaria que mueve la droga proveniente de Colombia vía Centroamérica, México y destino final Estados Unidos.
Severino Mejía, coordinador del Observatorio de Amenazas Asimétricas de la Universidad de Panamá, habla con propiedad sobre el tema. Considera que el principal generador de violencia en el país es el crimen organizado. Un ejemplo claro lo refleja el triángulo del norte, conformado por Honduras, El Salvador y Guatemala quienes se pelean el deshonroso primer lugar en mayor número de asesinatos. Crímenes motivados por la presencia de organizaciones narcotraficantes extranjeras como el cartel de Sinaloa y los Zetas que han convertido a los países en mención en sus bases operativas en la región.
Mejía añade que las oportunidades que representan las debilidades institucionales y la capacidad de corromper a las autoridades, ha propiciado que estas organizaciones operen con total impunidad.
Las elevadas tasas de homicidios en algunos países de Latinoamérica se deben, según el profesor Mejía, a dos factores: la historia de violencia que ha marcado a los últimos 15 a 20 años y, en segundo lugar, la combinación del crimen organizado y del crimen común.
“Aún cuando las cifras de homicidios en Panamá reflejan una tendencia a la baja, no significa que la violencia per se haya disminuido, todo lo contrario, es mucho mayor producto de los intereses que están en el medio y cuyas controversias no se dilucidan ante una árbitro o juez sino por conducto de la fuerza letal, claro mensaje de una fuerza poderosa, capaz de todo para asegurar su predominio control territorial”, concluye Mejía.
No hay comentarios
Publicar un comentario