El expresidente tendrá que lidiar con los argumentos de la Fiscalía y con su reciente realidad carcelaria
El expresidente Ricardo Martinelli libra la última batalla legal a más de seis mil kilómetros de distancia de su tierra natal. Pero al mismo tiempo, podría iniciar otra gran contienda legal en Panamá, si el juez Edwin Torres de la Corte del Distrito Sur de la Florida, considera que los argumentos del gobierno panameño son lo suficientemente robustos para conceder su extradición.
En esa sala de audiencia estará presenteLa Estrella de Panamá para contarle con detalle los alegatos, las reacciones, movimientos, y el escenario donde se pronunciará una decisión histórica en materia jurídica para el país.
El martes, Martinelli ingresará nuevamente al recinto donde se celebrará la audiencia. Se sentará frente a funcionarios norteamericanos, con tareas muy puntuales. Personas que portan un impermeable contra la influencia política, el amiguismo, o tal vez la lealtad de un nombramiento.
El fiscal norteamericano que ‘abogará’ por el Estado panameño para consolidar la extradición, es Benjamin Greenberg quien lleva bajo el brazo un argumento muy detallado de la forma en que el expresidente interceptó los teléfonos de sus ‘blancos’, los siguió, violó sus correos, difundió las conversaciones a las redes, y usó los dineros del Estado para la compra de estos sofisticados aparatos que podían hasta escuchar lo que la persona estaba conversando o en el sitio que estaba.
Desde el 10 de junio, fecha en que el exmandatario fue detenido en su residencia por los agentes federales, Martinelli ha permanecido en un escenario hostil, considerando que se trataba del hombre más poderoso del país hace tres años y que lo tenía todo. Ha pasado 9 días y 8 noches en una celda austera, sin televisión, reloj, celular, comida que le guste, y con restricciones en las horas de dormir o bañarse.
Su activo Twitter, que en ocasiones podía disparar hasta 10 mensajes en menos de un minuto, ha entrado en un silencio sepulcral. Curiosamente el último mensaje se emitió posterior a su captura, el 12 de junio,en el que posteó: “Creo que los opositores al gobierno descubrieron que es mejor protestar frente al Miramar que ir al parque de la catedral. Error que se paga”.
El exmandatario aún no ha recibido visitas de nadie, solo sus abogados han podido hablar con él. Su esposa Marta Linares ha solicitado a la embajada de Estados Unidos un salvoconducto humanitario para acompañar a su esposo, ya que éste país le canceló su visa. La situación familiar es aún más complicada, sus hijos varones también tienen una orden de arresto.
El Ricardo Martinelli que veremos el 20 de junio en la audiencia, sin duda, tendrá semblante muy distinto.
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