La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos tiene un antes y un después con respecto a los diarios El Siglo y La Estrella de Panamá (GESE), cuyo accionista mayoritario cedió en forma gratuita e irrevocable el 51% de las acciones a la Fundación “Publicando Historia”. Así lo dijo el embajador de Estados Unidos en Panamá, John Feeley, al noticiero Telemetro Reporta.
“OFAC existe para cambiar comportamientos. Los anteriores dueños (de los diarios) habían caído en comportamientos sancionados por la OFAC, pero al dejar de ser parte, se liberan las restricciones”, indicó el diplomático.
Feeley, habló también de las críticas que enfrentó de parte de la opinión pública a raíz de las restricciones comerciales que afectaron a los diarios. Dijo que “no es fácil ser embajador de Estados Unidos en un país Latinoamericano”. Es mensajero, así como lo son el resto de los embajadores.
Elogió el hecho de que Waked se haya despojado de la mayoría de las acciones para salvaguardar los diarios. “Fue realmente un gesto patriótico del señor Waked”, mencionó.
Por otro lado, Eduardo Quiros, presidente del grupo empresarial, indicó que “no siempre coincidieron las posiciones del diario y de la embajada. Pero se encontraron puntos en común que han permitido sacar a los diarios adelante”.
Feeley mencionó que “Waked aún tiene abierto un caso OFAC y que debe demostrar que no está vinculado con el lavado de dinero” para poder salir de esta nefasta lista.
En Guatemala, Colombia y México el señor Waked sigue siendo investigado por lavado de dinero, dijo Feeley, aunque no existe un caso ante los tribunales que permita al dueño defenderse de las acusaciones. Así es la lista Clinton, un mecanismo administrativo cuyo objetivo principal es asfixiar económicamente a los señalados.
El sacar a los diarios de la lista Clinton ha sido un proceso largo y sin sabores, comentó Quirós, un proceso complejo con muchísimos sin sabores pero que finalmente encontró la fórmula para sacar adelante a los diarios. Entre las restricciones que vivieron los diarios, se cuentan la prohibición de hacer negocios con cualquier empresa o ciudadano americano, lo que impedía hacer convenios con proveedores, servidores tecnológicos o clientes que querían anunciarse en el diario.
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