"Decisiones con los mejores intereses para Panamá"

El presidente Juan Carlos Varela emitió un comunicado en el que defiende las decisiones que tomó el país. Afirma que son por el mejor interés de Panamá y no riñen con los intereses de los socios estratégicos, en alusión a los norteamericanos.

La mayor guerra comercial entre Estados Unidos y China rebota en la región de Centroamérica tras la decisión de varios países, Panamá, El Salvador y República Dominicana, de entablar relaciones diplomáticas con China Continental.

Washington citó a los embajadores de su país en las mencionadas naciones para consultar las estrechas relaciones que mantiene el gigante asiático, que le roba terreno a las inversiones y la presencia de Estados Unidos en estas áreas.

En junio de 2017, el gobierno de Juan Carlos Varela decidió mirar a China Popular y olvidar los vínculos con Taiwan. El anuncio sorprendió al embajador de Estados Unidos en Panamá, John Feeley, quien reconoció que se enteró del giro de timón solo una hora antes de que ambos países hicieran el anuncio sincronizado. Según el propio embajador, conoció del anuncio diplomático por casualidad, pues llamó al gobernante Varela para hablar de otro asunto y el tema salió en la conversación.

"La acción de Panamá de establecer relaciones con China, Estados Unidos la calibró como un acto inamistoso para con ellos, porque ese país es una potencia enemiga de los norteamericanos en todos los ordenes", indicó el profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Panamá, Euclides Tapia.

El comunicado de Washington que llama a consulta a los tres embajadores, en el caso de Panamá a Roxanne Cabral, encargada de la sede norteamericana en ausencia del nombramiento de un nuevo relevo de Feeley por la Casa Blanca, intenta discutir vías en las que Estados Unidos puede fortalecer relaciones independientes e instituciones democráticas en Centroamérica. La pregunta es, qué surgirá de este encuentro y si verdaderamente Estados Unidos está interesado en fortalecer sus relaciones con estos países, o impondrá nuevas sanciones, de cualquier tipo, a sus gobernantes.

Feeley dijo al NY Times, a propósito del llamado, que se trata de una seria y apropiada señal del gobierno de Estados Unidos que revisa las implicaciones del cambio diplomático que ha preocupado a Estados Unidos y puede poner en riesgo sus intereses.

Varela respondió al movimiento de Donal Trump, mandatario estadounidense, con una nota escueta, en la que destaca la histórica relación de ambos países que han trabajado en el combate al terrorismo y narcotráfico, y que tienen una relación desde hace más de 115 años que ha fortalecido la democracia. Pero recuerda que "como país soberano toma las decisiones de política exterior en función de los intereses panameños y que éstos no riñen con los intereses de los socios estratégicos". Pide, en el último párrafo, que respete las decisiones soberanas en materia exterior.

El embajador de China en Panamá, Wei Qiang, respondió a los gringos con una serie de tuits: "La preocupación es por el abierto pisoteo, sin siquiera una pizca de tapujo, de los derechos soberanos ajenos. La armonía de la comunidad internacional no se preserva sin el trato igual y respetuoso entre todos y cada uno de sus miembros". Luego escribió: "Parece mentira cómo una potencia deja perder su credibilidad de Estado, echando broncas a quienes adoptan la misma política que ella ha venido persiguiendo desde hace casi 4 décadas. Doble estándar y prepotencia en estado puro".

¿Qué estrategia diplomática adoptará Panamá ante la pelea de elefantes que tiene en frente? Como mencionó a La Estrella de Panamá una fuente diplomática: le llegó el turno al país de demostrar de qué esta hecho.

¿QUIÉN SE ROBÓ MI QUESO?
A partir del momento del revelador anuncio entre ambos países, la representación China en el Istmo ha estado sumamente activa. Panamá firmó 19 acuerdos comerciales con el mencionado país, y recientemente adjudicó al consorcio Panamá Cuarto Puente, formado por China Comunications Construction Company Ltd y China Harbour Engineering Company, la construcción del cuarto puente sobre el canal, la más grande del país después de la ampliación del Canal de Panamá, por un monto de 1,400 millones. "Visto por los gringos como un acto de Varela por congraciarse con los chinos. Pero más importante aún, será la exigencia que pueden plantear los norteamericanos a Panamá de revelar la real naturaleza de los Tratados firmados con China que hasta ahora tienen un velo de misterio y que no intento aprobarlos como tratados bilaterales en forma simplificada sin pasarlos por la Asamblea porque tal figura no contempla la legislación panameña", añadió el profesor.

Para rematar de poner los pelos de punta a los gringos, el gobierno aprobó el arrendamiento de bienes y terrenos para la sede de embajada China en la calzada de Amador, justo en la boca de entrada de una de las esclusas de la vía que construyeron los norteamericanos a principios de siglo pasado, y sobre el cual prima una cláusula de neutralidad permanente del Canal y su funcionamiento convenida en los Tratados Torrijos Carter firmados en 1977. Esta parece ser la gota que derramó el vaso para los norteamericanos que veían con mucho recelo el terreno conquistado por los asiáticos en el país que desde hace más de un siglo, son los mayores usuarios de la vía interoceánica y en el que han tenido una influencia directa en la política, la economía, y en seguridad que amparan múltiples acuerdos de cooperación. Aunado a esto, los norteamericanos han sido un socio comercial histórico del Istmo, pero ahora alguien parece 'haberles robado el queso', y da la impresión de que ellos no están dispuestos a dejarlo ir.

INVERSIÓN EXTRANJERA
Entre 1960 y 1968, Estados Unidos de América fue el principal país emisor de capital de Inversión Directa Extranjera en Panamá, con una participación media anual de 86.7 por ciento.

Un informe de la Cámara Americana de Comercio e Industrias de Panamá registró en 2017 una inversión del Norte en Panamá a más $820 millones que se traducen en casi 140 empresas que generan aproximadamente 5,500 puestos de trabajo.

Las relaciones entre Beijing y Panamá se consolidaron con la firma de 19 acuerdos de cooperación. Entre ellos resalta uno de los principales intereses chinos, el fortalecimiento de la "franja y ruta" que traza un mapa de unión entre China y América Latina, propuesta por los asiáticos al mundo en 2013, como un instrumento de beneficio mutuo para crear nuevos puntos de crecimiento comercial, fortalecer la industria y acelerar las redes de interconectividad con carreteras, ferrocarriles, puertos, etc. Esta estrategia comercial parece haber penetrado el mercado latinoamericano a una velocidad rampante.

La escalada de imposiciones arancelarias entre ambos gigantes, ha llevado a Estados Unidos imponer a China un aumento de los impuestos a productos de importación de origen chino por un valor de 265 billones de dólares. En respuesta, los asiáticos con aranceles del 25% sobre la misma cantidad de productos estadounidenses.

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