Biden invitó a las generaciones actuales a transmitir el mensaje a hijos y nietos para asegurar la promesa de que “nunca más” vuelva a ocurrir una masacre como el holocausto.
En el día Internacional de Conmemoración del Holocausto, el presidente estadounidense Joe Biden, aprovechó la ocasión para recordar a los seis millones de judíos y miembros de comunidades de romaníes y sinti, eslavos, personas con discapacidad, y LGBT, que fueron asesinados en manos de los nazis y sus colaboradores durante la Shoá.
“La primera vez que supe sobre los horrores del Holocausto fue al escuchar a mi padre hablar de esto en la mesa familiar. A lo largo de toda mi vida he seguido recordando la vehemencia con la que expresaba que deberíamos haber hecho más para impedir la sistemática campaña nazi de homicidios en masa. Es por eso por lo que llevé a mis hijos a visitar Dachau y espero poder hacer lo mismo con cada uno de mis nietos, para que puedan ver por sí mismos los millones de futuros que fueron arrebatados por el odio desenfrenado, y puedan comprender profundamente qué puede ocurrir cuando las personas miran hacia otro lado y no actúan”, expresó el mandatario.
Biden invitó a las generaciones actuales a transmitir el mensaje a hijos y nietos para asegurar la promesa de que “nunca más” vuelva a ocurrir una masacre como el holocausto. Así es como evitaremos nuevos genocidios. “Recordar a las víctimas, los héroes y las enseñanzas del Holocausto es de suma importancia hoy, cuando quienes niegan el Holocasuto o minimizan su gravedad tienen una prepoonderancia creciente en nuestro discurso público”, indicó. Enseguida dijo que todos deben permanecer atentos y denunciar la renaciente tendencia de antisemitismo y otras formas de fanatismo e intolerancia en su país y el resto del mundo.
La historia del Holoscausto debe verse por los gobiernos como una lección de sus pares que implementaron a sangre fría leyes, políticas y prácticas motivadas por el odio para denigrar y deshumanizar a grupos enteros de personas y ante esto, se quedaron pasivas y no alzaron la voz. El silencio es cómplice.
Biden confesó que el hecho ocurrido en Charlottesville en 2017, cuando nacionalistas blancos y neonazis, destilando la misma bilis antisemita que se escuchaba en la década de 19030 en Europa, lo motivaron a posturlarse a la presidencia. Hoy “reafirmo el compromiso con la verdad básica de que prevenir futuros genocidios sigue siendo tanto nuestra obligación moral como una cuestión de importancia nacional y global”, afirmó el mandatario.
La historia del Holoscausto debe verse por los gobiernos como una lección de sus pares que implementaron a sangre fría leyes, políticas y prácticas motivadas por el odio para denigrar y deshumanizar a grupos enteros de personas y ante esto, se quedaron pasivas y no alzaron la voz. El silencio es cómplice.
Mencionó a su amigo Tom Lantos, quien recordaba a menudo los riesgos que pueden hacer cambiar la historia de la humanidad: “La pátina de la civilización es muy fina. Nosotros somos sus guardianes, y esa tarea no termina nunca”, citó Biden.
A continuación recalcó que cuando el odio no encuentra freno, y se pierden los sistemas de pesos y contrapesos en el gobierno y la sociedad que protegen las libertades fundamentales, esto puede generar violencia y atrocidades en masa. Lo dice un presidente que tomó el poder en medio de un estadio político bipolar, en el que la reconciliación pareciera una fantasía, en el que los medios se parcializan editorialmente alejados de la imparcialidad y objetividad que merece la profesión. La tarea de Biden en este estadio, es ardua, intentar unir el país, evitar el odio sin razón, motivo de tragedias sin importar los tiempos.
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