Conato hará una petición formal este miércoles a la OIT para que brinde asesoría técnica en el proceso de diálogo que inició hace dos meses y que ha generado pocos avances. Para materializar su participación, la propuesta deberá ser aceptada por el resto de los integrantes
Para materializar la idea, el próximo miércoles 24 de marzo los trabajadores sostendrán una reunión virtual con la directora de la OIT para América Central, Carmen Moreno.
Esta semana el sector de la Confederación de Trabajadores Organizados (Conato), que se levantó de la mesa del Diálogo por la Caja de Seguro Social (CSS), hará una solicitud formal para que la Organización Internacional de Trabajadores (OIT) se incorpore como un acompañante del proceso.
ANÁLISIS
La propuesta nace apegada al espíritu de que la OIT es una organización neutral, una instancia tripartita que podría generar un mejor escenario para llegar a acuerdos entre las partes, lo que les motivaría a volver a sentarse en la mesa. Además, cuenta con la experiencia de haber sido el sustrato en otros países en los que se han forjado acuerdos en escenarios complejos.
No obstante, para que esto sea una realidad, todas las partes deben aceptar la sugerencia.
Para materializar la idea, el próximo miércoles 24 de marzo los trabajadores sostendrán una reunión virtual con la directora de la OIT para América Central, Carmen Moreno y su equipo de trabajo, para analizar las posibilidades de colaboración conjunta en materia de seguridad social.
Dicho acompañamiento tiene que ver directamente con el Convenio 102 de la OIT que establece un marco general del desenvolvimiento de la seguridad social pero que Panamá aún no lo ha ratificado. Es una decisión soberana del parlamento, y en eso tampoco nos hemos puesto de acuerdo.
Ahora bien, el no haber ratificado dicho Convenio no impide la participación de OIT en un momento dado, aunque los especialistas se apegarán al espíritu de éste. En palabras simples, se trata del único instrumento internacional, basado en principios fundamentales de seguridad social, que establece normas mínimas aceptadas a nivel mundial para las nueve ramas de la seguridad social.
ENFRASCADO
Desde que se instaló el diálogo el 18 de enero pasado, los avances han sido contados.
Parece irónico que en un país que ha sido el escenario para alcanzar la paz en Centroamérica y que tiene una fama internacional de ser promover la solución de conflictos, en materia de diálogo social se tengan tantos desencuentros.
Los participantes no parecen sentirse satisfechos, hecho que llama la atención porque en experiencias anteriores, a pesar de la confrontación, se logran acuerdos. En este último año y medio parece que las posibilidades de un proceso de diálogo en Panamá se han puesto más difíciles que antes.
Entre otras cosas, la mesa del Diálogo está atorada porque aún no logran definir la forma en que se adoptarán las decisiones en un futuro, si serán por consenso o por votación de una mayoría calificada y cuántos votos de los 27 grupos que integran la mesa corresponden a esa mayoría.
Si es por consenso, por ejemplo, lo primero que ocupó a los integrantes fue definir el término. Una discusión que les tomó dos días seguidos y que les llevó a consultar la definición del término en la Real Academia Española: Acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos. La inquietud que conlleva esta palabra, es cómo alcanzar dichos acuerdos. Los trabajadores entienden esta metodología como una herramienta de negociación, que la redacción del artículo, si bien en un principio no satisface a todas las partes, se convenga para que al final el escrito sea del agrado de todos.
Siempre habrá alguien que no esté de acuerdo, pero se deben sumar al criterio de la mayoría para avanzar. En este ejercicio se debe predefinir también el porcentaje que se considere como consenso. En toda mesa en la que se pretenden alcanzar pactos, para que funcione, tienen que estar determinadas las reglas del juego antes, preparar las condiciones para que todos estén de acuerdo y en el camino los cambios no se perciban como una imposición o modificación de reglas.
También está la posibilidad de llegar a consensos mínimos, que partan de un porcentaje que estipulen las partes para avanzar.
Hoy se buscará establecer cuál será la mayoría calificada si las decisiones se hacen por votación.
El pasado viernes se concluyó que el quórum deliberativo para arrancar la sesión deben ser 18 de 27. Eso no supone que esa cifra sea el número de votos para tomar decisiones. Eso es lo que se definirá hoy en la reunión, la cantidad de votos necesarios para adoptar decisiones.
“Dentro de las comisiones la metodología propuesta es de consenso, y si no se logra es que hubo un disenso que se deja por sentado en el conteo de votos”, explicó el diputado Edison Broce, quien forma parte de la representación de la bancada independiente.
Al pasar a una segunda instancia, en este caso la plenaria, debe tener el voto para que definan la cantidad que conforma una mayoría, por ejemplo, 22 de 27, aunque existen otros criterios que consideran que dicha relación debería ser 15 de 27.
Broce no descalifica el diálogo, como ocurre con otros gremios, porque asegura que de 27 organizaciones aún hay más de una veintena que cree en el Diálogo. Añade que tan pronto se logre aprobar la metodología las cosas avanzarán mucho más rápido y si el reclamo de los trabajadores es que la balanza está inclinada hacia el gobierno, se debe ampliar la mesa para incluir a otros grupos que brinden balance. “El diálogo es una discusión innegable, porque de no hacerlo sería nefasto para el país”, concluyó.
Los sectores que se han levantado de la mesa reclaman la inclusión de varios grupos que perciben como ‘impuestos’ por el gobierno y temen que al momento de emitir voto inclinen la balanza de un lado. Esto los lleva a pensar que existe una “manipulación de los votos para tener mayoría”, según lo expone Julio Osorio, representante del Colegio de Médicos, cuya organización también evalúa si permanecer o no en la discusión por salvar la CSS.
“Ante dicha situación es evidente que al momento de definir las cosas importantes van a aplicar mayoría y no van a querer negociar los acuerdos. Por eso Conato se salió el primer día, el segundo la representante del magisterio, y nosotros estamos tomando una decisión, porque no podemos avalar lo que ellos quieren”, afirmó Osorio a este medio.
Una vez se defina cuántos votos se tomarán cuenta como una votación calificada, hay que ponerse de acuerdo en la metodología, cuyo contenido se ha aprobado en un 80%. El 20% restante se centra en que los trabajadores no confían en la figura del moderador, Joaquín VIllar, electo de una terna presentada a la junta directiva de la CSS, pero a quién perciben como una imposición del Ejecutivo. En vez, piden que se realice una elección entre todos los integrantes para nombrar a una nueva figura.
Otro desacuerdo es el rol de los partidos políticos en el diálogo. Si deben tener derecho a voto o participar como observadores, garantes de que al momento en que arribe el documento al parlamento se apruebe intacto.
Además de lo anterior, hubo divergencias en los principios que se contemplan en diálogo, como equidad, seguridad social. Se discutieron casi 20 principios pero los trabajadores sospechan la razón por la que hubo disenso en los principios universales de la seguridad social. Eso levantó la suspicacia de los trabajadores, magisterios, están incómodos con el abordaje.
No obstante, entrar condicionando un diálogo impide desarrollar un proceso democrático, al igual que imponer ideologías.
INFORMES ACTUARIALES
En este ejercicio resulta imprescindible contar con una visión objetiva de la seguridad social, los estudios muestran diferentes resultados de la evaluación actuarial.
Los especialistas recomiendan que exista un estudio objetivo de las finanzas, si hay forma de pagar pensiones y por cuánto tiempo. Si los estudios actuariales no son suficientes el gobierno debería encargarse de pagarlos y rehacerlos si es necesario ya que reflejan una fotografía real de la situación y permiten solventar los aspectos deficitarios, saber cuáles son los que están bien.
A raíz de la pandemia de la Covid-19, miles de trabajadores se han quedado sin empleo, lo que añade al diálogo cierta resistencia y enojo. Igual que muchas empresas que han tenido que cerrar sus puertas y están sufriendo. Por eso es una coyuntura en la que el papel del estado debe dar la talla, saber sentar a las partes en la mesa y hacer gala del arte de dialogar.
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