Odebrecht, la nueva empresa en Panamá que atrajo la atención de los lobistas

-CASO ODEBRECHT-
MELODIJOADELITA REVELA LAS DELACIONES DE ANDRÉ RABELLO 

Atraída por el proyecto de ampliación de la vía interoceánica, Odebrecht probó suerte en Panamá y se interesó en proyectos de menor complejidad, pronto fue visitada por lobistas, personas que prometían abrir las puertas para agilizar trámites burocráticos. André Rabello aprendió de inmediato la idiosincrasia del país, una sociedad que funciona a base de favores y créditos con los políticos de turno


“Sé que mis declaraciones en la cooperación con los fiscales van a afectar a personas de alto perfil, que poseen valores significativos. 

PRIMERA ENTREGA

El 2 de agosto de 2017, un día después que el Ministerio Público anunció a toda voz la firma del acuerdo de colaboración eficaz con la empresa Norberto Odebrecht, Norberto Odebrecht Panamá y ciertos colaboradores, uno de los actores principales en la trama de sobornos otorgados por la constructora, André Luiz Campos Rabello, superintendente de la filial brasileña en Panamá, rindió su primera delación a las autoridades panameñas a través de una videollamada desde Sao Paulo, Brasil. Nervioso y temeroso, Rabello alertó a la procuradora Thaméa Danelon, coordinadora del caso Lava Jato, que había recibido amenazas telefónicas con el prefijo de Panamá en atención a sus futuras declaraciones. “Estoy un poco nervioso, de ayer para hoy fue anunciada la firma de ese acuerdo con Panamá. Como fue anunciado ayer, estoy en una exposición muy grande, a la cual no estoy acostumbrado. Estoy recibiendo presiones muy fuertes que vienen de allá. Muy probablemente de las personas que van a ser afectadas por mi colaboración. Posiblemente de Panamá, no puedo probar eso. Después quiero ver cómo resolver eso, tal vez a través de ellos mismos. Yo recibí más de 20 llamadas que yo no identifico los números, provenientes de Panamá porque tienen el prefijo 507. Una de las cuales contesté, que no debía haber contestado tal vez. Habló con mucha intensidad algunos temas. No conseguí, en verdad, por tensión que pasé, entender bien, pero con tonos de amenaza. Tengo claro... después vamos a ver cómo resolvemos esto. Pero fueron entre ayer y hoy más de 30 llamadas. Entonces yo tengo mi familia que ve todos los periódicos”, manifestó angustiado.

La Estrella de Panamá revela por primera vez las delaciones otorgadas por el hombre que conoció al dedillo a los políticos panameños, empresarios y abogados que intervinieron en el mayor caso de corrupción y de importancia del país, la trama de sobornos del caso Odebrecht:  André Luiz Campos Rabello, Superintentende de Panamá de la filial de la constructora brasileña.    

¿Qué dijo Rabello a la fiscalía Especial Anticorrupción de Panamá? ¿Qué le preguntaron las fiscales? ¿Cuánto dinero supuestamente corrió por los bolsillos de los políticos panameños? ¿Mencionó apodos? Las respuestas a estas preguntas se publican en este medio por considerarlo un hecho de interés nacional momentos en que la investigación de la Fiscalía Anticorrupción envió al Juzgado Tercero Liquidador el expediente que contiene la vista fiscal de las personas imputadas, sobreseídas y los acuerdos de colaboración.

En esta primera de una serie de entregas, Rabello confiesa que fue abordado por lobistas en varias ocasiones, personas allegadas al poder que facilitaban pagos, abren puertas, y prometen asegurar licitaciones. El colaborador hace un recorrido de su ingreso en la empresa y su posterior traslado a Panamá, donde el gobierno de Martín Torrijos se preparaba para ampliar una de las obras de ingeniería más atractivas en el mundo, el Canal de Panamá. Un ambicioso proyecto que abrió el apetito de la empresa para instalarse en el país y afincarse después seducido por el plan de gobierno de Ricardo Martinelli, cargado de proyectos de infraestructura.

“Sé que mis declaraciones en la cooperación con los fiscales van a afectar a personas de alto perfil, que poseen valores significativos. Quiero decir que no recibí ningún tipo de presión para estar dando esta cooperación, ningún tipo de presión. Vine de forma espontánea y voluntaria a hacer esta cooperación”, señaló el brasileño a los fiscales.

“De cierta forma, lo que pasó a lo largo del segundo semestre del año pasado, cuando nosotros estábamos intentando y haciendo nuestras colaboraciones, me hizo reflexionar sobre el pasado, en dónde nos encontrábamos en la situación nebulosa que la misma investigación Lava Jato fue lo que nos hizo despertar que estábamos en el camino equivocado y eso es por un lado saludable.  Toda esa reflexión se hace para que uno llegue al punto de cooperación. Es saludable no solo en el ambiente laboral, pero también el personal. Por ese lado me siento bien. Solo un momento de esa tensión que existe allí por lo de la exposición. Caso que espero poder pasar la página rápido para que pueda tener una vida nueva y normal”.

TD:  ¿Cómo fue su trayectoria en Odebrecht?
AR: 
Yo empecé a trabajar en la organización en octubre de 1988, empecé en Bahía, donde la empresa tenía mayor actividad en la época, empecé como practicante. Enseguida tuve una carrera relativamente rápida de ascensión. Con dos años de trabajo era responsable del área. En cinco o seis años ya era responsable de la obra, contratos.

Después me encargué de algunos proyectos de aquí, pero al momento que yo estaba en Brasil siempre pasaba dificultades financieras. Eran obras de presupuesto público, que nunca tenían dinero. Todo eso no permitía que las obras avanzaran. En el fondo nunca logré concluir un proyecto aquí, mal lograba. Lo agarraba en el medio porque alguien ya lo había hecho. Nunca logré hacer un ciclo completo de la carrera empresarial que la empresa tiene dentro de sus conceptos. Hasta que, en un momento, como responsable de la obra, el mercado de Brasil estaba en baja, no tenía nada. Y me ofrecieron una oportunidad en el año 2004 en el exterior conectado a Centroamérica y el Caribe. Donde en el fondo, también no tenía ningún proyecto. La empresa resolvió darme una oportunidad a André en el exterior.

 Al inicio me fui dos a tres meses a República Dominicana que era el centro de esa área. Ahí se hizo una especie de pronóstico para Centroamérica. Al inicio estamos en el año 2004, yo identifiqué a Panamá, por varias razones; por ser central con relación a la distribución de vuelos, el hub aéreo. Entonces lograría desplazarme para los países de Centroamérica con facilidad. Identifiqué el país, la ciudad, la capital con paso abierto al extranjero, con mucha facilidad de acceso al extranjero porque es un país acostumbrado a recibir extranjeros por el Canal, la Zona Libre. Eso me dio cierto confort por ser el primer programa internacional y yo estar viviendo el ambiente de esa forma. Mientras que otros países que también fueron identificados, como Guatemala y El Salvador, no eran en mi visión países seguros, peligrosos no son tampoco. Incluso llevar a mi familia, pues existía esa oportunidad que a veces no se da.

TD:  ¿En 2004 usted se fue para allá?
AR:  En junio de 2004 me fui a Panamá. Quedé establecido sin ninguna actividad local. Durante el primer año me concentré en Guatemala y El Salvador por varias razones. Guatemala en aquel periodo era la economía más grande de Centroamérica, tenía mayor producto interno bruto, más condiciones para impulsar hubs, yo estaba haciendo una prospección. Viajaba entonces a Guatemala y después a Brasil. Visualizaba financiamientos, pero el resultado no fue positivo, es un país con mucha burocracia y no valía la pena concentrarme allá. El Salvador era un país más chico, con una economía muy fuerte, de muchos emprendimientos, pero decidí que no valía la pena. A finales de 2004 se hizo una reunión con responsables del área de Centroamérica y el Caribe, donde prácticamente casi desistimos de continuar invirtiendo, pues la presencia de una persona demanda costos en esa región. Casi desisto cuando empezaron a llegar las noticias de licitación de la ampliación del Canal.

TD: ¿Cuál era el cargo que ejercía?
AR:  En ese momento era gerente de obras, pero no ejercía esa función porque no teníamos contratos ni obras.

Empezaron a llegar noticias de la ampliación del Canal. Un proyecto multimillonario, con el perfil de la empresa. La organización dijo que continúe un año más. Acompañe la licitación del Canal. Es una licitación con una presencia de 4 o 3 billones de dólares. Que mire cómo iba la licitación y decidiríamos en un año qué hacer. Entonces negocié la ida de mi familia, porque tenía un año sin verlos. Ya era 2005. Informé que Guatemala y El Salvador no valía la pena invertir, y continué viendo el tema del Canal. Le dije a la empresa: miren, esa obra se va a retrasar porque aún va a haber un referéndum. Para cualquier tipo de intervención más grande el pueblo tiene que aprobar a través de una especie de plebiscito. No sabemos el resultado. En el fondo yo pensaba regresarme, y otros proyectos paralelos que hay aquí, puede salir en un futuro una obra de saneamiento y tal.

TD: ¿La licitación aún no había sido abierta?
AR:  No, yo les dije que iba a retrasar por ese plebiscito que aún tenía que ser montado. Entiendo que el gobierno lo iba a aprobar, y después dijo que era un plebiscito. Iba a retrasar. Se tenía que preparar todo para la elección y eso iba a retrasar por un año más o menos la ampliación.

Pensaba que iba a ser en 2006 e iba a retrasar, como de hecho pasó un retraso más de un año, incluso empezó en 2008.  Pero dije, ahora hay proyectos más chicos que están por salir, hay un proyecto de irrigación muy chico, hay un proyecto de saneamiento que lo están evaluando que es más grande, pero que también va a tomar más tiempo, alrededor de dos años. Entonces me dije: mira André, ese proyecto del Canal es icono, vamos a concentrarnos en él, pero se va a retrasar, mientras que eso pasa, vas participando de esas licitaciones y vamos a ver si por casualidad ganamos alguno de los proyectos, sirve como una especie de conocimiento para familiarizarme cómo funciona la mano de obra, lo que el país ofrece de proveedores.

TD: Hasta entonces no tenía ninguna obra...
AR: Ninguna. En 2005 sale la precalificación de la primera obra en la que participamos. Había otras, pero más chicas y en el fondo yo tenía la preocupación de arriesgarme. Era una obra de cincuenta y pico millones en el proyecto de irrigación. Participé en la precalificación. La precalificación es un proceso de presentar documentos que demuestran que puedes participar. Agarré el edicto, lo compré, entregué a la empresa y la empresa envió los documentos. Precalificamos, creo que eran 3 empresas en la época.

Las otras licitaciones empezaron a retrasarse, incluso la del Canal un poquito más de lo previsto. En paralelo apareció la oportunidad de una obra privada, era una concesión de la autopista Panamá-Colón, que era paralela al Canal.  Una obra de 80 kilómetros de distancia que une a las dos principales ciudades del país. Esa autopista era el anillo norte de la ciudad y la conexión con Colón. Ya existía una carretera estrecha, hecha en la Segunda Guerra Mundial, que era la Transístmica y esa que estaba para ser construida que era una autopista a 4 vías. La capital tiene el sistema bancario, tiene el lado Pacífico del Canal, puertos de cabotaje. Al lado Atlántico de Colón tiene la Zona Libre, la segunda más grande del mundo. Entonces los dos principales movimientos económicos del país están allí.

Yo vi la oportunidad de tener esa concesión, de intentar comprar la concesión privada de una empresa mexicana que no había continuado, no lograba por temas financieros continuar con el proyecto. En ese momento, me quedaba observando el Canal, lo que pasaba. No había salido nada sobre lo planeado.

Observar la precalificación del Remigio Rojas, e intentar negociar con la empresa privada la compra, la adquisición de la concesión. Esas fueron mis actividades en 2005. La única cosa que avanzó fue el Remigio Rojas. Marcaron la licitación para diciembre de 2005.

Para esa época tuve un problema de salud grave. Tuve un tumor en la médula, no fue identificado, empecé a perder fuerza, descoordinación en la locomoción, desorientación. Hicimos algunos exámenes en Panamá, fui indicado para otro proceso, vine a Sao Paulo casualmente por increíble que parezca tampoco identificaron qué era lo que tenía.

Fui antes de Navidad a El Salvador y el neurólogo me dijo que tenía un tumor en la médula y que yo tenía que hacerme una cirugía de emergencia, pues corría el riesgo de quedarme paralítico porque estaba estrangulando la médula.  No pude regresar a Panamá y me reemplazó el gerente comercial que tenía allá para terminar la oferta del Remigio Rojas.

TD: ¿Cuál era el nombre?
AR: Su nombre es Valdetar. Él quedó terminando el proceso de estudio de la obra. Entregó la oferta, mientras yo quedé más o menos casi dos meses ausente del país porque me estaba recuperando. Cuando regresé prácticamente ya estaba todo resuelto, era para recibir el aviso de proceder. La empresa decidió colocar otra persona para llevar el proyecto. En ese momento me concentré en terminar o intentar terminar la compra de la concesión de la autopista Panamá-Colón.

El proceso de la ampliación del Canal empezó a evolucionar y la empresa comenzó a entender que se trataba de un proyecto grande, especial, que involucraba empresas internacionales, no podríamos estar solos. Cuanto más grande fuera el grupo, más capacidad técnica y financiera, más puntaje recibiría. La persona que se encargara de ese proyecto tendría que desplazarse por varios países, principalmente intentar hacer amarre del consorcio. La empresa me dijo: continúa con la negociación que vamos a traer unas personas para terminar el estudio del Canal.

Lo que pasó fue que esa persona llegó, armó un consorcio en la precalificación, notó que no avanzaría y abortamos la participación del Canal porque nos dimos cuenta que el consorcio que se armó no alcanzaba las metas del edicto y para no quedar desclasificados, de cierta forma regresé un poco a su imagen y resolví montar el consorcio, liberar las empresas para este tipo de trato y desistimos de la licitación. Fue una mala decisión tomada por el responsable de la época. También no tuvimos mucho éxito porque no llegamos a un acuerdo del anillo norte que estaba listo e hicimos la adquisición solamente de un tramo de Greenfield que ellos no habían terminado, que era el tramo entre Panamá y Colón. Ahí fue realmente cuando comenzamos a tener una actividad más fuerte en el país haciendo proyectos de concesión privada.  Hasta allí, yo era subordinado.

En 2007 apareció otra licitación y ya había allá una pequeña estructura dentro del país que hacía evaluaciones, no estaba yo solo. Tenía montada una pequeña estructura, pues estaba el proyecto Remigio Rojas, ya tenía esa obra privada, la concesión. Montamos la estructura para apoyar los estudios de las obras... Participamos... bueno, de una u otra licitación y perdimos, no recuerdo de inmediato.  El encuentro del puente sobre el Canal perdimos. Algunas desistíamos porque notábamos que no íbamos a tener oportunidad, entonces desistíamos. Al fondo ese tema del Canal, como puedo decir, dio un golpe fuerte en nuestra autoestima. Teníamos mucha esperanza de ganarla. Y a finales de 2007 nosotros participamos de una licitación en Técnica 3, ganamos la cinta costera. Empezaron a construir. Durante 2009 entregamos todos los proyectos que teníamos, íbamos a quedarnos sin ninguna obra porque todas ya habían sido entregadas como estaba previsto.

A lo largo de 2008 yo empecé negociaciones de una obra privada con Grupo Suez, la construcción de una hidroeléctrica. Es uno de los mayores grupos franceses de generación de energía, incluso están instalados en Brasil, yo no sé más. Era una negociación directa, la empresa no creía en ella, incluso estaban peleando con el Grupo Suez aquí en Brasil por una hidroeléctrica en el norte, fue una disputa fuerte, creo que era Jirau y Santo Antonio no... Había una disputa judicial fortísima, entonces la empresa no creía que yo iba a lograr cerrar el negocio. Como nosotros no íbamos a tener ninguna obra más. Yo entiendo que por esa razón principalmente, entonces la empresa decidió que el mercado tenía posibilidad, decidió reconocer mi esfuerzo y entonces a partir de 2008 yo me conformé como director superintendente de Panamá. En ese año terminaba dos proyectos y empezaba la hidroeléctrica.

En 2009 vino el cambio de gobierno, fue la primera vez que había participado en un ambiente de elección, yo percibía cómo funcionaba el mecanismo electoral del país, la política, una experiencia intensa. Busqué saber cómo se movían los pasivos, cómo se movían los actores políticos.

TD: ¿Y tuvo alguna durante las elecciones?
AR: Tiene, sí tiene, voy a comentar más tarde. Tengo sí Procuradora. Y yo podría hasta aprovechar aquí comentar lo siguiente. Samuel (Quintero) es mi abogado panameño, y todo está dentro de mis relatos para el Ministerio Público y para el Estado brasileño. Que van a ser entregados con detalles. Y se va a providenciar dentro del proceso legal de colaboración con ellos. Ellos van a entregar todos los detalles, mi cooperación, mis datos de corroboración de la empresa van a ser entregados.

Pero regresando al tema, en 2009 entra un gobierno que tenía como su ancla de programa de gobierno la infraestructura.

De hecho, el país necesitaba mucho, tenía pocas estructuras. Yo había hecho una evaluación previa básicamente. Los últimos gobiernos dentro de la dictadura, después de la dictadura, donde el factor principal era Noriega, no. Básicamente se hizo una obra de porte durante todo el periodo de gestión. Ese gobierno tenía un perfil bien diferente. Y tenía dentro de su programa una cantidad de obras, algo alrededor de 15, 12 o 20 mil millones de dólares, un monto para el país, que tenía el PIB en la época de $40 mil millones. Un monto bien significativo.

TD: Es importante si usted recuerda para qué partidos, para qué candidatos, los montos, cómo fue hecho eso, les parece importante a las autoridades...
AR: Panamá, él tiene un... tal vez no sea Panamá, sea la región, Centroamérica. Tiene un trabajo de lobistas (personas que practican lobby político, manipulan las negociaciones en las instancias de la esfera pública para beneficio propio y de sus aliados, o aun, para perjudicar a sus adversarios). Algunos son lobistas profesionales, otros empresarios que ejercen esas funciones paralelamente por las relaciones que ellos tienen.  Solo para entender bien el proceso y cómo fue que me aproximé para llegar a ese punto. Tanto es que la mayoría son empresarios que mantienen relaciones.

Es un país con una población íntima, porque es pequeña, dentro de un área pequeña de 75 mil kilómetros cuadrados, una población que debe estar hoy próxima a los 4 millones de personas, pero donde el 35% está en el entorno de la capital y sus alrededores. Cuando uno mide eso que vamos a los estratos políticos, sociales y económicos, que están en manos de familias que no van a llegar más de 500 familias. Donde el 90% está en la capital, con una ciudad de 1,4 millones de personas. Esas familias van a frecuentar los mismos malls, los mismos restaurantes, los mismos condominios de playas, básicamente, casi que las mismas fiestas. El contacto íntimo e informal, la informalidad es una característica predominante de la actividad empresarial política del país.  ¡Y eso a veces para el brasileño, yo soy brasileño, es raro! Allá es fácil que uno vaya a un restaurante y allí encontrar a un presidente y tres ministros al mismo tiempo, en mesas separadas.

TD: Esa proximidad por ser un país pequeño, eso lo aproximó...
AR: Con mucha facilidad. Y como dije, esa actividad que me pareció rara cuando llegué allá. Hay hasta un hecho curioso, yo estaba necesitando en la época, no recuerdo el nombre, hablar con el cónsul panameño allá, que vivía acá en Sao Paulo, para entender el proceso de timbres y tramitación de documentos. Entonces llamé al abogado y le pregunté: ¿lo conoces?, me dijo que sí. Alguien me había indicado el abogado, no recuerdo quién. Me pasó el número de teléfono y después me cobró $500.  ¿Y eso para qué?, porque le pasé el teléfono del cónsul, $500 para eso.

Esa fue mi primera experiencia, yo tomé un susto que no quería pagar, pero hicieron un enredo tan grande con eso. Es así que funciona. Pero ahí uno va entendiendo la idiosincrasia del país. Entonces uno tiene esa clase de empresarios que no tengo cuáles en específico aquí ahora, la mayoría que yo conocía eran personas que tenían proximidad con políticos, con familias de políticos.

La mayoría que hicieron donaciones de campañas es normal allá, hay registro de eso en el TE (Tribunal Electoral), como aquí. Creo que allá no hay límite de donación, creo yo. No estoy seguro.

TD: ¿Entonces algunos lo contactaron a usted, con interés?
AR:
Sí. Algunos vieron la empresa grande que llegó al país, ya con proyectos importantes para el país y se ofrecieron. “Nosotros estamos aquí, yo tengo esta relación con esta persona, con esta otra y ya hice un aporte a la campaña de tantos miles de dólares”. Lo que ellos tenían de fondo era lo siguiente. Yo fui entendiendo eso después, poco a poco. Ellos tenían créditos con un partido o con un determinado político, varios actores políticos por haber realizado donaciones. Era como un intercambio de favores, de alguna forma. Ellos hacían este tipo de aproximación como una forma de recuperar lo invertido en la política. Lo que hacían al final era aproximar a uno de alguien o intentar destrabar algunos temas burocráticos. Ellos hacían ese tipo de aproximación como una forma para recuperar lo invertido en la política. De alguna forma era un trabajo de lobby, algunas veces informal, algunas formal.

TD:  ¿Nos podría informar los nombres de las empresas?
AR:  Nombres de empresas realmente no recuerdo alguno, no recuerdo, pero están bien detalladas en mi proceso. Pero hubo empresarios que ya tenían exposición política alta, como los propios hijos del futuro presidente. Eran empresarios que se estaban instalando en el país, que vivían afuera.

TD: ¿Usted tiene los nombres?
AR: Sí, claro, la familia Martinelli. 

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