A pesar de que esto no es un impedimento para recibir la idoneidad, el presidente de la CSJ, Luis Ramón Fábrega, está preocupado por el promedio y el porcentaje que no aprobó el curso del Instituto Superior de la Judicatura, ‘la preparación no es la óptima’, dice, pero tampoco hay apoyo de gremios, universidades y otros poderes del estado para modificar la ley
De los 587 abogados que aspiraron a una idoneidad entre enero y mayo del año en curso, 289 no aprobaron el curso de inducción que imparte el Instituto Superior de la Judicatura de Panamá, Dr. César Augusto Correa.
La estadística preocupa al presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Luis Ramón Fábrega, quien envió una nota al presidente del Colegio Nacional de Abogados, Juan Carlos Araúz, en la que le expresa su preocupación por los resultados obtenidos de los abogados graduados en 16 universidades del país.
No solo se trata de un porcentaje alto de abogados que no logran pasar el curso de inducción, sino que el promedio más alto alcanzado fue de 79, y el más bajo de 61 puntos sobre 100.
“La preparación con la que están egresando de las universidades los nuevos abogados, no es la óptima para que puedan brindar una adecuada representación o un servicio público eficaz y eficiente”, señala Fábrega en la misiva.
Este medio se comunicó con la doctora Xiomara De Arrocha, rectora de Isae, para conocer su opinión sobre los resultados que obtuvo la universidad. De Arrocha, indicó que a su entender el curso que la CSJ, “es sobre ética y creo que están agregando algo sobre legislación”. Añadió que la ética se “forma con los valores de todas las disciplinas, pero la institución no es culpable en lo que representan los valores de la sociedad, que muchas veces se encarga de desmejorarlos”.
Lo que ve positivo De Arrocha, es que la judicatura de la CSJ desde hace un par de años contribuye con las universidades en aras de fortalecer los valores de los profesionales del derecho.
En Isae son temas que se están incluyendo de manera transversal en todas las disciplinas para que se practiquen en todas las áreas del saber a través de actos que contribuyan a la formación, enfatizó la rectora. Con la pandemia esos cursos fueron virtuales, no es igual de haberlo realizado en forma presencial, “hay que ver la seriedad que pusieron los estudiantes, que luego deben aprobar un examen”, zanjó.
La Decana también solicitó la opinión del rector de la Universidad de Panamá, Eduardo Flores, quien manifestó la necesidad de reformar el currículum de la casa de estudios y detectar en que área se han dado las fallas.
La Estrella de Panamá envió un correo electrónico a la rectoría de la Universidad Santa María La Antigua (Usma), pero hasta el cierre de esta edición no habían respondido.
La ley no impide que todos los egresados reciban su idoneidad, lo que hace aún más urgente la necesidad de un proceso de certificación y recertificación, para los profesionales del derecho.
Todos los licenciados en derecho al terminar su carrera y previo a la obtención de la idoneidad, deben asistir a un curso obligatorio en el Instituto de la Judicatura. Culminado el entrenamiento deben presentar un examen para avanzar en el trámite de la idoneidad, que reciben a pesar de que no logren pasar el curso.
Es decir, la mitad de los nuevos abogados que entran al ejercicio, público o privado, no lograron superar el curso de la Judicatura y quienes lo hicieron obtuvieron una calificación pobre.
La ley no impide que todos los egresados reciban su idoneidad, lo que hace aún más urgente la necesidad de un proceso de certificación y recertificación, para los profesionales del derecho.
Dichos cursos están basados en la ética profesional y en los conocimientos mínimos que debe tener un abogado en el ejercicio de la profesión.
La universidad que más reprobados presentó fue ISAE, que de 230 abogados, 130 no pasaron el seminario de la Judicatura. A esta le sigue la Universidad de Panamá con 46 reprobados, de 125 que acudieron al seminario.
De los 62 abogados que estudiaron en la Universidad Santa María La Antigua (USMA), 33 superaron el curso, 29 no lo hicieron (ver tabla).
Fábrega añadió que por años se ha buscado la mejor forma para que los nuevos abogados que requieren idoneidad, demuestren que han adquirido los conocimientos suficientes para brindar sus servicios, ya sea privados o públicos, con eficacia, eficiencia, ética y profesionalismo; “sin embargo, no hemos obtenido ni el apoyo gremial, ni universitario, ni de los otros poderes del Estado, para lograr la modificación a la Ley que rige el ejercicio de la Profesión de Abogado”, señala el magistrado en la carta a su colega Araúz.
Sin duda, los resultados de la muestra efectuada por el Órgano Judicial, ponen en contexto una situación que hace casi obligatoria la revisión del currículum y de los requisitos de cómo se adquiere la idoneidad de un abogado en Panamá. Una realidad que se agrava con los años pero a la vez, “una voz que da fortaleza para los esfuerzos que hace el Colegio de Abogados para dar pie a presentar modificaciones a la ley que rige a los abogados ante la Asamblea Legislativa”, manifestó Araúz a este diario. El aprobar o no el curso de inducción, puede ser un conducto para que el abogado reciba o no la idoneidad profesional.
PROMEDIO REGULAR
En cuanto a las calificaciones que obtuvieron los abogados, el promedio más alto fue de 79/100, que registraron los egresados de la Columbus University, seguido de la Universidad de Panamá con 77. El tercer puesto lo ocupa la Universidad Panamericana (UPAM) con 76; la Universidad Autónoma de Chiriquí (UNACHI) y la Universidad Cartago con 75 y la Universidad Interamericana de Panamá (UIP) con 74 puntos. La universidad con el puntaje más bajo fue la Interamericana de Educación a Distancia (UNIEDPA) con 61 puntos (ver tabla).
Los cursos que imparte el Instituto de la Judicatura son: Inducción para Nuevos Abogados en Principios Éticos; Actualizaciones y Cátedras libres y conferencias virtuales, éstos últimos responden a actividades desarrolladas en modalidad virtual con expositores internacionales y nacionales, en coordinación con despachos Superiores de la institución.
Es una ‘encrucijada’ a la que se le debe dar una solución para recuperar la dignidad de la profesión, finaliza el magistrado Fábrega.
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