Este lunes La Estrella de Panamá inicia una serie de entregas que forman parte de una investigación que recogió los testimonios de quienes fueron ingresados en albergues temporalmente, pero que permanecieron de forma indefinida. Cada uno refleja distintas falencias del sistema de Protección Integral, encargado de su bienestar
A partir de este lunes, La Estrella de Panamá presenta: “Albergues: la crisis por dentro”. Una investigación periodística que retrata el Sistema de Protección Integral de Niñez y Adolescencia en Panamá.
En esta serie de cuatro entregas se recogen los testimonios de personas que vivieron su infancia y adolescencia en diferentes albergues del país, la mayoría hasta cumplir los 18 años.
Cada una de sus narraciones evidencia diferentes debilidades en los procedimientos y la falta de respuestas que recibieron del Estado. En la que abre la serie, Eve, habla sobre sus traumas después de haber sido víctima de maltrato por parte de sus padres biológicos. Como consecuencia, fue institucionalizada en dos albergues a pesar de que en el camino vivió con una familia como parte del programa familias acogentes. Mientras estuvo en un albergue fue víctima de abuso sexual e intentó quitarse la vida.
Como la de Eve, se recopilaron historias de jóvenes que narraron su experiencia en los albergues y la falta de respuestas que recibieron del Estado, que debería concentrarse en proteger los derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) como acceso a la educación, atención médica, psicológica y psiquiátrica, el derecho a una identidad, a formar parte de una familia biológica o sustituta, o brindar alternativas a las víctimas antes de ser institucionalizadas prácticamente de forma indefinida.
El común denominador de todos los NNA institucionalizados se origina en un núcleo familiar violento, una caja de resonancia donde surgen situaciones de maltratos, abusos sexuales y abandono que requieren la intervención de especialistas. Esta situación se marca con frecuencia en adolescentes embarazadas.
El reporte, que tomó más de cinco meses de trabajo, logró acceso a documentos internos de la Secretaría Nacional de Niñez y Adolescencia (Senniaf) nunca antes publicados en los que se reconoce la ausencia de procedimientos definidos; mora en los expedientes que causaron años de espera a NNA que vivían en albergues sin que sus casos fueran atendidos; víctimas de violencia sin recibir la atención terapéutica debida, mora en las adopciones, entre otros. Una institución a la que el Estado por ley le encomienda una gran tarea, pero que a su vez no se preocupa por dotarla de los recursos necesarios o de una estructura acorde a funciones.
También expone la carga laboral en los juzgados de Niñez y Adolescencia que se traduce en una mora en los expedientes; retrasos en la verificación de la información y entrega tardía de las evaluaciones del árbol genealógico que impiden a los jueces tomar decisiones en tiempo oportuno y retrasan fallos de inhabilitación de la patria potestad a los padres biológicos o en ser declarados en adoptabilidad. En el Órgano Judicial también detectamos el silencio de los NNA a pesar de que por ley tienen derecho a un defensor de oficio que debe escuchar y velar por sus intereses.
Las vidas de los entrevistados representan las de cientos de NNA atrapados en un limbo, ante un Estado deficiente en brindar fórmulas de intervención para ofrecer una solución a los NNA institucionalizados de forma oportuna, procesos que pueden tomar meses se transforman en años. Entre las principales razones que influyen en este proceso, se evidenció la falta de personal calificado; insuficientes recursos económicos destinados a las instituciones encargadas de dar respuesta; burocracia que empantana los procesos de adopción; exceso de carga laboral; omisiones en los procesos de denuncia de abuso de sexual; intimidación a las víctimas que intentan denunciar maltratos o abusos y un insuficiente monitoreo a los albergues.
El resultado de todo lo anterior se ve reflejado en el tiempo que permanecen los NNA en albergues, mientras que su vida transcurre en un ambiente hostil —en la mayoría de los albergues— que les genera traumas a futuro. De igual forma, el seno de las familias de los NNA que han sido institucionalizados no recibe la intervención de diferentes ministerios como educación, salud, vivienda, desarrollo social, que actúan como islas, sin políticas y coordinación interinstitucional.
El esfuerzo contempló más de una treintena de entrevistas entre las que se cuentan testimonios; autoridades, especialistas en el tema, extrabajadores de albergues, jueces, psicólogos, psiquiatras, abogados, magistrados, defensores de Derechos Humanos, por nombrar algunos. Se solicitaron datos a través de la Ley 6 de Transparencia y Acceso a la Información; se tuvo acceso a reportes de trabajadores de la Senniaf que relatan dificultades para encontrar cupos en los albergues; comparecencias de diferentes autoridades y magistrados ante la Asamblea Nacional, así como informes internacionales que brindan las herramientas para atender a esta población.
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