Pérdida de la biodiversidad a pesar de un siglo de protección

Hace más de un siglo, la Isla Barro Colorado (BCI) se formó por la construcción del Canal de Panamá y con la formación del Lago Gatún, en ese momento, el embalse más grande del mundo. Desde entonces, esta isla de 15 kilómetros cuadrados ha estado protegida de la perturbación humana. Sin embargo, a pesar de ser un gran trozo de bosque inalterado durante más de 100 años, muchas de sus especies de aves han desaparecido. Un equipo de investigación que incluía a W. Douglas Robinson, científico visitante del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), exploró las razones.

“Excepcionalmente, la comunidad de aves BCI ha sido documentada por ornitólogos durante 90 años”, comentó Robinson. "Cuando iniciaron los estudios, a principios del siglo XX, se podían encontrar alrededor de 228 especies de aves en la isla".

Sin embargo, BCI nunca fue una isla regular: era un fragmento de bosque en la cima de una colina que se había aislado por la creación de un lago artificial. Esto presentó algunas ventajas para la conservación de la biodiversidad, como la resistencia a invasores exóticos y la protección de perturbaciones humanas.

Por otro lado, después de aislarse del bosque continental, algunas aves BCI comenzaron a experimentar nuevos desafíos. Las especies de aves asociadas con bosques húmedos y lluviosos se vieron particularmente afectadas. Aunque los patrones de lluvia se han mantenido relativamente estables, la isla no tiene arroyos o fuentes de agua permanentes y está expuesta a los vientos que azotan el lago Gatún, lo que contribuye a una mayor pérdida de humedad durante la estación seca de Panamá que sucede de diciembre a abril.

Con el tiempo, la comunidad de aves de BCI ha perdido aproximadamente una cuarta parte de sus especies. La mayoría tenían rasgos similares: eran sensibles a la sequía, no eran muy abundantes al principio o tenían dietas muy particulares. Por ejemplo, desaparecieron muchas aves que se alimentan de insectos, lo que podría explicar por qué los insectos son menos activos y más difíciles de cazar en ambientes más secos. Muchas aves terrestres también desaparecieron: incluso cuando seguían siendo abundantes en los bosques continentales adyacentes, porque no podían volar largas distancias y no podían cruzar el lago para mantener las poblaciones en la isla.

Según los autores, que describieron sus hallazgos en Scientific Reports, los patrones de lluvia también están cambiando, con períodos secos extremos más frecuentes en toda la región. En el pasado, estos períodos secos pueden haber conducido a un aumento de las tasas de extinción de aves.

Esta combinación de factores ha transformado lentamente la comunidad de aves de BCI en una que se asemeja a la de los bosques más secos y perturbados de la región. Si estas tendencias continúan, es posible que se pierdan unas 12 especies de aves más en las próximas dos décadas, si los patrones del cambio climático siguen siendo los mismos.

“La propuesta de que la simple protección de las selvas tropicales mantendrá su diversidad a largo plazo es cada vez menos respaldada dados los hallazgos recientes sobre la disminución de aves en vastos bosques amazónicos intactos”, comentó Robinson.

REDACCIÓN
Smithsonian

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