Autoridades esperan conocer los vínculos que desde la legalidad ayudaron a Otoniel a fortalecer el cartel más poderoso de Colombia, sus nexos se amplían a otros países que forman parte del corredor de la droga
El 70% de la droga que ingresa a Panamá proviene del principal cartel exportador de droga de Colombia, el Clan del Golfo, según informó una fuente del Ministerio Público que conversó con La Estrella de Panamá. La cabeza de esta organización criminal, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, capturado por las autoridades colombianas el pasado 23 de octubre en una operación catalogada como las más importante desde la caída del narcotraficante Pablo Escobar será extraditado a Estados Unidos aproximadamente en un mes, donde lo solicitan tres cortes federales: la del Distrito Sur de Florida, la Corte del Distrito Sur de Nueva York y una Corte del Distrito Sur de Nueva York, por tráfico de drogas.
Quien fuera el narco más buscado de Colombia y por quien ese país y Estados Unidos ofrecían millonarias recompensas, guarda información privilegiada no solo del ilícito negocio de las drogas, sino sobre sus vínculos que con los grupos irregulares que le proporcionaban protección a cambio de financiamiento con aquellos que se resistieron a la desmovilización en el proceso de Paz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC).
Para los fiscales hay algo claro, la mayor parte de los procesados terminan ofreciendo información a cambio de rebajas en la sentencia u otros beneficios, lo que denominan ‘colaboración’. En este caso, la información que puede proporcionar Otoniel sobre ubicación de laboratorios; sembradíos; la estrategia para ingresar el dinero al circuito financiero (blanqueo de capitales); testaferros; cuentas bancarias y sobre todo qué autoridades colaboraban desde la legalidad con el clan para facilitar sus operaciones, resulta más valioso que oro en polvo. La información que posee Otoniel no se limita a Colombia, sino a países Centroamericanos que forman parte del corredor de la droga. Recientemente el procurador encargado de Panamá, Javier Caraballo discutió junto a la Agencia de Administración de Drogas (DEA), así como el Departamento de Seguridad Nacional (HSI) y el Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos del (ATF) del Departamento de Justicia, los avances, estrategias y resultados de casos significativos contra el cartel colombiano el Clan del Golfo en Panamá.
La expectativa de las autoridades es intentar desarticular la organización desde el punto de vista financiero para debilitar su poderío.
En la cadena de exportación del grupo criminal, Panamá ha sido un eslabón intermediario hacia los mercados de Estados Unidos, Europa y Asia. Para los dos últimos destinos los puertos panameños han servido como trampolín para contenerizar la droga que arriba a territorio panameño vía marítima por el Caribe y el Pacífico.
Con la captura del cabecilla de la banda criminal más importante de Colombia, también conocida como clan Úsuga, las autoridades panameñas esperan que disminuya el traslado de droga hacia Panamá y otros países, al menos hasta el reacomodo de la organización. Los audios que se han filtrado del capo, desnudan una organización compartimentada por zonas, roles, pero siempre con gente de confianza.
A Otoniel se le investiga en Colombia desde el año 2010. Acumuló 100 órdenes de captura mientras militó en el bloque Centauros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), como jefe del bloque Pedro Pablo González, según informó a WRadio en una entrevista la fiscal Natalia Rendón, directora de la seccional de fiscalías de Medellín.
Además se le han formulado cargos por homicidio, terrotismo, concierto para delinquir, abuso de menores, entre otros.
La carrera delincuencial de Otoniel quedó marcada cuando se encontró con Daniel Rendón Herrera, alias "Don Mario" (extraditado a Estados Unidos en 2018), en el bloque Centauros aunque eran conocidos desde Urabá. Don Mario lo hace su hombre de confianza cuando montó otra fuerza para evitar someterse a la desmovilización.
Otoniel era un hombre sumamente desconfiado, al grado en que “si masticaba un chicle, lo enterraba para evitar que un avión lo ubicara y detectara su ADN,”, reveló la Fiscal a la W.
Rendón logró establecer un esquema claro de cómo era la fuerza de Otoniel hasta que comenzaron su expansión y dedujo una hoja de ruta para las investigaciones.
La Fiscalía confirmó que infiltró agentes encubiertos en las filas de Otoniel, un trabajo que tomó mucho tiempo y paciencia, riesgoso por la posibilidad de ser descubiertos, pero que finalmente dio sus frutos. El trabajo de la fiscalía también fue efectivo gracias a las interceptaciones telefónicas que se hicieron al capo. Sabían quiénes lo rodeaban, dónde estaba, la dificultad para ingresar al sitio. El cerco fue tal que asfixió al narcotraficante más buscado de Colombia.
Judicializar a los corruptos que lo rodearon y le colaboraron en el ocultamiento de bienes, información privilegiada del cuerpo militar, testaferros, una lista interminable de brazos que desde la legalidad fortalecieron la estructura del narco.
Detectar los mecanismos y a las personas que lavan dinero producto del narcotráfico en Colombia y otros países, es una tarea pendiente de las autoridades.
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