Bernardo Kliksberg: "En los países nórdicos el corrupto es excluido"

Bernardo Kliksberg, el gurú de la responsabilidad corporativa, subraya que las abismales desigualdades en el continente americano responden a la falta de una cultura educativa que apunte a calificar la corrupción  como una ‘lacra social’ 


Bernardo Kliksberg.

A pesar de la conciencia social que existe en Panamá sobre la importancia de la educación y de que ésta es la vía para reducir la brecha en desigualdad, los principios en los que opera el país son totalmente contrarios. Todos los sectores comerciales y de servicios iniciaron operaciones, pero la educación presencial se dejó para el último renglón. Lo que da una idea de las prioridades en que se fundamenta el país y la importancia que representa la educación para el gobierno.  

La fórmula adoptada en naciones que hoy viven un clima de transparencia e igualdad fue apostar a la educación, ciencia y tecnología. Desde su oficina en Nueva York, Estados Unidos, lugar desde donde asesora a las Naciones Unidas y más de 30 países, explica que en estos países desarrollados se gestó un pacto social con trazos específicos y obligaron a las empresas a ser responsables socialmente. Bernardo Kliksberg es el padre de la responsabilidad corporativa. Ha dedicado decenas de libros a este concepto y ahora suma los desafíos que enfrenta el mundo en pos-pandemia.

Desde su punto de vista, ¿cuáles son los desafíos pos-pandemia en materia económica?
La pandemia encontró un mundo muy mal organizado y eso fue parte del impacto y de la desigualdad, las tasas de contagio, mortandad, son el triple o el doble en los sectores vulnerables de la población mundial en las poblaciones de color, latinas, en Estados Unidos, la India y Brasil, los países que encabezan las peores estadísticas del mundo. Es pura desigualdad. El mundo es uno en el que la mitad de la población está por debajo de la línea de la pobreza, 4 mil millones de personas no tienen agua potable e instalaciones sanitarias adecuadas, 3 mil millones no tienen los alimentos adecuados, a pesar de que el mundo produce alimentos para 12 mil millones de personas. Encontró amplias poblaciones vulnerables y el problema económico es cómo combatir la desigualdad.


Existe la fórmula porque existen países que tienen una desigualdad muy baja: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia, donde la desigualdad es de 0.25 medida por el coeficiente Gini. En América Latina (AL) es mucho más del doble, en Panamá es de 0.57. 


Tanto se habla de reducir la brecha de desigualdad, ¿cuál es la fórmula efectiva para lograrlo?
Existe la fórmula porque existen países que tienen una desigualdad muy baja: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia, donde la desigualdad es de 0.25 medida por el coeficiente Gini. En América Latina (AL) es mucho más del doble, en Panamá es de 0.57. En los países nórdicos las sociedades tienen acceso a todos los servicios, tienen todos los derechos, educación, salud, esperanza de vida más extensa, la menor discriminación de género, la mejor lucha contra el cambio climático. Esto lo lograron gracias a un gran pacto social entre las políticas públicas, empresa privada responsable, movimientos sindicales y los sectores de la sociedad sobre la base de igualdad y buenas oportunidades. Sobre eso la educación gratuita para toda la población y protección en salud de la misma forma y oportunidades económicas para los pobres.

No son los únicos, en Nueva Zelanda, Holanda, Canadá, andan por allí. No hay que inventar la fórmula, hay que ver lo que han logrado otros países en base a igualdad y sus logros.

Este panorama trasladado a América Latina pareciera una amplia contradicción. ¿Por qué esta región tiene los peores índices de desigualdad?
Hace 40 años Finlandia era un país totalmente atrasado y la gente se iba a otros lugares de Europa para buscar futuro. Finlandia es hoy una potencia tecnológica y el país número uno en educación. Invirtieron en educación, ciencia y tecnología e igualdad. Es el paraíso de las cooperativas y la economía social. Así que eso se puede hacer en América Latina.

A pesar de que hay países profundamente desiguales, vemos a Uruguay y Costa Rica que han logrado mantener futuros sociales en los que la mayor parte de la gente tiene oportunidades. Eso es posible. Si Finlandia lo hizo hace 40 años, América Latina, llena de recursos naturales, tiene que buscar políticas públicas inteligentes que pongan en primer lugar a la gente, tiene que exigir responsabilidad de las empresas privadas y educar. La educación es decisiva.

Si no hay corrupción en los países nórdicos es porque una de las claves en su cultura, educa hacia que la corrupción es una lacra social y el corrupto es excluido de la sociedad.

Desde ya eliminar la corrupción es un principio básico para todos. Hoy la Cepal está pidiendo que se implante la renta básica universal y es viable.

Gran parte de nuestro problema se debe a la educación. En muchos países de Latinoamérica los jóvenes se retiran de la educación media en un 60%, ¿Qué consecuencias tiene esto en el futuro?
Gravísimas. Se les dice con frecuencia a los Ninis, que ni estudian ni trabajan. Yo digo que  el concepto es equivocado porque no estudian porque eso comenzó con la pobreza. Un 15% de la población infantil en América Latina  tiene que trabajar desde muy pequeños para agregar algo a esos hogares que viven en un 40% de pobreza. No tienen oportunidades para estudiar y por otra parte, la inversión en educación en AL no ha sido la prioridad que debería ser.


La Responsabilidad Social Empresarial es el modo en que empresarios con conciencia ética y una sociedad que dice que no solo hay corrupción en el sector público, sino en el privado, reclama en los dos casos conductas íntegras y presiona.


En muchas escuelas no hay agua potable, no hay bebederos de agua, para señalar lo más elemental. Por otro lado, los chicos condenados a trabajar viven en pobreza y no completan la secundaria. Ni el sector público o la empresa privada toman a personas que no completan el ciclo secundario en pleno siglo de estallamiento de la tecnología y quedan afuera y ahí existe el peligro de pandillerismo que se da en Panamá y de las maras en Centroamérica. Si no hacemos inversiones inteligentes que completen por lo menos el ciclo secundario, ahí están los grupos criminales tentándolos, quedan atrapados.

Usted ha dedicado mucho tiempo a la ética y responsabilidad empresarial. ¿Puede definir este último concepto?
Viene desde la Biblia. Ahí está la idea de que la prioridad privada es totalmente válida pero que tiene que ser usada en beneficio público. La biblia establece el primer impuesto, el diezmo de todo lo que gana para beneficio público, educar y satisfacer las necesidades de la comunidad.

La Responsabilidad Social Empresarial es el modo en que empresarios con conciencia ética y una sociedad que dice que no solo hay corrupción en el sector público, sino en el privado, reclama en los dos casos conductas íntegras y presiona.

La respuesta de los jóvenes en las encuestas es abrumadora; el 95% de los jóvenes según encuestas recientes, están a favor de empresas verdes que combatan el cambio climático y den trabajos dignos con oportunidades de desarrollo.

Una persona con su trayectoria, ¿qué piensa cuando se le nombra la empresa Odebrecht?
Lo asocio inmediatamente con el Lehman Brothers. El banco de 170 años que hicieron quebrar provocando la segunda gran crisis mundial de toda la historia. Después de  los 30s provocaron las quiebras fraudulentas de los cinco bancos más importantes de Estados Unidos.

Lo asocio con un conjunto de episodios de corrupción en el que el de la brasileña es uno de los más repudiables y sobre todo siempre preocupado por las soluciones. El libro que acabo de presentar es de soluciones y hay soluciones para luchar contra la corrupción. La ley, la no impunidad y sobre todo el permanente control de la sociedad civil y los medios de comunicación que trabajan para la gente, todo eso quita espacio a la corrupción. Fundamentalmente es la educación, tiene que comenzar desde la educación muy temprana llena de valores éticos.


Adelita Coriat y Bernardo Kliksberg conversando vía Zoom.


¿Usted cree en las segundas oportunidades para las empresas que aceptan su culpa y reinsertarse en el negocio?
Yo creo que las empresas con buena gerencia primero tratan de ceñirse a la responsabilidad social porque les va mucho mejor. Actúan bien con los consumidores, con los pequeños ahorristas, con sus empleados en primer lugar, no hacen discriminación de género, y venden mucho más en los mercados y la tasa de retorno es más alta. Pero por otra parte la vida de un empresario con responsabilidad social es más feliz, porque puede mostrar a sus hijos y citar cosas que van a ser útiles para el país, la empresa y la comunidad.

¿Cómo debe enfrentar la comunidad internacional la migración irregular en Europa y en AL?
Es el cambio climático. Es la clave de las grandes migraciones. Los gases invernadero lanzados por empresas inescrupulosas que no tienen en cuenta el interés colectivo están recalentando el planeta y dejando detrás suyo sequías y gigantescas inundaciones que están destruyendo el equilibrio natural.

La gente se escapa porque no puede sobrevivir en África, en zonas de AL, las pequeñas parcelas de tierra, el 90% de los campesinos son minifundistas que no tienen oportunidad de producir, entonces la gente desesperada migra. Es una migración totalmente guiada a las desigualdades, la falta de oportunidades y el cambio climático. Pero hay esperanza, existen las energías más baratas, hay que impulsarlas e invertir en desarrollo de las comunidades pobres. He visto cómo florecen comunidades pobres asesorando a algunos presidentes como Paraguay y en otros lugares. La gente cuando tiene un hábitat prefiere quedarse ahí. Se van porque no hacemos lo suficiente para que no se vayan.

¿Usted cree que las cumbres para combatir el cambio climático son efectivas realmente o más protocolares?
Es muy importante que se ponga el tema en el centro. Están los sistemas activos de desinformación que niegan el cambio climático. Es muy importante que la gente tome conciencia. Las cumbres ayudan en ese sentido, pero también es importante que salgan cosas concretas.

Cien mil jóvenes que desfilaron ahora en Glasgow 2021 - COP 26 exigieron, y se hizo, que no se puede esperar otros cinco años para realizar otra cumbre y tomar nota de lo que no se cumplió, porque en cinco años casi no tenemos planeta. Tenemos poco tiempo -10 años- para hacer cambios y la cumbre aprobó hacer la cumbre cada año.

Pero ahí también priman los poderes económicos, un país petrolero es difícil que deje pasar esos ingresos e invertir en energía limpia...
Si le cuento que en este mismo momento uno de los países más petroleros, Noruega, está revisando todo para ver cómo puede basarse en energías limpias. Lo considero una cuestión de ética, nosotros no podemos vivir de algo que está destruyendo el planeta. Es el sentimiento de la gente que se entera de lo que está sucediendo.

Yo creo que el mundo va a cambiar por los jóvenes y por las mujeres. Por el ingreso firme de la mujer en acción demandando derechos para todo. Noruega lo plantea como un tema de ética, otros países europeos están uniéndose. La industria automotriz del mundo, con responsabilidad social y de futuro, están pasando al auto eléctrico. En 10 años la mitad de los años serán eléctricos de acuerdo con las inversiones que están haciendo Ford y General Motors. La lucha contra el cambio climático no puede ser tardía, o ganamos esa lucha o nos quedamos sin planeta, no hay otro planeta para vivir.

Mencione una de las soluciones más prácticas que plantea en su libro: “Retos éticos de la pos pandemia”, sobre la recuperación para las empresas...
El ser humano ha mostrado que tiene herramientas tecnológicas excepcionales y que puede enfrentar al virus. Hoy sabemos cómo, tenemos vacunas y píldoras. Hemos visto un país como Israel que ha enfrentado varias olas y es posible. Pero no se obtendrán resultados si no hay ética.

Yo hablé durante la presentación del libro, con tan rica compañía del presidente de La Estrella de Panamá, Eduardo Quirós, y de la presidenta de la Cámara Panameña del Libro, Orit Btesh, y de Raquel Robleda, hablé de que el 85% de las vacunas se han dado en países muy ricos. África tiene un 3% de personas vacunadas y los países pobres un 0,3%. Ahí hay un gran tema, solidaridad. En cuanto más subsista la pandemia más peligro habrá para todos. Solidaridad y ética.

¿Quiere decir que las farmacéuticas deben hacer un esfuerzo por donar sus vacunas a estos países?
Quiere decir por una parte que desde ya la exigencia es que para esos países el valor de las vacunas no puede ser el valor que pagan los países ricos. Según el Fondo Monetario Internacional, si se invierte en darle vacunas al 80% de la población de los países pobres, para el mundo el retorno de la inversión es de 18 mil por ciento. Toda la economía del planeta va a crecer muchísimo, es un gran negocio para las empresas, incluidas las farmacéuticas buscar junto con los poderes públicos y las empresas filantrópicas buscar soluciones rápido. La Biblia en la voz de Moisés dice hagámonos unos responsables por los otros, hoy en época de pandemia, más que nunca.

¿Qué tan bien se portaron las empresas durante la pandemia?
Mezclado, hubo empresas ejemplares como una que produce los sistemas más avanzados del mundo en ventilación que donó todas sus patentes para que cualquiera pudiera producir sistemas de ventilación que tenían un déficit durante la pandemia. También hay empresas que participaron en la fundación Gates, en lograr lo que el mundo no había logrado en cien años, en el medio de la pandemia se logró la vacuna contra la malaria que mata a dos millones de personas por año, dos millones de pobres. Y ahí hubo mucho apoyo de la empresa privada noble. También hubo empresas insensibles y que solo se preocuparon por aprovechar las oportunidades de maximizar sus ganancias. Es una lucha por la ética.

Percibo una rivalidad entre la ética y la mezquindad, ¿quién gana?
Ahí yo trabajo durante muchos años un tema: la educación de los empresarios. En que las escuelas que diploman administración de empresas, hasta hace unos años atrás, enseñaban solamente a ganar dinero, después de la gran crisis económica en la que la sociedad enjuició muy fuertemente a las escuelas. Con qué clase de educación se están graduando, saben ganar dinero, usan la mejor tecnología, pero no tienen conciencia ética. Casi todas las universidades cambiaron su currículo y ahora están enseñando ética a los empresarios. Yo lo he hecho en AL en varias universidades y en 10 años hemos visto más de 10 mil futuros empresarios que sienten que la vida se les mejora totalmente cuando se ofrece ese desafío ético en las empresas.

¿Qué estrategias debe adoptar un país para reducir el cinturón de trabajo informal y nutrir el formal?
Oportunidades para las pequeñas y medianas empresas que son las mayores creadoras de empleo. Eso significa muchas cosas: darles crédito, democratizar el acceso a crédito, estimular la creación de estas empresas y tratar de que los jóvenes que no completaron la secundaria lo completen. Hay programas especiales para eso. Ofrecer oportunidades de Pymes, a las mujeres, por supuesto. Los programas que he aconsejado a los gobiernos han ido muy bien porque sugerí que los subsidios sociales se les entreguen a las mujeres, a la madre, que hace uso óptimo del dinero y además se les de la oportunidad de aprender oficios. Eso significa Pymes y resultados.

¿Tiene más fe en las mujeres que en los hombres?
Las mujeres tienen altruismo. El talmud dice que Dios debe velar por todos los seres humanos, pero como no podía estar en todas partes creo a la madre. Es el liderazgo del altruismo y lo trasladan a todas las actividades.

RECONOCIDO EN EL MUNDO
Es el gurú de la responsabilidad corporativa

  • Nombre completo:  Bernardo Kliksberg
  • Nacimiento:  1 de marzo de 1940, Buenos Aires, Argentina.
  • Ocupación:  Economista
  • Resumen de su carrera:  sociólogo, contador público, profesor, escritor, consultor y asesor argentino. Pensador reconocido sobre temas económicos, sociales y organizacionales, es autor de 65 libros difundidos a nivel global. Ha sido nombrado doctor honoris causa por más de cuarenta universidades de América, Europa y Asia. Desde los años setenta es considerado el "padre" de la Responsabilidad Social Corporativa. Recientemente fue invitado por el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Panamá, Luis Ramón Fábrega, a un ciclo de conferencias sobre ética en la justicia para 180 participantes. Recibió las llaves de la ciudad y fue condecorado doctor Honoris Causa en la Universidad Tecnológica de Panamá.

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