Impidieron el paso a 72 personas con alertas biométricas, de ellas se identificó a más de una treintena vinculada a grupos extremistas. El flujo de migrantes descendió en enero de este año
El año pasado cruzaron el país con destino a Canadá, Estados Unidos y México un total de 134 mil migrantes irregulares, siendo los meses más desafiantes julio (18,813); agosto (25,332); septiembre (25,505) y octubre (25,904).
Las autoridades panameñas se sienten “optimistas aunque cautas” ante el descenso en el flujo de migrantes en la frontera con Colombia.
Aunque el optimismo de las autoridades puede ser calificado como precipitado, dado que se trata del primer mes del año, hay un hecho tangible: el mes pasado transitaron 780 migrantes, de los cuales la mitad se encuentra en la frontera con Costa Rica, en comparación con el mismo periodo de 2021 cuando se contaron 1071, según las cifras del portal de la Dirección de Migración.
El año pasado cruzaron el país con destino a Canadá, Estados Unidos y México un total de 134 mil migrantes irregulares, siendo los meses más desafiantes julio (18,813); agosto (25,332); septiembre (25,505) y octubre (25,904). El bajón lo atribuyen a la estrategia diplomática y de seguridad adoptadas desde agosto pasado. En esa fecha, la canciller Erika Moynes convocó a una reunión con sus homólogos de 10 países, representantes de migración y seguridad pública para discutir el asunto y que cada quién asumiera el rol que le correspondía durante la ruta.
La segunda táctica consistió en el despliegue de cientos de unidades del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) en la peligrosa ruta de la selva del Darién, un infierno para los migrantes que suelen ser guiados por traficantes.
Un año antes (2020) 8 mil migrantes cruzaron la frontera.
El alarmante aumento motivó a Panamá a poner en marcha una estrategia diplomática sin precedentes y fortaleció la seguridad y el manejo migratorio en la zona.
Este año también contaron 143 inmigrantes irregulares de Uzbekistán y 6 de Kazajistán. Las verificaciones realizadas en 2022 arrojaron tres alertas de Interpol: un egipcio, un mexicano y un nigeriano por presuntos delitos de terrorismo, asesinato y narcotráfico.
NEXOS CON TERRORISTAS
Ayer el ministro de Seguridad, Juan Pino, acompañado de Oriel Ortega, director de Senafront, Samira Gozaine, directora de Migración y la canciller Moynes, revelaron que en 2021 detuvieron a 72 personas, de las cuales 38 estaban vinculadas a grupos terroristas: 14 de origen yemenita; 13 de Afganistán; 2 de Irak; 6 de nacionalidad Pakistaní; uno de Jordania, otro de Sri Lanka y uno más de Palestina. Los extranjeros mantenían alerta de la Interpol y fueron identificados gracias al sistema biométrico instalado por las autoridades en el primer punto de entrada a Panamá.
Resalta que entre los venezolanos aprehendidos, hubo ciudadanos de origen sirio, paquistaní y libaneses quienes portaban pasaportes del país sureño. Algo que hace recordar que en 2017 el régimen entregó 10 mil documentos a ciudadanos de Irán, Siria y otros países de Medio Oriente en una operación de tráfico humano liderada por el vicepresidente Tareck El Aissami. Medios internacionales reportaron que esta práctica pudo haber durado más de un año y fue desvelada por Medrano Rengifo, ex director general de la Oficina de Identificación, Migración y Extranjería de Venezuela, en una entrevista al diario Nuevo Herald de Miami, Florida.
Este año también contaron 143 inmigrantes irregulares de Uzbekistán y 6 de Kazajistán. Las verificaciones realizadas en 2022 arrojaron tres alertas de Interpol: un egipcio, un mexicano y un nigeriano por presuntos delitos de terrorismo, asesinato y narcotráfico. Estas personas se encuentran detenidas en los albergues migratorios en Panamá para ser deportadas con todas las medidas de seguridad.
VENEZOLANOS A LA CABEZA
Las autoridades han notado cambios en cuanto a la nacionalidad de los migrantes. En estas fechas los venezolanos han desplazado a los haitianos. Suponen que existen redes criminales que motivan a los migrantes a cruzar la frontera en busca de un mejor futuro.
Hay cambios en las rutas del tráfico humano. Canamembrillo, un pueblo de 90 habitantes situado en el Darién cerca de la frontera colombiana de cara al Caribe, es ahora el sitio de llegada. En el pasado era Bajo Chiquito que figuraba como una de las rutas más concurridas. Aunado a esto, también han registrado el paso de personas por el pacífico que conecta Juradó con Jaque.
La semana próxima tienen previsto un cambio en la estrategia de seguridad. Una más agresiva contra el narcotráfico, trata de personas, delitos ambientales, narcotráfico y delincuencia común. La operación “Vamos con todo” proyectada a gran escala y planificada, busca desplegar la fuerza pública en lo largo del cordón de 300 kilómetros de frontera desde el pacífico al caribe y atacar las redes criminales que operan en la zona. En 2020 desmantelaron dos gracias al intercambio de información con otros países. En el aspecto humanitario se reorganizó el campamento de Lajas Blancas, en este momento vacío, en donde construyeron casas de madera, cada una con capacidad de 8 personas y dotaron de servicios básicos para los migrantes.
De igual forma, Pino manifestó su compromiso con la atención humanitaria especialmente hacia la población infantil de migrantes.
Los acuerdos con organizaciones no gubernamentales especializadas en temas de infancia proveen un apoyo psicosocial y técnico para los niños. Este año proyectan la construcción de un nuevo albergue en Metetí, Darién, con modulares para brindar un mejor ambiente que en San Vicente en la misma provincia.
En 2021 Panamá invirtió aproximadamente $45 millones en atención a migrantes irregulares entre todas las instituciones del estado. Este año los pronósticos son menores por la cantidad de gente que ha llegado. Panamá es signatario de compromisos internacionales que lo obligan a proporcionar atención a estas personas en su paso por el país. En mayo próximo la directora de Migración avanzó que asistirá a la reunión en las Naciones Unidas que abordará como eje central la migración en el mundo.
Otro factor que explica el aumento de tráfico fue el inicio de la pandemia en marzo de 2019 que contuvo a una gran cantidad de personas que se vieron impedidas de abandonar sus países de origen. Cuando las restricciones de movilidad aflojaron, las mareas de migrantes se hicieron más notorias. Colombia abrió las fronteras y los números entre junio y octubre se dispararon. El endurecimiento de las leyes o condiciones migratorias de Estados Unidos también ha inhibido a los migrantes, al igual que las visas de tránsito solicitadas en varios países en la ruta. El sistema es cambiante, por eso las estaciones de recepción migratoria permanecerán, el tema no acabó a pesar de los bajos registros de este año.
El ministro de Seguridad recalcó que en Panamá existe un modelo en el trato humanitario que entrega a los migrantes irregulares que ha sido ejemplo para otros países en cuanto a movilización, atención de salud, alimentación, cuarentenas y vivienda. “No ha sido fácil, es un problema multidimensional que enfrentan las autoridades, especialmente el año pasado que alcanzó puntos máximos”, señaló.
Ortega, del Senafront sabía que los delincuentes evolucionarían en su actuar: “Les cerramos la ruta migratoria por el área de Bajo Chiquito donde dirigimos patrullas en toda la ruta”, por eso modificaron el tráfico por Canamembrillo. Intercambiaron información con la fuerza pública colombiana y mantuvieron comunicación con organismos de inteligencia y el Ministerio Público que logró identificar el accionar delictivo, lo que llevó a varias aprehensiones. Recibieron más de 63 denuncias por abuso sexual durante la ruta del Darién en 2021. Este año están en blanco, al igual que las denuncias por robo que antes eran muy frecuentes acompañadas de violaciones sexuales.
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