El ministro de Economía y Finanzas, Héctor Alexander, se siente optimista por el desempeño de las finanzas públicas que tras dos años de déficit, en 2022 reflejarán un ahorro de más mil millones de dólares que servirán como parte del financiamiento a obras de inversión social
Después de dos años consecutivos sin ahorro corriente en el gobierno, para 2022 el ministro de Economía y Finanzas (MEF), Héctor Alexander proyecta un ahorro de $1,050 millones tomando en cuenta que los ingresos corrientes alcanzarán $10,224 millones (tributario y no tributario) en comparación con los gastos del gobierno central estimados en $9,174.
Alexander conversó con La Estrella de Panamá acerca del futuro de las finanzas públicas, el arrastre de la pandemia, inversiones, los índices de ocupación laboral y los esfuerzos por salir de las listas grises.
Si bien en este momento los números reflejan un avance positivo en materia de recuperación económica, el ministro es consciente de que no se trata del escenario ideal. En cuanto al endeudamiento se enrumba a bajar la relación deuda/Producto Interno Bruto (PIB) de 68.5% en 2020 a 62.5% para finales de este año. Pero en el camino se pueden presentar varios desafíos que pueden alterar los planes. Emergen de una coyuntura internacional originada por un posible conflicto armado en Ucrania que amenaza con disparar el precio del petróleo. Esto sin duda se traducirá en una pérdida para Panamá, un país netamente importador. En este sentido el MEF realiza varios ejercicios que intentan proyectar el impacto que tendrá el precio del petróleo en nuestra economía para encontrar alternativas.
El valor del crudo impactará de igual forma en la inflación panameña que para finales de este año se calcula en 3%, aunque Alexander advierte variaciones en caso de un alto precio del barril.
“Los panameños vamos a tener que pagar la pérdida. Sobre quién va a caer más el peso, es otra discusión que debemos tener”, dice. Seguramente saldrán varios grupos a reclamar que no les toque a ellos. El valor del crudo impactará de igual forma en la inflación panameña que para finales de este año se calcula en 3%, aunque Alexander advierte variaciones en caso de un alto precio del barril.
MODELO NO SOSTENIBLE
En 2020 las finanzas públicas registraron un déficit de $-1,275 para compensar la caída de los ingresos, y en 2021 alcanzó $-1,1130.
“No es sostenible el modelo que teníamos, nada que ver”, reconoce el experimentado ministro.
“Puedo pedir prestado para otras cosas, pero no para la planilla y otros gastos”, exclama. Ahora pasamos del rojo a los ahorros que van a financiar aproximadamente un 30% a 32% de la inversión del gobierno central cuando antes se pidió prestado para financiar el 100%.
Alexander tiene fama, y ha pasado a la historia, por ser el único ministro de la cartera que ha dejado a su relevo las finanzas en orden. Lo hizo en 2009 cuando culminó la administración de Martín Torrijos y ahora tiene la intención de hacerlo por segunda vez cuando abandone el cargo en 2024. Sabe que en esta ocasión no podrá alcanzar una relación de 75% de ahorro y 25% deuda para financiar los proyectos, como él hubiera querido. El Covid-19 destruyó la política financiera que tenía en mente Alexander. En este momento la relación es a la inversa debido a la cantidad de deuda adquirida (más de $10 millones): las inversiones se financian con 68% de deuda y un 32% de los ahorros corrientes.
Está convencido de que la estrategia que adoptó al principio de la crisis de Covid-19 fue la correcta. “Lo volvería a hacer exactamente igual”, asegura.
Este año el país solicitará préstamos por $3,993 mil millones, de los cuales $1,700 pagarán amortizaciones y $2,285 millones se emplearán para financiar una serie de inversiones programadas.
Hasta el momento la deuda del país asciende a $42,800 millones. Desde 2019 se ha adquirido deuda por $11,782 millones, aunque Alexander descuenta de ese monto los $4,176 millones que pidió prestados al inicio del mandato para hacer frente a compromisos heredados de la administración de Juan Carlos Varela. No ve justo atribuirle a una planificación suya, sino a una situación a la que le tocó hacer frente sí o sí.
Atribuye a las prolongadas paralizaciones de las actividades económicas la estrepitosa caída de -18% que sufrió la economía, una cifra muy superior a la que experimentaron las economías emergentes, las avanzadas o los países de América Latina que se mantuvieron en un rango de entre -3% a -9% entre 2019 y 2020.
Está convencido de que la estrategia que adoptó al principio de la crisis de Covid-19 fue la correcta. “Lo volvería a hacer exactamente igual”, asegura. En dos ocasiones acudió a la Asamblea Nacional para permitir elevar los topes del déficit (de 2.0% a 3.5% del PIB para 2019, 2.75% para 2020, 2.5% para 2021 y 2% para 2022 en adelante) para poner en marcha una política anti cíclica dado el desplome del déficit que arrastró el cierre de las actividades económicas a raíz de la pandemia.
“Nadie puede hacer buenas proyecciones con una situación inédita, se revisan las estimaciones. Para muchos la recuperación del 2021 no es tal, pero claro que nos estamos recuperando”, defiende, pero no significa que los números son los que “queremos todos”.
Hasta septiembre de 2021 el PIB creció 14.9%. Una cifra que Alexander da un valor de importancia sin llegar al optimismo extremo. “Es un paciente que llegó mal al hospital y se está recuperando, no está curado, pero está mejor que cuando entró a urgencias”, parafrasea. Es muy diferente a decir que el paciente todavía no está como para ir a bailar y socializar. “No hay que minimizar lo que ha pasado. Hay una recuperación, pero no estamos totalmente recuperados. Calculamos que para fines de este año llegaremos a los estándares de 2019”.
“Nadie puede hacer buenas proyecciones con una situación inédita, se revisan las estimaciones. Para muchos la recuperación del 2021 no es tal, pero claro que nos estamos recuperando”, defiende, pero no significa que los números son los que “queremos todos”.
La estrategia ahora es aplanar los gastos para restar peso en relación a los ingresos. Los sectores de mayor crecimiento de 2021 fueron la explotación de minas (148%); industria manufacturera (11.4%); comercio (17%); construcción (28.7%); juegos de azar (47%); transporte y almacenamiento (10.6%).
En negativo registraron la pesca (-10.4%); hoteles y restaurantes (-8.8%); intermediación financiera (-3,8%); educación privada (-2,3%) y los hogares privados con servicio doméstico (-8.7%). Los sectores que no han crecido representan el 58% de la fuerza laboral.
La proyección de crecimiento económico del MEF para 2022 es del 5%, aunque las calificadoras son más optimistas y estiman que será entre un 5% a 7%.
IMPUESTOS
Alexander habla de cambios en la política tributaria. Le ha puesto el ojo a la discusión mundial relacionada al impuesto mínimo (15%) que deben pagar las corporaciones trasnacionales: “nosotros estamos siguiendo eso de cerca”. También tiene la mirada fija en las actividades digitales que cada día abarcan más terreno y se imponen en el mundo. Estudia cómo gravarlas para aumentar la base tributaria, además de fiscalizar mejor la recaudación.
CONSERVAR GRADO DE INVERSIÓN
En cuanto a la relación al grado de inversión, el ministro se apoya en la opinión de las calificadoras: “consideramos que la forma en que se están manejando las finanzas y la narrativa que se está teniendo está ayudando a mantener el grado de inversión. En su último informe Fitch Ratings mejoró la calificación de negativa a estable, pasamos algo difícil y nos mejoraron la calificación”. Moody’s pronto va a sacar el informe “pero nosotros no vamos a perder el grado de inversión. Solo el hecho de que nos pasaron de negativo a estable es muy buena señal”, indica.
¿CORTAR GASTOS?
El MEF hizo algunas tareas en materia de alquileres y viáticos que según Alexander han “bajado de forma importante” los gastos. Hay quienes opinan que no es suficiente. Añaden a esta lista los constantes gastos en consultorías, en las embajadas y la planilla. “No va a ser tan fácil bajar los gastos”, exclama moviendo la cabeza de lado a lado. Alexander confía más en que los gastos se verán desde una perspectiva distinta a medida que los ingresos vayan despegando, pesarán menos que al principio. Es el concepto del peso de las cosas.
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