Como parte de las acciones para aliviar el costo del combustible, los transportistas recibieron una ayuda de $8 millones a cambio de no subir el pasaje. Ayer en la Presidencia se analizaron alternativas acerca del impuesto del combustible
Reducir el impuesto que impone el gobierno al precio del combustible con el fin de aliviar el impacto económico en los bolsillos de transportistas, la cadena logística y el conductor común, requiere de una renta sustitutiva. Es decir, dinero fresco reemplace el subsidio temporal. El impuesto de la gasolina se emplea a su vez para financiar el subsidio del gas licuado, que para este año se presupuesta en $75,6 millones.
La disyuntiva a la que se enfrenta el gobierno es encontrar una fuente de ingresos frescos, recortar o transferir fondos de otros renglones para destinarlos a cubrir el monto de la exoneración, sin violar el déficit fiscal y evitar una contracción en la cadena de consumo.
Por lo pronto, ayer se llegó a un acuerdo con los transportistas quienes recibirán una ayuda económica de $8 millones que se suman a los $3 millones aprobados en el mes de diciembre, cediendo un total de $11 millones al transporte selectivo y colectivo, para evitar aumentos en el pasaje a los usuarios.
Además, se aprobaron otras soluciones que benefician al sector transporte desde la base para el desarrollo del sistema, como el derecho de la exoneración de aranceles y la agilización de los trámites de importación, se lee en un comunicado de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre.
Los precios del combustible se derivan del alza del crudo de referencia en Panamá, el Western Texas, impactado por el conflicto entre Rusia y Ucrania y principalmente por las sanciones de Occidente contra Rusia.
Aunque en Europa se han avanzado conversaciones y se llegue a un acuerdo de paz, como nos dice el economista Felipe Chapman, no se verá reflejado de inmediato. “Esto quiere decir que continuaremos sufriendo el golpe económico que representa el precio del combustible, principalmente en el consumidor. Los contribuyentes somos los que pagamos las cuentas al final”, explica el economista”, abunda Chapman.
Como consecuencia, los economistas alertan sobre una posible contracción económica de continuar la racha a la alza, que ocasionará que las personas tengan menos dinero para gastar.
Antes de la guerra, Chapman calculó que en 2022 la economía crecería un 5,2%, pero ahora analiza correcciones a la baja, como ocurre a nivel global.
El gobierno puede afectar el precio de la gasolina de forma artificial como ha ocurrido en otros países con un programa de subsidio temporal hasta que el precio del petróleo alcance cierto nivel. Eso se logra con impuestos nuevos o sustitución de gastos. Lo primero es casi impensable para el gobierno y para los economistas que lo miran como una ecuación recesiva.
La otra forma es evaluar en el plan de gastos aquellos no necesarios y transferirlos al subsidio, “pero debe hacerse de una forma técnica, no política, para evaluar cuál es el resultado para la sociedad”, advierte Chapman.
“Aún no hay una crisis para hacer una política disruptiva para intervenir”, considera el presidente del Colegio de Economistas, Samuel Moreno. En cambio, si se dispara el precio del crudo “hay que pensar en una idea diferente. Hasta ahora el precio del crudo de Texas ha descendido levemente en los últimos días”, añade Moreno.
Ayer en la Presidencia se citaron las instituciones relacionadas al sector energético para evaluar alternativas, pero al cierre de esta nota aún no había terminado la reunión.
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