La población más vulnerable en las redes son los niños. Muchas veces víctimas de bulliyng, pornografía infantil y extorsión. El jefe nacional de investigación de cibercrimen en Chile explica cómo protegernos y qué hacer en caso de ser objeto de estos delitos
Nuestro invitado, Luis Silva, ocupa la jefatura nacional contra el cibercrimen en Chile, nos pone al tanto sobre las más urgentes necesidades que se deben adoptar en forma global para combatir estos delitos que pueden ser tan comunes, aunque otros, desde un computador paralizar entidades a miles de millas de distancia. En este mundo paralelo del ciberespacio se aplican las mismas formas preventivas que en el plano terrenal, la confianza en las autoridades y entre padres e hijos quienes pasan horas navegando sin que nadie se entere qué páginas visitan y con quién entablan conversaciones.
El bullying, la extorsión a cambio de no publicar imágenes íntimas, las amenazas, todo ellos son cibercrímenes comunes que pueden llegar a consecuencias trágicas. Especialmente cuando las víctimas son menores, algunos se han quitado la vida debida huyendo del acoso. En otros países el tema se ha tomado muy en serio. Iniciaron con la actualización de la ley, reforzaron el equipo de investigación con tecnología y personal calificado para ofrecer una respuesta efectiva al ciudadano.
El cibercrimen es un mundo amplio, parece abstracto a muchas personas, ¿qué representa esto en términos económicos?
Hay que aclarar el concepto que se utiliza como un mundo paralelo. Tomando esa palabra es que se mueve como una economía minimizada donde no sabemos quién está detrás de su dinero. En esa medida, en el aspecto negativo de la digitalización, se ocupa para el lavado de activos, la trata de personas, el movimiento de dinero producto del narcotráfico. Efectivamente, se trata de un mundo paralelo que produce una dificultad para comprenderlo para personas que lo rechazan y se sienten analfabetos digitales. Lo que pasa es que uno puede tener una impresión de eso, pero no lo es. Va a la banca, hace transacciones digitales sin darse cuenta.
El cibercrimen como muchos otros delitos avanzan a una velocidad más rápida que la respuesta de investigación judicial, ¿qué hace usted en Chile para que no le suceda eso?
Primero hay que decir que hay dos tipos de delitos utilizando una herramienta informática. Pueden ser amenazas por teléfono o Twitter pero no es propiamente un delito informático. En Chile se consagraban solamente dos delitos, que eran sabotaje y espionaje. Actualmente incorporamos nuevos delitos. No obstante, el derecho penal, aparece cuando ya todo falló, el derecho penal tiene un movimiento más lento. Debemos promover etapas anteriores. Por ejemplo, la regulación administrativa de empresas relacionadas al movimiento de capitales. La educación es otro punto importante. ¿Qué pasa con la educación de menores de edad? Un padre le impide a un hijo ir a la plaza en horas de la noche, pero lo deja navegar en internet por horas sin ningún control.
Se trata de un mundo paralelo que produce una dificultad para comprenderlo para personas que lo rechazan y se sienten analfabetos digitales.
Los crímenes más comunes en Chile ¿cuáles son?
Hay estafas en criptomonedas porque la gente cuando escucha ese término piensa en dinero y lo que hay atrás la mayor parte de las veces son estafas.
Pero se presentan casos de extorsión a cambio de no publicar fotos íntimas o a empresas a las que les roban la información, ¿cómo tratan estos casos?
Las personas y empresas pagan más de lo que la publicidad quisiera. Lo que pedimos es que denuncien los delitos para poder atenderlos. Si no los denuncian no se conocen. En el caso de la empresa, no está dispuesta a denunciar por el daño a su imagen. Cuidan su reputación. En algunos casos hemos establecido en la regulación la obligación de reportar el caso. Eso funciona bien, pero seguimos creando nueva legislación penal para poder tener una mejor efectividad. La idea es poder alertar a empresas similares sobre los delitos que están ocurriendo para que no se siga propagando. Cuando pagan “solucionan su problema”, pero la amenaza va a estar ahí.
¿Cuánto tiempo se tarda usted en investigar un caso y dar con los autores?
Hay personas que con poca experiencia intentan hacer extorsiones y los identificamos. El hecho es que en el mundo se habla de asimetrías, un niño de 15 años puede paralizar un aeropuerto si sabe de informática. Entonces, el daño que produce es muy potente en comparación a los recursos que utilizó para causar ese daño. Antiguamente un asaltante de banco tenía que hacer toda una logística para asaltar un banco, conseguir armas, disponer vehículos. Ahora una persona puede hacer esto desde su computador.
Cuando se enfrentan a especialistas en el tema, ¿qué mecanismos emplean para dar con los responsables?
Va a depender un poco el mecanismo. Tenemos empresas multinacionales que todos conocen y que las tenemos en el teléfono, algunas cooperan más que otras, y también tenemos otras facilidades porque estamos relacionados con la policía internacional desde hace muchos años y tenemos muchos contactos para hacer enlace con otros países y en algunos casos trabajar procesos de extradición. No puedo dejar de mencionar que una de las dificultades es establecer una legislación común porque el delito que cometió en Chile debe ser un delito también en el lugar donde lo cometió.
Pero ¿cuánto tiempo se tarda en investigar?, ¿años?, ¿meses?
Varios meses.
¿Cuál es el riesgo al que se expone a los menores de edad en la web?
Hay varias cosas que uno podría decir. Me parece que lo importante es que los profesores los capaciten. Ahí empiezan a aprender. Los profesores son agentes multiplicadores, no tienen que ser expertos en informática. Un profesor capacitado puede multiplicar sus conocimientos en materia de seguridad a los alumnos, el padre tal vez no sabe lo que miran los niños. Debe haber mucha confianza entre padre e hijo. Hablamos de un mundo paralelo en el que ocurren los mismos delitos que en un mundo terrenal, claro uno no puede materializar un homicidio, pero se ha establecido que muchos niños cometen suicidio. Por ejemplo, un niño que le hacen bullying. En el mundo terrenal un padre saca a sus hijos de esa escuela donde molestan a su hijo, pero si ocurre en el mundo digital, aunque se cambie de colegio o ciudad será objeto de bullying. Mira el alcance que puede tener.
¿Hay forma de parar ese bullying digital? ¿Qué puede hacer un padre al respecto?
Estamos hablando de las consecuencias. El video o la foto ya están. Cuando uno toma un video debe tener claro que en algún sitio va a quedar registrado. En el teléfono por lo general lo usan los niños para compartir en redes, la fotografía va a aparecer. No es que sea complejo, pero son las mismas recomendaciones que hemos hecho antes. Un hijo puede ser objeto de bullying en el mundo real como en el virtual, por lo tanto, la cercanía que debe haber entre un padre, madre y un hijo es fundamental. En el mundo digital el deber es denunciar. La policía puede tomar medidas para bajar algunas imágenes. Pero cuando ya está el video en varios teléfonos prácticamente es imposible de eliminar. En este sentido la protección resulta fundamental. No tenemos la posibilidad de sacar todas las imágenes.
¿Entonces qué hacemos?
La Policía puede bajar el video de ciertas plataformas. Pero el que tiene el video en la mano…
Es una amenaza latente para cualquiera…
Pasó mucho tiempo a mujeres que consentían tomar imágenes íntimas. Al difundirlas se podía alegar que eran consentidas. En Chile hubo una discusión muy fuerte por este tema porque las imágenes habían sido legalmente obtenidas. Se habló un poco de lo que era la extorsión sexual y lo que había hacer respecto a eso en la legislación. En Chile convenimos que esas imágenes no pueden ser públicas. Trabajamos ahora en una nueva legislación que especifica eso precisamente.
¿Qué debe de saber un niño cuando navega en la red?
Lo mismo que se le dice en la vida terrenal, no hables con extraños. Ahí es casi imposible. Ese extraño en la web, que quiere abusar del niño simulan ser personas de su edad. Avanzan después de estrechar una amistad a extraer fotografías de los menores y después fijan puntos de encuentro. Es imposible determinar que la persona que está detrás de la cámara sea la persona que dice que es. Por eso es importante que el menor tenga contacto con sus padres y conocer su círculo de amigos.
Muchas veces los menores tienen tanta vergüenza que prefieren no contarlo…
Por eso al final es un mundo digital pero las soluciones están dadas de la misma forma que en el mundo real. Si no hay confianza entre padre e hijo en el mundo real, menos la habrá en el mundo digital.
¿Los casos de trata de personas cómo ocurren en el mundo digital?
Se facilitan mucho los pagos, al final la utilizan para hacer un delito común y corriente.
¿Qué casos ha tenido de personas que en vez de denunciar pagaron y volvieron a caer en la extorsión?
Claro, es que si no nos denuncian no tenemos conocimiento. La mayoría de las veces tenemos conocimiento de forma informal. Pero la situación en que la persona paga la extorsión potencial sigue. Eso no evita que la persona vuelva a ser extorsionada por la misma situación u otra suma de dinero. Eso es lo que nos da una buena tasa de esclarecimientos. Hemos tenido muchos colegas profesionales que han trabajado en esto. Dentro del cibercrimen tenemos un área de delitos comunes, otra de delitos de pornografía infantil, abuso sexual, trata de personas que ayuda a la investigación.
Cuando se extraen documentos de una empresa, como lo fueron los Panama Papers, o los Pandora Papers, ¿es difícil llegar al responsable?
Sí, es difícil porque requiere equipo, tecnología, personal capacitado y relaciones internacionales que permitan articular una respuesta penal.
En Chile desde el año 2000 la policía investigadora creó una unidad especializada en investigar delitos informáticos.
¿Qué recomendación puede dar a alguien que ha sido víctima de un delito cibernético?
Lo primero es denunciarlo. Es muy importante el nivel de confianza que tiene la ciudadanía de su policía. Generalmente, no quiero pecar de orgullo, pero en Chile es la policía de investigación es la mejor calificada. Eso permite que las personas se acerquen con confianza. Cuando no es así, y desconfían de la policía, vemos cosas muy curiosas porque la gente entrega su información a otro tipo de entidades, una farmacia, por ejemplo, que le pide su identificación para conseguir un descuento. Pero cuando uno navega en la web definitivamente debe estar alerta sobre las recomendaciones. Una es no ir directo a un enlace, sino digitarlo y ver que aparezca el candado de seguridad. Otra recomendación es tener precaución en los correos electrónicos. Trate de actualizar el software, eso también es muy importante.
¿Cómo trabaja una investigación de cibercrimen?
En Chile desde el año 2000 la policía investigadora creó una unidad especializada en investigar delitos informáticos. Actualmente tenemos 3 a nivel nacional. Se va a crear también una jefatura nacional de cibercrimen que va a tomar todas estas brigadas para hacer un trabajo más armonizado y potente. Yo defino una investigación desde varios puntos de vista. Primero infraestructura y equipamiento. Segundo personal y capacitación y dos ejes transversales que son el comunicacional y legislativo. Eso es caro, sí, pero es una inversión, es más barato hacerlo que no hacerlo.
¿Qué tipo de preparación tiene el personal que trabaja con usted?
En el ámbito de personal tuvimos un problema de ingreso de detectives profesionales a donde se empezaba como detective, pero teniendo un título profesional. Hay ingenieros relacionados con informática que son muy útiles y tengo detectives con capacitación en informática, algunos con magíster, y también un laboratorio de criminalística que me permite hacer análisis forenses al equipo. Ellos levantan la prueba y los detectives investigan la parte operativa policial con conocimiento en la materia.
¿Qué tipo de regulaciones se encuentran en el ciberespacio que puedan ayudar a combatir el crimen de esta naturaleza?
Obviamente son nuevas formas de delinquir. Hay regulaciones normativas que van desde el aspecto administrativo que regulan, por ejemplo, a los bancos, no necesariamente en el mundo digital pero sí pueden informar sobre operaciones sospechosas. En mi país, un movimiento de dinero superior a cierta cantidad se reporta como movimientos sospechosos y puede detectar el blanqueo de capitales. Por otra parte, el pago de impuestos siempre estará presente.
Ahora, desde el punto de vista del derecho penal o la persecución criminal, obviamente actividades como el Foro efectuado en Panamá por Crime Stoppers sobre criminalización del ciberespacio, permiten intercambiar información con otros países y conocer modus operandi que están cometiendo criminales en otras partes del mundo y establecer una nomenclatura común, una taxonomía común de delitos. Nosotros no podemos llamar en Chile a un delito con un nombre y en otro país de otra forma, al final nunca vamos a saber de qué estamos hablando. Este tipo de reuniones son superiores y útiles, nos ayudan a establecer lazos.
La corrupción y el cibercrimen, ¿cómo se dan la mano?
Hay elementos comunes porque la mayoría de los delitos informáticos por delitos digitales, muchos tienen que ver con elementos comerciales o manejo de dinero. Dónde hay dinero hay una tentación y los funcionarios públicos no están ajenos a ello. La verdad es que la digitalización no es que haya permitido más valores de corrupción, lo que se da son delitos más comunes como estafas a ciudadanos.
Tengo la impresión de que las criptomonedas surgieron como escape legal a las regulaciones financieras. Sin quererlo, ha sido también un nicho para disfrazar fortunas mal habidas ¿comparte esa idea?
Efectivamente. Las criptomonedas corresponden a un sistema descentralizado donde no hay un banco que regulen las criptomonedas. No obstante, existen regulaciones para el pago de impuestos, así que ni de la muerte ni los impuestos se libra nadie. En Chile hay regulación para el pago de impuestos, por lo menos ahí hay un tipo de regulación. Pero, las criptomonedas igualmente por la anonimidad permiten algunos manejos que podrían ser delictivos, pero en sí mismos, las criptomonedas no corresponden a un delito en sí mismo. Hace poco tiempo registramos un caso de fakecoins en el que personas imitando tener monedas de las tradicionales como bitcoin, crean monedas que no sirven para nada, y la gente con la expectativa de ganar mucho dinero las compran y no hay a quién reclamar. Generalmente esta maquinación fraudulenta se hace con empresas fachada.
Explique en qué consiste su trabajo como detective de cibercrimen…
Trabajo en la policía de investigación de Chile desde hace más de 35 años. Cuando era estudiante ya tenía compañeros panameños que nunca han dejado de estar en mi país. Hice mi carrera como detective, primero trabajé en el área antinarcóticos, luego en delitos económicos y al mismo tiempo estudié derecho y me especialicé en cibercrimen.
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