La ausencia de un censo sobre padecimientos de salud mental y adicciones ha despertado al Instituto de Salud Mental sobre los subregistros en patología como Alzheimer, adicciones y conductas suicidas. La psiquiatra Juana Herrera describe los planes para atender las deficiencias
Las cifras son instrumentos para planificar el desarrollo social, económico, educativo o cualquier otro territorio, como el de la salud mental. La doctora Juana Herrera, directora del Instituto de Salud Mental y jefa del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa) reconoce la necesidad de contar con estadísticas precisas para desarrollar planes a futuro. La falta de estos datos genera subregistros en diagnósticos clave como consumo de alcohol, drogas o enfermedades mentales, y a su vez, resta un sistema planificado para atender estas necesidades en la población. No hay datos actualizados, por ejemplo, de cuántas personas padecen de Alzheimer, se cuenta con información de 2017 que no ha sido actualizada. Tampoco se tiene una medición clara de cuántas personas padecen de enfermedades mentales y su gravedad. Esta información resulta de gran importancia para trazar programas de atención, ubicar centros de salud especializados por regiones, dotar a la población de una atención eficiente en la materia. Herrera indicó, por ejemplo, que la consulta más frecuente de los psiquiatras es la ansiedad en adolescentes entre 12 y 17 años. ¿Qué está haciendo el Minsa para subsanar este problema? Se lo contamos en la entrevista.
¿Las cifras sobre consumo de alcohol y otras sustancias en el país, se tienen cuantificadas?
En el tiempo de pandemia, cuando estaban los casos altos, estuvimos registrando los diagnósticos más frecuentes y aparecían los trastornos de ansiedad, la depresión, los trastornos de sueño, reacciones de pánico y estrés post trauma y en quinto o sexto lugar el consumo de alcohol que estaba en alza y algunas otras sustancias psicoactivas. Eso es importante saber, que a pesar de que en cuarentena no se podía salir, hubo un consumo aumentado que venía aparejado del encerramiento, la violencia en casa, los embarazos en adolescentes. Todos son una serie de factores que tenemos que analizar porque es multicausal. El tema del consumo de alcohol es un tema que nos preocupa, porque habitualmente se usa para olvidar las penas, para coger un aire, como se dice. Pero el alcohol es una sustancia que produce adicción y además un daño en el organismo a nivel cerebral y en el resto del organismo.
¿Existen estadísticas sobre el consumo de drogas o de alcohol en Panamá y quiénes consumen?
Es un tema que tenemos que reconocer, no sólo en cuanto al alcohol, drogas y otras patologías mentales, que estamos con subregistro al igual que el resto de la región. Incluso en el pasado foro de salud mental que se realizó en Panamá, organizado por la secretaría de ministros de salud de Centroamérica y República Dominicana, planteamos la necesidad de hacer un observatorio de salud mental para unificar cuáles son las patologías de la región y poder impulsar en cada país las cifras, porque hay subregistros importantes.
Entonces no hay cifras claras aún...
Lo que tenemos es que los adolescentes comienzan a consumir alcohol, cigarrillos y mariguana, antes de los 12 años. Esas estadísticas se han repetido a lo largo de los años, son las drogas de inicio o de entrada de nuestra juventud. Cuando un chico cumple 20 años, si empezó el consumo a los 12 ya tiene 8 años de estar consumiendo y se diagnostica como un crónico en el consumo, quizás no tenga el concepto de adicto, pero sí del uso perjudicial del alcohol. En cuanto a las cifras, pasa igual con casi todas las enfermedades, lo ha dicho la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud: tenemos subregistro en las patologías en general. En salud mental queremos ir enfocando, porque si no conoces bien lo que está pasando, cómo hacemos las intervenciones.
Estamos trabajando con la organización de familiares y pacientes que padecen Alzheimer y otras demencias porque en 2017 Panamá firmó un acuerdo para trabajar en ese tema. En esa fecha se diagnosticaron 27 mil pacientes con Alzheimer.
¿Qué hábitos que se marcaron en la pandemia, como el consumo de alcohol, fueron un asunto estacional o permanente?
Estamos estudiando desde el año 1992 las ventanas epidemiológicas y la ciudad de Panamá siempre marcaba como una de las ciudades de Centroamérica que más consumía alcohol. Eso es importante, no es que sea la causa la pandemia, sino que ayudó a visibilizar esta situación y aparte la carga genética que tienen las personas también juega un papel importante porque es una de las drogas que más se ha estudiado y que habla de una predisposición familiar.
En cuanto a los migrantes irregulares, ¿cuáles son los principales traumas o afectaciones en esta población durante el tránsito?
En el foro lo debatimos profundamente los expertos de salud mental que participaron, más los especialistas que se sumaron, y da la casualidad de que la data no está actualizada. Por ejemplo, nosotros mandamos una encuesta de cinco preguntas para saber si existían esos datos y saber qué había. Pero coincidimos todos los países, a pesar de que la migración es un problema real, no hay un registro sistemático de las situaciones que se presentan. Por ejemplo, el único país de la región que tiene una norma de salud mental para migrantes es Panamá. Es un avance que se implementó el año pasado. Lo que hicimos es que se refieran a los centros de salud y también estamos planteando a las organizaciones internacionales que tienen que ver con el tema de migrantes, que se enfoquen en estas poblaciones.
Lo que sucede es que no pueden recibir un tratamiento per se porque están en tránsito...
Así es, pero una migración es un proceso que se cuenta desde el momento en que sales de tu país, en una circunstancia que es desfavorable, genera pérdidas, y éstas generan ansiedad, duelos no resueltos y encima de eso, en el transcurrir surgen nuevas cosas dependiendo la gravedad, pueden ser traumantes para los adultos, niños, o mujeres. Todo eso se va sumando y la patología de estas personas puede ser mayor en el aspecto de salud mental.
¿Qué tipo de traumas experimentan estas migraciones? ¿las secuelas les impide hacer una vida en el nuevo destino?
Todo depende de la intensidad, de la pérdida, de la circunstancia que lo hizo abandonar su país y la capacidad de resiliencia que tengan las personas. No en todos funciona igual y no impacta igual. Eso tiene un papel importante, a veces la persona decide irse, pero ya tiene la determinación de que quiere salir de una situación específica. Pero hay otros que salen sin tener esa planificación porque lo hacen de forma imprevista, casi obligados, y los impactos son diferentes.
Se habla que el 60% o 70% de las personas que tienen demencia son de tipo Alzheimer y el resto es una demencia vascular o de algunas otras estructuras del cerebro. Lo que queremos es que se comiencen a detectar los síntomas en fase temprana.
¿Cómo cuantifica el alza del Alzheimer que se ha detectado en Panamá?
Estamos trabajando con la organización de familiares y pacientes que padecen Alzheimer y otras demencias porque en 2017 Panamá firmó un acuerdo para trabajar en ese tema. En esa fecha se diagnosticaron 27 mil pacientes con Alzheimer. Lo que pasó es que cuando se entregó el mando al siguiente gobierno no se siguió el compromiso que teníamos como país. Pasó la pandemia y la Organización Internacional de Alzheimer y otras dolencias se comunicó con el Ministerio de Salud (Minsa) y les dice que no están al día en el compromiso firmado en 2017. Entonces nos sentamos con la OPS, con las organizaciones involucradas, y hemos empezado a trabajar en el tema de Alzheimer y otras demencias. Nuestra población mayor tiene una expectativa de vida alta, entonces tenemos que empezar a trabajar en este aspecto. Tenemos que trabajar con mucha gente que vive con Alzheimer, la familia y el cuidador.
¿Cómo detectaron el alza entonces?
Porque se pone como demencia o síndromes demenciales. Además, los subregistros de la data, tenemos que hacer una centralización que se ha intentado hacer desde años para cruzar los datos entre el Seguro Social y el Minsa para tener un solo registro. Lo que podemos señalar es que nuestra población tiene una expectativa de vida mayor a los 75 años, entonces los síndromes demenciales son parte de ese proceso.
¿No me queda claro si existe una cifra comparable entre los datos de 2017 y 2022?
Nosotros estamos hablando de los 27 mil casos que estamos registrando del 2017 a la fecha.
¿Cuántos había antes?
Es un dato que no lo tenemos, pero nos basamos en las cifras que se manejan a nivel internacional, aunque creemos que es más porque siempre en los primeros diagnósticos es el más importante. Hay que educar al personal sanitario para saber detectar los síntomas tempranos porque estamos detectando los casos en fase tardía. Tenemos que comenzar a educar a la comunidad, a la familia para que al detectar estos síntomas acudan a su especialista.
Cuando vemos un subregistro comienzan a aparecer los casos, estamos registrando esos casos que antes no se registraban, era un dato mínimo, que se estipulaba como síndrome demencial.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes en los mayores con Alzheimer?
Comienzan a repetir algunas historias, la gente se queda sorprendida con la memoria del pasado, pero no se acuerda de lo que hizo recientemente. Le preguntas qué desayunó y no sabe, te dice que no le han dado comida, que lo están matando de hambre cuando recién acaba de comer. La memoria reciente se altera muchísimo. Otra cosa es que se vuelven muy irritables. Pierden el sentido de saber para qué cosa es el uso de los baños, de asearse, se ponen casi todos los días la misma ropa. Si le pides que te dibuje un reloj, digamos a las 3 de la tarde, no te dibujan bien el reloj, no te ponen la hora a pesar de que se trata de una persona muy capaz o intelectual.
¿A qué porcentaje de la población mayor le da Alzheimer?
Se habla que el 60% o 70% de las personas que tienen demencia son de tipo Alzheimer y el resto es una demencia vascular o de algunas otras estructuras del cerebro. Lo que queremos es que se comiencen a detectar los síntomas en fase temprana. Todos tenemos que ponernos las pilas. Las familias se quejan, por ejemplo, que está necia, que molesta, la familia mira cambios importantes, por eso hay que hacer una interrelación con ellos.
¿Desde qué edad se puede detectar el Alzheimer?
Desde los 50 o 60 años tu ves que empiezan a aparecer algunos síntomas, y algunos antes de esta edad. Pero habitualmente es desde los 60 años en adelante.
Pero muchos mayores se la pasan recordando el pasado...
Sí, pero esa persona sigue funcionando, sigue siendo independiente, el Alzheimer se torna dependiente.
Hay aproximadamente 1,800 denuncias de violencia doméstica, ¿qué tiene que decir a esto?
También quiero decirte que quizás en este tema hay un subregistro porque hay gente que no denuncia. Ese es un número importante, pero hay gente que desiste de hacer denuncias. Es importante saber que en Panamá existen instituciones dedicadas a este tipo de atención. El sistema judicial remite a los ofensores a una terapia. Por ejemplo, el Minsa tiene un trabajo con la Organización Panamericana de la Salud a través de un proyecto que se llama MH Gap, Reduciendo las Brechas. En eso trabajamos temas de salud mental para personal no especializado. Eso significa que no habrá cantidad de equipos especializados para atender a toda la sociedad, por lo tanto, el personal que no es especializado, pero es sanitario, se capacita en el tema y cuando ve un caso que es grave o intenso, debe derivarlo a los centros de salud mental.
¿Cuál es en este momento la consulta más frecuente que recibe en el consultorio?
Los trastornos de ansiedad, los cuadros depresivos y los conflictos en familia.
¿Qué tanto han aumentado los casos de depresión?
Desde el punto de vista de la OPS y del Minsa, en este momento acabamos de salir ahora de una reunión con todos los psiquiatras de la provincia de Panamá, ellos están hablando que los adolescentes son los que están llegando al consultorio. Les piden a sus padres que quieren atenderse porque no se sienten bien. Esto es positivo, a través de la divulgación que se hace en los medios, se ha roto ese esquema de la salud mental, los chicos están preocupados, ansiosos, tristes. A todos los psiquiatras de atención primaria les llamó la atención que los adolescentes son quienes están llegando a consulta, son de 12 a 18 años.
El tema es por ansiedad. Los de conductas suicidas, quiero decirte que abrimos la sala del hospital San Miguel Arcángel para adolescentes, era una deuda que teníamos con ellos porque el gremio tiene pocas camas, así que el director del hospital, con el equipo de psiquiatras estuvieron muy anuentes para abrir el espacio para adolescentes.
¿Cómo detectar conductas suicidas?
Una cosa es la idea, que no quiero seguir viviendo, quiero desaparecer. Esa es una idea que no esta tan intensa y se puede manejar con un especialista y todos los equipos de psicología con terapia. Otra fase es tener una idea estructurada que diga me voy a matar o no quiero seguir viviendo y lo planea. Estamos hablando de una idea planificada. Ese es un tema de urgencia para nosotros. Debe mandarse a un especialista, psicólogo clínico para determinar la gravedad de la idea planificada.
Lo otro es el intento fallido, cuando no lo consiguen. Este es un factor de riesgo. Las personas que tienen intentos previos, y no logran, es un factor importante que debemos preguntarlo, no tengamos miedo, porque cuando la persona siente que alguien está atento, se siente apoyado. Por eso es importante la alianza con los medios, es un mensaje que mandamos a la comunidad de esperanza, saber que hay alguien que nos escucha.
Mira, estamos trabajando en un programa de vigilancia de conducta riesgo suicida, con el fin de que se reporten los casos porque es una vigilancia epidemiológica y así poder salvar vidas.
¿Por qué se originan las ideas suicidas?
La causa primordial es la depresión. Puedes tener casa, carro, trabajo, pero puedes estar deprimida. Uno busca el antecedente biográfico de la persona, cómo nació, si vivió con los padres, abuelos, si hubo abuso, cómo le fue en la escuela. Incluso a veces los padres meten a sus hijos en una escuela mejor, pero no es lo ideal para ellos, porque los segregan. Hay gente que viene con una carga genética también. Hay muchos desencadenantes que pueden ser relaciones interpersonales inadecuadas. Por ejemplo, las muchachas que tienen novio y pocas veces le cuentan a los padres que la maltratan. Ese novio le está causando mucho daño, pero lo ama porque hay un apego patológico.
¿La violencia se ha normalizado en la sociedad?
Yo creo que estamos viendo la violencia como parte de nosotros. Ves que los chiquillos se están peleando y la gente los graba con el teléfono en vez de separarlos. No le damos alternativa a la violencia. En el foro planteamos la abogacía de los líderes de los ministerios, que peleen porque esto sea una política pública para la promoción de la salud. Además, la investigación y las cifras. Las normas deben tener guías y protocolos a nivel regional.
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