La importancia de saber elegir un candidato que no prometa pan para hoy y hambre para mañana, en una democracia erosionada por el polarización de la política y descalificación del oponente
Roberto Heytcher.
En las próximas elecciones generales, que abarcan todos los cargos de elección popular, es indispensable emplear un análisis crítico antes de emitir el voto. Los especialistas en temas electorales advierten que la polarización de la política es un síntoma inequívoco de la erosión de la democracia. Por eso la importancia de saber elegir a la persona o partido que gobernará el próximo quinquenio. Habrá quienes aprovechen la crisis económica para lanzar discursos mesiánicos, otros que descalificarán a su oponente con insultos, no con debates de altura o ideas. La intolerancia suele ser uno de los elementos más peligrosos para las democracias. Nuestro invitado, Roberto Heytcher Cardiel, es director ejecutivo de capacitación electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) de México. Una persona experimentada en materia electoral a la que hay que prestar atención en los síntomas que nos alertan sobre los candidatos que ofrecen pan para hoy y hambre para mañana.
¿Por qué se produce la polarización en la política?
El fenómeno de la polarización como la causante de la erosión democrática global. Antes de la pandemia ya se experimentaba este fenómeno, que incluso algunos politólogos internacionales calificaron como la recesión democrática global en la que no solo los temas electorales, sino los de derechos humanos, diálogos entre ciudadanos y autoridades, tienen los puentes rotos. Las democracias están débiles a nivel global, aunque América Latina presenta uno de los factores más importantes de disminución de desempeño desde 2006 a la fecha. En ese contexto la polarización juega un papel muy relevante porque, aunque es normal que se presenten fenómenos de polarización en procesos electorales, el problema es el componente de intolerancia que lo acompaña en el que la visión del otro no es rebatida con argumentos, sino descalificada porque viene del contrario. Es decir, se trata de una descalificación en vez de contravenir las ideas del otro con narrativas, pedagogía o ideas. Este fenómeno ocurre porque uno de los candidatos dice lo que la gente quiere escuchar, quizás es políticamente incorrecto, pero recupera la sensación de la gente de ser escuchado.
En materia de comunicación es rentable, aunque sea gana ahora y pierde después. La intolerancia no debe ser parte de los argumentos. Cuando se tiene un proceso en el que se polariza a toda hora se crea una sociedad desencantada que puede provocar que se aleje del espacio público.
El tema de las malas prácticas no solo ocurre en Panamá, sino en la región. Es una de las debilidades que tenemos por las cuales nos califican tan bajo en el índice de democracia en la Unidad de Inteligencia de The Economist.
¿Cómo observa el proceso que se avecina en Panamá con las elecciones de 2024?
Pienso que Panamá va a enfrentar un proceso muy importante. Una elección compleja, desde luego en tiempos de erosión democrática global, en tiempos de debilidad institucional y lo va a hacer en un contexto en el que quizá haya que despertar la urgencia de que los panameños tengan como eje de su análisis el pensamiento crítico. Es decir, que no nos dejemos guiar por las emociones al momento de la contienda electoral porque seguramente la clase política va a emplear herramientas emocionales para mover al electorado.
Y clientelistas...
Bueno, el tema de las malas prácticas no solo ocurre en Panamá, sino en la región. Es una de las debilidades que tenemos por las cuales nos califican tan bajo en el índice de democracia en la Unidad de Inteligencia de The Economist. Es la región del planeta que tiene menos avances en materia democrática y es gracias a esas prácticas.
En este periodo podremos elegir entre tres independientes y los partidos políticos teniendo estos últimos un gran descrédito a pesar de que hay más de un millón de personas inscritas. ¿Cree que hay opción para un independiente en esta vuelta?
Me parece que los países de la región hemos enfrentado esos momentos de explosión de candidaturas independientes y luego volvemos al sistema de partidos. En general, a nivel regional, las experiencias con candidaturas independiente exitosas son pocas en relación con el universo de las candidaturas porque la gente vota por partidos políticos. Este tema del desencanto con los partidos tampoco es nuevo, tiene mucho tiempo. Lo que sucede es que los propios partidos tienen que hacerse cargo de ese descrédito. En general tienen severas críticas. La política está estereotipada, si entras en la política entonces eres corrupto, todo eso debemos combatirlo con una sociedad política, porque hacer política es necesario en una sociedad moderna. La democracia no se resuelve sin política.
En general, a nivel regional, las experiencias con candidaturas independiente exitosas son pocas en relación con el universo de las candidaturas porque la gente vota por partidos políticos. Este tema del desencanto con los partidos tampoco es nuevo, tiene mucho tiempo.
Hay un boom de candidatos independientes en Panamá por la reciente aprobación de las reformas al Código Electoral. Pero su llegada suele depender de la circunscripción, entre más grande sea es más difícil que lleguen a ocupar estas posiciones. No obstante, está bien que exista la vía por el hartazgo de los partidos políticos para que haya ese espacio de oportunidad. Eso debe traducirse como un derecho de la ciudadanía, no de los contendientes.
Aun así los partidos políticos aventajan a los independientes en logística e infraestructura, ¿esto no se interpreta como una contienda desigual?
Claro que tiene ventajas y desventajas el no estar inserto en los partidos. Una de las ventajas es que los independientes son una opción al discurso que proviene de los propios partidos políticos, pero desde luego que los partidos tienen una estructura de presencia territorial, recursos públicos. Es decir, hay que revisar las condiciones legales para saber si están propiciando que la contienda sea equitativa, pero lo más importante es que exista esta alternativa para la ciudadanía.
Recientemente el presidente de El Salvador dijo tener interés en continuar en el poder, ¿qué estamos viendo?
Lo que vemos es un fenómeno complejo de erosión democrática severo que no es único de El Salvador. Hay un proceso en el que los gobiernos emanados de decisiones libres y democráticas llegan al poder y luego instalados ya no lo ejercen democráticamente sino en base de intereses particulares, violando incluso normas legales o constitucionales. Lo que quiero decir es que es una práctica que se está volviendo parte de estos elementos que hay que analizar y desmontar a futuro para sostener las democracias porque la sostenibilidad democrática no solo viene de una legitimidad en la elección, sino de ejercer democráticamente el poder.
Lo que sucede es que hay una desviación importante del rol de las mayorías, es decir, aquellos que son apoyados por la gran mayoría de la población por la popularidad que tienen, no se entiende como un rol del interés público o del articulador de la unidad nacional que respeta el pluralismo. No, se malinterpreta y se piensa que el rol de las mayorías es terminar con las minorías y no permitir que esas minorías crezcan. Eso estamos viendo en ciertas democracias y se está dificultando el procesamiento de las diferencias en torno a este proceso.
¿Cómo observa usted el fenómeno de izquierda que ha surgido en varios países de Latinoamérica, es una respuesta al desgaste institucional y partidario?
Yo creo que lo riesgoso aquí, más que la geometría política, son los populismos y los discursos autocráticos que algunos casos rayan el fascismo. Esto está en ambos lados de la geometría política. Es un tema que debe preocuparnos, es un tema que la ciudadanía debe ocuparse y no dejarlo en manos de los políticos. Lo más fácil sería decir que la política no me interesa y me alejo de ella, así no se resuelven los problemas y las tensiones en la región. Por otro lado, me parece que lo que estamos viendo es quien aprovecha este hecho lamentable de corrupción en los países de la región. Hoy se discute en Panamá la audiencia del caso Odebrecht, que tiene una importante trazabilidad en América Latina y la ciudadanía está atenta a discursos que se contrapongan a esos elementos de corrupción, lo cual es correcto y hay que rechazarlo. Sin embargo, hay quien aprovecha esos episodios y construye un discurso mesiánico en el que pareciera que depende de una persona resolver los problemas de un país. En sociedades tan plurales, tan diversas como estas, eso es imposible. Tenemos que involucrarnos todos para resolver nuestros problemas.
¿Cómo un elector puede identificar a esa persona mesiánica?
Son personas fuertes, que hacen promesas que la ciudadanía quizá está en tanto deseo de creer que atienda a esos discursos. Normalmente presentan símbolos importantes que incluyan fechas, como: de aquí en adelante llegó la democracia o se acabó la corrupción y todo va a cambiar. Eso puede traer un desencanto, por eso ese juego se llama: gane ahora y pierda después.
El Instituto Nacional Electoral (INE) en México ha tenido varios roces con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). ¿Usted considera que AMLO ve al INE como una amenaza, realmente?
Yo creo que el INE es una institución autónoma, de contrapeso natural a cualquier gobierno. Es decir, a cualquier tipo de partido gobernante que puede ver a estas autonomías como una restricción al poder absoluto, al poder que puede ejercer sobre otras instituciones en un sistema como el mexicano que es de contrapesos y división de poderes, evidentemente el INE ha estado enmarcado por ataques de distintos gobiernos. Es decir, son instituciones de contra mayoría y por lo tanto son incómodas. De ahí partimos.
¿Pero, ha sido tan acentuado antes como ahora?
Nunca como ahora ha sido tan atacada la institución, desde el ámbito público incluso. En muchas ocasiones también desde el espacio único en el que se manifiesta el presidente.
Ha amenazado con desaparecerlo...
Bueno, hubo discursos, no solo del presidente sino de empresarios que llegaron a decir que el INE tendría que desaparecer. Discursos incluso que rayan en el odio. Uno de ellos colocó en su empresa el edificio del INE quemándose, algo inaceptable en esta época en donde la democracia nos lleva a otros temas.
¿Cree que AMLO busca perpetuarse en el poder?
No tendría elementos para decir eso, pero lo que sí puedo decir es que en general a nivel internacional, hay una andanada en contra de las instituciones electorales y podemos ver ejemplos en Hungría o en Brasil, donde estamos viendo serios ataques desde la presidencia a la entidad electoral descalificando algunos de los elementos de la próxima elección. Parece un signo importante de que estas democracias erosionadas tiene como elemento clave el ataque de los Ejecutivos hacia las instituciones autónomas independientes.
¿Qué puede pasar en México en las próximas elecciones?
Todavía falta un poco. La elección presidencial será en el 2024, coincidiremos con Panamá, serán elecciones concurrentes, locales a nivel subnacional y federal, en donde se elegirá el presidente de la República, senadores y diputados. Va a ser una elección muy atendida, con gran movilización política, con un discurso tanto de la oposición como del gobierno en que suenan como los únicos dueños de la verdad y descalifican a las oposiciones.
¿El rol del INE cuál será entonces, ante este escenario de amenaza?
El rol es el que ha sido hasta ahora: un árbitro imparcial con un marco constitucional y legal robusto. Con una eficiencia probada con una alta confianza. El INE hoy en día es la institución más confiable del estado según encuestas independientes. Eso nos va a ayudar para enfrentar una elección. Pero algo importante es la responsabilidad de los contendientes porque uno de los principales elementos de la democracia es la aceptabilidad de la derrota. Es decir, aceptar que perdiste con las reglas del juego y no acusar de fraude sin tener los elementos.
¿Tendrán el presupuesto necesario para cumplir su trabajo? Ahí inician las restricciones...
El INE ha tenido recortes presupuestarios importantes. Ha sido la institución más recortada en términos de presupuesto en el año anterior, y justo estamos en esa discusión.
¿Qué tiene que decir el INE del trato de los políticos?
Me parece que parte de la institución, como parte de la tarea hemos presentado los hechos, los datos, de manera objetiva para que se puedan valorar las condiciones del trabajo institucional. El INE ha sido víctima de ataques de desinformación terribles. La institución es del estado, no puede quedarse callada. Hemos implementado estrategias de combate a las noticias falsas como Certeza, un proyecto que tiene como propósito la verificación de datos sin importar la procedencia. Lo hacemos en el INE y lo difundimos en los medios.
¿Cómo se puede hacer consensos con una polarización tan radical?
Lo primero que hay que hacer es construir una base muy sólida de puntos centrales, de consenso. Es decir, recrear los grandes consensos en cuanto a las reglas del juego y respetarlos, no solo los actores políticos. Un estudio interesante de Anibal Pérez Linan que describe que uno de los principales aspectos para que las democracias caigan o colapsen, es justamente el aprecio que los actores políticos tienen por las reglas de la democracia. Esto significa que como sociedad debemos educar a nuestros liderazgos en la vida democrática y exigir que sea atendido. Otra parte importante es revisar los controles de la política, cerrar la puerta a la desinformación, cerrar la puerta a la intolerancia, eso no forma parte de la ecuación de la democracia.
¿Cuál debe ser el papel de los medios en este escenario?
El papel de los medios es hoy más importante que nunca porque a pesar de que con los dispositivos móviles y las redes sociales hay posibilidad de que cualquier persona produzca noticias, el papel de los profesionales de los periodistas es fundamental porque se convierten en una especie de curadores.
Me parece que lo que hay que hacer es privilegiar el eje de la veracidad en la función periodística. Se que es difícil porque hay intereses que pueden tensionar tanto a empresarios como a profesionales, pero se debe ver en el largo plazo, no a corto plazo.
Pero también vemos medios super parcializados...
Por supuesto. Esa parte tiene que ver con la ética de la propia función. Hay que recordar una cosa, los medios son importantísimos para la subsistencia de las democracias. La prensa libre, la libertad de expresión es una de las principales conquistas de las democracias. Si los profesionales de la comunicación no cuidan ese contexto por satisfacer un interés temporal, ponen en riesgo la democracia. Me parece que lo que hay que hacer es privilegiar el eje de la veracidad en la función periodística. Se que es difícil porque hay intereses que pueden tensionar tanto a empresarios como a profesionales, pero se debe ver en el largo plazo, no a corto plazo.
¿Cómo se combaten los fake news?
Hay dos parámetros. El de combatirlas sancionándolas, que es el modelo francés en el que se identifica el twitter, lo denuncias y lo pueden llegar a eliminar. El otro es combatir la desinformación con información. Ese modelo lo usamos en México. Presentar la contraparte con evidencia. La desinformación es muy fuerte porque la evidencia es falsa.
¿Cuál se queda en la mente del elector, la noticia falsa o el desmentido?
Hemos visto que cuando se generan desmentidos de desinformación la conversación se apaga. Esto quiere decir que sí limita la conversación negativa, lo falso se combate con evidencia suficiente.
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