Las autoridades estaban tras la pista de 9 tucas taladas ilegalmente del parque Soberanía. Cuando llegaron al patio de la empresa, destino de la madera, hallaron un contenedor de cocobolo listo para exportar y otras 46 tucas
En dos años la Fiscalía de Ambiente ha iniciado más de 20 casos por tala de cocobolo.
Desde hace seis meses el Equipo Multidisciplinario Especializado Ambiental (EME) del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) daba seguimiento a una red de taladores de cocobolo en los parques protegidos Soberanía, Chagres y Camino de Cruces.
Conocían sus movimientos, pero la idea no era conformarse con la capa de la pirámide más ancha de la organización de traficantes. Querían ir más allá, vincular a la empresa que se comercializaba a China la madera talada ilegalmente. Es una vinculación imprescindible para ofrecer a la Fiscalía de Ambiente todas las evidencias necesarias para judicializar a los responsables por el delito de tráfico. Con esto completarían la cadena de la organización.
En dos años la Fiscalía de Ambiente ha iniciado más de 20 casos por tala de cocobolo. Han detectado la existencia de cuatro organizaciones criminales dedicadas al tráfico. Pero hasta hace unos días no habían logrado recabar todas las pruebas para judicializar un caso en la modalidad de tráfico.
Las autoridades sospechan que buscaban disfrazar la madera con otra especie para exportarla, teca, por ejemplo.
El EME sabía que estaban talando la madera, pero con toda intención no intervinieron. Esperaron hasta que los taladores acopiaran la madera del parque Soberanía.
Registraron como subían las nueve tucas a un pick up y procedieron a seguirlo sin que se dieran cuenta.
Cuando llegaron al destino, un patio de una empresa exportadora ubicado en el sector de Pacora, les cayeron. Confiscaron el producto y detuvieron a dos personas.
Confiscaron el producto y detuvieron a dos personas.
En ese momento confirmaron que se trataba de una empresa reincidente. Era el mismo lugar donde en junio de 2021 hallaron un decomiso de cocobolo que resguardaba una de las regionales de MiAmbiente y apareció en ese patio. ALguien lo hurtó de la sede de la entidad y lo trasladó a ese mismo patio.
Cuando las autoridades ingresaron a la empresa se sorprendieron de lo que encontraron. Había otras 46 tucas de cocobolo en el patio y un contenedor cerrado.
La fiscal de Ambiente, Fátima Sánchez, solicitó al encargado que abriera la caja. Pero éste no tenía la forma de hacerlo, lo que motivó a la fiscal Sánchez a solicitar autorización judicial para forzar el candado. Cuando las puertas del contenedor azul de 40 pies se abrieron encontraron cientos de piezas de madera apilada una sobre otra. En total contaron otras 224 tucas de cocobolo.
Al ser una especie protegida a nivel internacional por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) por la amenaza de su sostenibilidad, la comercialización requiere de un sello especial para su exportación que garantiza la legalidad de la mercancía.
Las autoridades sospechan que buscaban disfrazar la madera con otra especie para exportarla, teca, por ejemplo, que está exenta de este tipo de regulaciones y que no levantaría sospecha de las autoridades aduaneras.
Una segunda hipótesis que se analiza es la posibilidad de que podrían emplear sellos falsos de Cites.
Pero ahí no terminaron las sorpresas.
Una madera confiscada previamente por la Fiscalía de Ambiente desapareció.
La Estrella de Panamá conoció que en 2021 la Fiscalía de Ambiente retuvo dos contenedores de cocobolo a esta empresa que debían estar en su patio, pero durante la requisa evidenciaron que la madera no estaba. Lo que convierte en una doble sanción que evalúan las autoridades de MiAmbiente en contra de la empresa.
Otro dato es que según el inventario de MiAmbiente entregado a La Estrella de Panamá en noviembre pasado, la compañía es la que tenía el menor saldo de cocobolo con menos de diez metros cúbicos.
En 2014 la entidad efectuó un inventario de todo el cocobolo cortado que estaba en los patios de las 17 empresas dedicadas al negocio. Totalizó cinco mil metros cúbicos. De acuerdo con la dirección de Protección Forestal, se sigue un registro estricto de las exportaciones.. En una entrevista previa con los responsables de esta dirección mencionaron que guardaban un registro físico de la madera inventariada.
En este caso las evidencias mostraron lo contrario. Los funcionarios de MiAmbiente, la Policía Nacional, el EME y la Fiscalía se sorprendieron de la cantidad de cocobolo que guardaba la empresa.
La diferencia entre lo reportado a MiAmbiente como saldo, 10 metros cúbicos, y lo que atestiguaron en el patio fue abismal. A esto se sumaba el hecho de la desaparición de los dos contenedores confiscados anteriormente.
De acuerdo con el Registro Público, la empresa, cuyo nombre se omite por reserva del sumario, tiene once años de operación en Panamá y el representante legal es de nombre asiático.
Hasta el momento las autoridades no han dado con el líder de la organización criminal. Las investigaciones de la Fiscalía de Ambiente continúan para judicializar a las personas jurídicas.
El tráfico de cocobolo es un negocio ilícito sumamente lucrativo. Un contenedor de 20 pies cúbicos en Panamá puede alcanzar un valor de hasta $100 mil; sin embargo, puesto en China –el principal país de exportación– supera los $500 mil. Es el marfil latinoamericano que se cotiza hasta cuatro o seis veces por encima de la mejor madera, como la caoba.
El precio por metro cúbico de cocobolo ilegal proveniente de Panamá se ha cotizado hasta en $10 mil, de acuerdo con el reporte Especies/Países, publicado en 2018 por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites, por sus siglas en inglés).
La Interpol calcula que, a escala mundial, el comercio ilegal de todo tipo de madera mueve al año $152 mil millones, haciéndolo el tercer delito más rentable después del narcotráfico y la trata de personas.
En el caso del cocobolo lo que vale es el corazón de la madera, particular por su intenso tono rojizo, naranja y marrón que ocupa casi todo el tronco. Esto la convierte en una especie única, que eleva la demanda en China por considerarlo un producto excéntrico.
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