El fiscal del Distrito de Manhattan, Nueva York, Albin Bragg acusa a Trump de haber falsificado documentos para ocultar información que podría opacar su candidatura presidencial
El expresidente Donald Trump se declaró no culpable de 34 cargos atribuidos por el fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg.
Ayer Estados Unidos vivió un momento inédito luego del arresto del primer expresidente por supuestamente haber pagado $130 mil en 2016 a la actriz porno Stormy Daniel, con quien Trump habría mantenido una relación sexual en el pasado, a cambio de su silencio. El expresidente niega haber intimado con la actriz o los pagos en mención.
Otra línea de la acusación relacionada a la falsificación de papeles consiste en la posibilidad de haber violado la ley federal y estatal de elecciones, según el fiscal demócrata Bragg, ante una posible defraudación al electorado al querer ocultar los hechos en las elecciones presidenciales.
De la acusación principal, falsificación de documentos comerciales, se derivan varias fechas en las que el expresidente supuestamente falsificó papeles que mantenía en su poder. No obstante, el indictment no describe cada uno de éstos, sino que menciona fechas y la intención de ejecutar otros delitos asociados a su conducta repetitiva de ocultar cualquier información que pudiera perjudicar públicamente. Para el fiscal, esto representa un esquema para defraudar al público durante la campaña presidencial.
Para probar su teoría, se vale de nuevos testimonios como el de David Pecker, el exjefe de la compañía que publica el National Enquirer, quien se reunió con Bragg para otorgarle información clave, según interpretan analistas, que puede reforzar la acusación en contra de Trump.
El fiscal -un afroamericano electo en el cargo en enero de 2022, se crió en el barrio de Harlem y decidió estudiar leyes después de que un policía lo apuntara en la cabeza en varias ocasiones-, sustenta que se trata de un patrón de conducta que se repitió en diferentes ocasiones, y que habla sobre el proceder criminal del expresidente.
Camino a la Corte el expresidente escribió en su red social: “Me parece surrealista – wow, me van arrestar. No puedo creer que esto pase en EE UU”.
Aproximadamente a las tres de la tarde hora local, Trump ingresó al cuarto de audiencias presidido por el juez de origen colombiano Juan Merchán. Fue tratado como un acusado más, imprimió sus huellas digitales con tinta negra, pero no paró frente a la cámara para las acostumbradas fotografías que alimentan los registros criminales del estado.
Al ingresar al salón de audiencias, al que se impedía el paso de cámaras o grabadoras, estuvo acompañado del personal del servicio secreto, la prensa y una mesa nutrida de al menos cinco abogados que lo acompañaron.
Ese fue un punto que más tarde el fiscal Bragg destacaría en una conferencia de prensa: “Hoy no importa el dinero o el poder, todos son iguales ante la ley”.
La acusación contra Trump a la que tuvo acceso La Estrella de Panamá enumera 34 cargos relacionados a la falsificación de registros comerciales en diferentes fechas. La fiscalía sustenta su acusación con mensajes de texto, documentación hallada en las empresas de Trump y con testimonios clave que asegura hallarán culpable al primer expresidente que enfrenta a la justicia criminal en ese país.
No obstante, la constitución de ese país no impediría al expresidente continuar con sus aspiraciones presidenciales para ocupar la Casa Blanca por una segunda ocasión.
Según palabras de Bragg, el gran jurado encontró 34 documentos que demuestran que Trump encubrió diferentes pagos a través de su entonces abogado Michael Cohen a quien cita en 10 ocasiones, en diferentes fechas, la mayor parte sustentadas con facturas que revelarían los pagos efectuados a tres personas, no solo a la actriz porno.
“Por eso Trump hizo falsas declaraciones sobre el dinero que entregó a Cohen, reconocerlo hubiera sido admitir su culpa de un hecho que había ocurrido antes de la elecciones”, manifestó el fiscal en conferencia de prensa.
La fiscalía esboza que Cohen hacía los pagos de su bolsillo y después era reembolsado por Trump.
Bragg se siente seguro de la investigación. Ayer atrajo la atención de todo el país, después de 14 años de trabajar en investigaciones sobre blanqueo de capitales en diferentes modalidades, y éste, dijo, es la cereza del pastel de todo lo actuado previamente en el despacho.
Los papeles de las empresas de Trump son vitales para la fiscalía “porque el expresidente mintió una y otra vez para proteger su interés”.
Estamos en la capital de los negocios en Estados Unidos, donde se cometen este tipo de delitos que investiga su despacho con regularidad.
“Hay investigaciones que toman mucho tiempo, pero las traigo a colación cuando están listas”, defendió Bragg ante el cuestionamiento de la prensa por la coincidencia del momento electoral que vive ese país con miras a las elecciones presidenciales de 2024. Contienda para la que Trump está dispuesto a dar la batalla como candidato. Por eso asocia las acusaciones del fiscal con una campaña política en su contra orquestada por los demócratas.
Bragg niega que se trate de un asunto político, pues hay más evidencia en curso que según él, compromete el comportamiento del exmandatario y que se dará a conocer conforme se desarrolle el juicio. El fiscal argumenta que recolectó evidencias significativas que lo motivaron a llevar el caso a un gran jurado recientemente.
Dentro del salón de audiencias el clima estuvo muy tenso por toda la hora que duró la sesión, según reportó la periodista Olivia Reuben de la cadena ABC quien presenció lo ocurrido.
Trump entró y se sentó en la mesa al lado de sus defensores. Esperó al juez, luego se levantó cuando éste ingresó y después nuevamente volvió a sentarse cuando el juez lo ordenó. Luego el juzgador le preguntó como se declaraba de los cargos que había hecho la Fiscalía y éste manifestó: no culpable.
Dejó a los abogados hacer su trabajo. Respondía sólo en ocasiones muy específicas, cuando el juez se dirigía a él. La mayor parte del tiempo se notaba serio con la mirada fija en el estrado del juez.
Ese no sería el panorama que caracterizó la recepción para 700 personas que le esperaba unas horas más tarde en su casa de Mar-A-Lago, en la Florida. Citó a la prensa y simpatizantes ante la libertad que le otorgó el juez para poder pronunciarse sin cortapisas.
Al parecer hubo un arreglo entre la fiscalía y la defensa referente a la publicación de las evidencias y el resguardo que requieren. Esto, motivado por los mensajes que recibió el despacho del fiscal, amenazas de muerte que originaron a la fiscalía solicitar al juez la protección de las evidencias, y éste aceptó la petición.
En un momento de la audiencia el juez admitió que tenía entre manos un caso inédito, que requería la presencia de agentes del servicio secreto, que involucra logística y seguridad. Sin embargo, analistas estadounidenses expresan que lo más importante es que se pone a prueba el sistema judicial del país más poderoso del mundo.
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