Los operativos de búsqueda del submarino que perdió contacto con la superficie el domingo, han sido infructuosos. En horas de mediodía de hoy se agotaría el oxígeno, lo que reduce la posibilidad de encontrar con vida a los cinco tripulantes atraídos por el mítico buque Titanic
Hasta el medio día de hoy se agotará la provisión de oxígeno -suficiente para 96 horas en el mejor de los escenarios- en el desaparecido submarino de la empresa Ocean Gate Expeditions. El domingo 19 de junio la nave experimental Titan fue desplegada a primera hora por un buque de expedición canadiense frente a las costas de Terranova en un tour que pretendía llevar a cinco empresarios a visitar el naufragio del legendario Titanic, al norte del océano Atlántico. Sin embargo, después de una hora y 45 minutos se perdió el contacto con el submarino de casi siete metros de longitud.
Desde entonces, tanto su ubicación, o lo que pudo haber sucedido, sigue siendo verdadero un misterio. Los intensos operativos de la Guardia Costera estadounidense de Bostón y de Canadá han sido infructuosos.
Ingenieros navales especulan sobre los posibles escenarios que van desde una falla eléctrica o cualquier defecto que podría provocar una implosión, la alternativa más drástica.
La pista más reciente de su ubicación la detectó una nave estadounidense que reportó ruidos submarinos en el área en que se realiza la La ironía del Titan, en busca del Titanic . Pero el seguimiento ha arrojado resultados negativos.
“Necesitamos tener esperanza, no sabemos de dónde vienen los ruidos, pero hay que seguir buscando”, dijo el agente de la guardia costera estadounidense este miércoles en rueda de medios.
No están seguros de que esos sonidos provengan del submarino, hasta el momento no hay una conexión directa entre ambas cosas.
El problema es llegar a tres mil píes debajo del agua, uno de los obstáculos que presenta la búsqueda. Francia envió un robot que puede bajar a esas profundidades, no a 2 mil pies, la capacidad que tiene la marina estadounidense, por ejemplo.
Pareciera una ironía de la vida desaparecer en una expedición que pretendía observar los restos del mítico buque, cuya ubicación desde su hundimiento en 1912 fue una gran incógnita hasta que en 1985 fueron localizados tras una expedición conjunta entre Estados Unidos y Francia.
El Titanic ha sido uno de los centros de atención de la empresa Ocean Gate Expeditions, fabricante del Titan, que ha efectuado más de 200 inmersiones con sus tres embarcaciones sumergibles en el Atlántico, Pacífico y Golfo de México.
Stockton Rush, director ejecutivo y fundador de Ocean Gate, era uno de los tripulantes en el submarino. Todos los turistas debieron sentirse seguros del viaje, por la presencia del fundador de la empresa. Cada uno pagó $250 mil para emprender la aventura. Como Hamish Harding, el multimillonario empresario británico dedicado a la compra y venta de aviones y dueño de Action Activation.
A la expedición también se apuntó Paul-Henri Nargeolet, el buzo dentro del submarino que antes había dirigido varias expediciones al Titanic, y Shahzada Dawook, que se embarcó acompañado de su hijo Sulaiman, empresario paquistaní conocido por el conglomerado del grupo Pakistán Dawood Group.
Quienes tuvieron la experiencia de viajar en este tipo de submarinos, como el reportero de la CBS David Pogue, describen que antes de iniciar el viaje, el director ejecutivo ofrece una explicación sobre la nave y sus riesgos. Entre ellos, una de las partes más sensibles es el casco, fabricado por la Nasa y la Universidad de Washington. “El resto puede fallar, los motores, las luces, pero dentro de la cabina estarán a salvo”, detalló el periodista a Reuters como parte de las palabras pronunciadas antes de la inmersión.
El reportero se sintió cómodo en la expedición a la que fue invitado, seguro, no pensó que se trataba de una experiencia peligrosa. La nave se maneja con un control remoto similar al que se usa en los juegos de Gamebox, cuyas palancas sirven para dirigir a la nave adelante, atrás, o un lado.
Pouge se pregunta si los tripulantes están vivos o si saldrán airosos de esta aventura que estaba programada para ocho horas.
La desaparición del submarino ahora levanta las cejas de especialistas sobre las medidas de seguridad que alegaba la empresa tener.
El diario New York Times publicó que en 2018 el director de operaciones marinas de Ocean Gate Expeditions escribió un informe en el que solicitaba más pruebas de la nave. Más tarde, unos treinta expertos le advirtieron que se trataba de un enfoque experimental de la compañía.
Solicitaron a la empresa que se sometiera a una evaluación tradicional por parte de una organización líder, certificada, una que la empresa no estaba dispuesta a pagar, según detallan los documentos judiciales en una batalla legal con Lochride, que recoge el portal As.
De acuerdo a la publicación, en esos “documentos el director de operaciones marinas se había enterado de que la ventana de visualización del Titán solo estaba certificada hasta los 1,300 metros, menos de un tercio de lo que necesitaría para llegar al Titanic”, cita As.
Desde el domingo, Ocean Gate Expeditions no ha emitido un nuevo aviso de prensa en su cuenta de Twitter. El del 19 de junio alertaba que se encontraban explorando y movilizando todas las opciones para traer a salvo a la tripulación.
La búsqueda es contra reloj. Sin descanso. Tan solo el martes pasado se exploraron más de 25 kilómetros cuadrados. El ejercicio se repite día y noche, pero la misión es muy complicada.
Se presume que la nave se encuentra a casi cuatro mil metros de profundidad, lo que dificulta el rescate para cualquier nave. No se trata de un submarino convencional, sino de una especie de cubículo de casi tres metros de diámetro cerrado por dos semiesferas de titanio y una ventana en la proa diseñada precisamente para observar en las profundidades marinas.
¿Qué podría estar pasando dentro del Titán? Tal vez nunca lo sabremos.
Hasta el momento 200 personas han visitado los restos del Titanic, aunque no es la primera vez que la tripulación perdía contacto con la superficie. David Gallo, oceanógrafo y rescatista, advirtió a la cadena de televisión Fox que una de las teorías sobre lo que pudo haber ocurrido al submarino es que se hundió por una falla. En estas circunstancias, sobrevivir a la hipotermia podría ser más desafiante que a la disponibilidad de oxígeno.
La otra teoría que se especula es que desde que se perdió el contacto con la nave a la hora y 45 minutos de la inmersión, llegar a la superficie le hubiera tomado más de dos horas, “todo apunta a un accidente, y esas no son buenas noticias”, especuló Gallo.
El sumergible no tiene comunicación directa con el exterior, utiliza un sonar para transmitir señales.
Lo que hace que varios factores compliquen la búsqueda. El primero es la profundidad a la que podría estar el Titan, cualquier falla, por más milimétrica que sea podría provocar una implosión. Esta sería una de las teorías más catastróficas. También puede ser que perdieron energía y perdieron la señal.
Por el momento hay más preguntas que respuestas. Lo único seguro es que a medida que pasa el tiempo, la esperanza de encontrar con vida a los cinco tripulantes se esfuma.
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