Contrabando de tabaco y cigarrillos electrónicos está relacionado a impuestos

Trasit, organización de empresas privadas en contra del tráfico ilícito de mercancía, recomienda reevaluar el impuesto al tabaco y la ley 315 que prohíbe la venta y distribución de cigarrillos electrónicos ya que motivan el contrabando


Una revisión a los impuestos de tabaco y a la ley 315, que prohíbe la venta y distribución de cigarrillos electrónicos sugirió Estéban Giudici, asesor senior de políticas de la Alianza Transnacional  para Combatir  el Comercio Ilícito (Trasit, por sus siglas en inglés).

El problema era grave, calificó el especialista. “Cuando se aumentaron los impuestos se echó nafta al fuego”, consideró. La idea es imponer un impuesto que no sea tan amplio como para preferir un cigarrillo de contrabando a uno importado de forma legítima. En Panamá una caja de cigarrillos tiene un valor de $5 mientras que uno de contrabando $2. Esta diferencia motiva al consumidor a adquirir el producto más barato en detrimento de la recaudación fiscal del país.

Más del 90% del tabaco que se consume en Panamá proviene del comercio ilícito, además existen 200 mil consumidores de vaping (cigarrillo electrónico) que pueden adquirir el producto del proveedor casi al instante con una llamada o un click en la computadora.

Esto preocupa a Trasit, organización formada por empresas privadas que lucha contra el comercio ilícito, que recientemente se reunió con autoridades de Aduana, la Policía, Fiscalía y Correos Nacionales, entre otros, para intentar mejorar los métodos de investigación para identificar a quienes están detrás del contrabando, un delito que viene acompañado del blanqueo de capitales.

“El contrabando es un fenómeno transnacional criminal que tiene denominadores en común como la corrupción, delincuencia organizada,  son policriminales”, indicó Giudici.

Es así porque el contrabandistas de cigarrillos o tabaco utiliza las mismas plataformas y cadenas de suministro que se emplea para mover la droga, alcohol, ropa, falsificaciones, especies de flora y fauna que están en peligro de extinción, además de  productos alimenticios. Panamá, por su situación geográfica y sistema logístico es un centro neurálgico que beneficia a la región, pero al mismo tiempo, “genera una responsabilidad que conlleva muchos riesgos porque propicia o genera oportunidades para criminales”, considera el especialista.

De manera preventiva, la organización sugiere reforzar la cooperación interinstitucional, la capacitación del personal de aduanas y fiscales, así como el perfilamiento de paquetes que pueden contener contrabando.

Giudici dijo que el contrabando en pequeños paquetes que se envían por mensajería o por los correos, se acentúa en época navideña. En este sentido hace falta entrenamiento y tecnología que perfila los paquetes, “recopila datos y con el uso de la inteligencia artificial se puede perfilar lo que llega porque Panamá es un centro logístico”, explicó el especialista.

Es legítimo que lleguen paquetes, pero el crimen organizado se aprovecha de esto para abrir, cambiar los envoltorios y luego distribuir pequeños envíos, una práctica frecuente.  

Una investigación denominada Prevención del Comercio Ilícito: Alternativas sin combustión en Panamá, realizado por la firma de investigación Povaddo, reveló que  el uso de cigarrillos electrónicos es del 5% de la población adulta o 200 mil usuarios y hay un flujo constante de ventas de minoristas y revendedores. Esta prevalencia es notablemente superior a los resultados anteriores de la Encuesta Nacional de Salud del 2019 y la encuesta básica de la Organización Mundial de la Salud del 2020 para Panamá, lo que sugiere que la Ley 315 no ha sido eficaz para reducir el consumo de productos sin combustión.

De acuerdo a una nota de prensa de Trasit, cuatro de cada diez consumidores de sistemas electrónicos (39%) indican que utilizan un dispositivo con cápsulas o cartucho.

Sobre el origen o la procedencia de los cigarrillos electrónicos, el estudio menciona a China, Estados Unidos, Europa (Suiza y España), México  y los puertos de entrada son Estados Unidos, Colombia y Costa Rica.

Además, los viajeros internacionales que llegan a Panamá importan pequeñas cantidades de productos alternativos sin combustión que son declarados para uso personal y la Zona Libre de Colón desempeña un papel clave en el contrabando de cigarrillos ilícitos en Panamá. A diferencia del resto de Panamá, los productos alternativos sin combustión no están prohibidos en esta zona, incongruencia normativa que, crea un escenario ideal para el mercado negro de cigarrillos electrónicos.

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