La planta productora de moscas estériles trabajará a toda capacidad para controlar el azote del gusano barrenador del ganado, los ganaderos están preocupados por cortes en las exportaciones
La planta de producción de moscas estériles del Gusano Barrenador del ganado bajo el paraguas de la Comisión Estados Unidos - Panamá trabajará a su máxima capacidad, 50 millones de moscas estériles a la semana, para intentar contener los miles de brotes de la plaga reportados hasta ahora.
De acuerdo a cifras del Ministerio de Desarrollo Agropecuario se tiene registro de 3022 casos, acumulados entre 2022 y el primer semestre de 2023. Estos brotes puntean en Darién con 1978; Panamá con 988; Colón 44; Comarca Emberá Wounan 6; Herrera 4 y dos en Panamá Oeste.
Tan solo en febrero de 2022 el presidente de la República, Laurentino Cortizo felicitó a la Comisión binacional dedicada a la erradicación del gusano barrenador por su eficaz acción, “una labor que calcula un ahorro de $3,200 millones”, pronunció.
El trabajo para erradicar la plaga en Panamá tomó más de 20 años. Geográficamente la masa selvática de la provincia de Darién ha servido como barrera que mantuvo a raya la plaga entre el norte y el sur del continente, siendo Panamá una especie de línea fronteriza. El 12 de julio de 2006 el país se declaró libre de la plaga e inauguró la planta de producción de moscas como parte de las tareas de control y mantenimiento de la vigilancia epidemiológica.
Sin embargo, ahora el panorama es muy distinto. El gobierno declaró este miércoles una emergencia nacional zoosanitaria a raíz del incremento del número de casos que achacaron a la falta de insumos durante la pandemia y al cambio climático.
Desde las fincas se escuchan voces de ganaderos preocupados por las consecuencias económicas y comerciales que puede causar la plaga, además que el costo del estado de emergencia saldrá mucho más caro que un plan de vigilancia y mantenimiento constante que se debió ejercer en su momento.
“Realmente estamos negociando con Estados Unidos que la exportación de carne a ese país nos va a perjudicar si nos bloquean la exportación después de dos años de negociaciones”, indicó a La Estrella de Panamá el ingeniero Sebastían Peralta, presidente de la asociación de ganaderos de la provincia de Herrera, donde empiezan a contarse los primeros casos.
Los ganaderos han sostenido constantes negociaciones con Estados Unidos para obtener los permisos sanitarios correspondientes para la exportación de ganado en pie. Pero bajo el panorama actual las esperanzas de vender novillos al norte como parte del Tratado de Promoción Comercial se desvanecen, aseguran los ganaderos consultados.
Peralta aún tiene dudas sobre qué causó el movimiento de la mosca de Darién a otras provincias. “Las moscas no llegaron volando de Darién”, afirma Peralta.
Se especula que pudo haber un relajamiento de las medidas en las fincas, o en los controles sanitarios que ejercen las autoridades. “Hay que hacer una investigación para saber qué causó este problema, el ganado tiene que irse verificando. Hay un poco de personas que juegan vivo, pero los controles deben estar vigentes y el productor debe controlar sus animales”, expresó Peralta.
Quienes hacen negocios en el exterior temen que los gobiernos de los países de Centroamérica y Norteamérica impongan restricciones sanitarias para la exportación de animales vivos. La carne, en cambio, es factible exportarla, “no hay problema de orden sanitario porque a los animales se les hace una inspección ante mortem, y si encuentra una gusanera no se sacrifica el animal”, señaló a este diario Carlos Díaz, miembro activo de la Asociación Nacional de Ganaderos (Anagan).
El ganadero Carlos Lee acaba de hacer una entrega de ganado en pie a Honduras la semana pasada, sin contratiempos. Al año exporta unos 120 animales Brahman que ahora se enfocará en el programa de reproducción de la finca para crecer su hato.
La propagación de la plaga generalmente ocurre cuando las moscas dejan gusanera en un animal, especialmente en los ombligos de los novillos, y si no se limpian bien o caen al suelo, pueden propagar la mosca. Otra forma podría ser el transporte de animales con gusanera de un lado a otro.
Cada mosca puede producir 300 gusaneras y éstas a su vez multiplican la cantidad.
La planta controlada por la Comisión de los Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador (Copeg) ubicada en Felipillo, muy cerca de Darién, produce moscas estériles. “La demanda es de nueve moscas estériles por cada mosca fértil. Si durante la pandemia hubo problemas de suministro para la esterilización o la logística afectó la disponibilidad de insumos y no topaban los niveles de producción de moscas estériles”, pudo ser un atenuante, explicó el secretario ejecutivo de Anagan, Carlos Díaz.
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