60 mil niños han cruzado la selva panameña del Darién, cifra que obligó a triplicar el número de estaciones temporales para brindar atención médica y psicológica a los niños. La organización estima que necesita $300 millones para cubrir las necesidades en el continente
El inédito flujo de menores de edad migrantes motivó a Unicef a emitir una alerta mundial y hacer un llamado a la acción ante los riesgos que corren los niños en movilidad y antes de que abandonen su país de origen.
“Cada vez hay más niños y niñas en movimiento, de edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen, incluso de lugares tan lejanos como África y Asia. Cuando cruzan varios países y, a veces, toda la región, las enfermedades y las lesiones, la separación familiar y los abusos pueden plagar sus viajes e, incluso si logran llegar a su destino, su futuro puede seguir en riesgo”, cita un comunicado de la organización en voz de Garry Conille, director de UNICEF para América Latina y el Caribe.
La selva del Darién es uno de los tramos más peligrosos en la ruta hacia el Norte. Se estima que unos 60 mil niños la han cruzado en los primeros ocho meses de 2023, la mitad de ellos menores de cinco años, lo que apunta al año con más cruces registrados.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP) registró más de 149.000 niños cruzando en el año fiscal (FY) 2021 y más de 155.000 en el año fiscal 2022. En los primeros siete meses del año fiscal 2023, más de 83.000 niños ingresaron al país según la CBP. Estas tendencias se reflejan en otros flujos migratorios más pequeños en toda la región, a medida que el aumento de la violencia, la inestabilidad y los desastres relacionados con el clima provocan más desplazamientos y migraciones forzadas.
Los masivos flujos han motivado que Unicef Panamá escale su apoyo al Estado panameño con un aumento en los programas de atención humanitaria. En este sentido, pasó de trabajar en una sola Estación Temporal de Recepción Migratoria a tres (San Vicente, Lajas Blancas y Los Planes), además de las comunidades de recepción de migrantes en Canaán Membrillo y Bajo Chiquito, y otras 10 comunidades afectadas por la migración.
UNICEF está solicitando $160.5 millones para satisfacer las necesidades humanitarias de los niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes en Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guyana, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay. En agosto de 2023, había recibido menos del 20 por ciento (aproximadamente $32.5 millones) de sus necesidades de financiación. Unicef también está solicitando 142.31 millones de dólares para niños y familias en la ruta migratoria a través de Panamá, Centroamérica y México en 2023, pero solo ha recibido el 26% de estos fondos.
A pesar de haber pasado una de las experiencias más difíciles de su corta vida en la selva del Darién, los ojos de los niños migrantes reflejan esperanza de llegar a un lugar que les brinde un futuro mejor.
La selva que anteriormente parecía impenetrable, se ha agujerado con rutas clandestinas para el paso de migrantes por nuevos caminos en los que deben esquivar serpientes venenosas, jaguares, o los cuerpos de quienes no lograron sobrevivir al trayecto.
Los niños que viajan con sus padres y los adolescentes no acompañados recuerdan especialmente los sonidos de la selva durante la noche de los animales; el permanecer mojados por la copiosa lluvia; la piragua que los avanza al siguiente pueblo en ríos caudalosos o los quejidos de quienes se sienten vencidos por la selva.
Cuando arriban al primer poblado los personeros de Unicef les brindan un soporte psicológico para contener la crisis y escuchan narraciones de fuertes escenas de violencia que en muchas ocasiones presencian en el camino.
“Mi parte favorita fue dejar la selva porque ahí dentro es una pesadilla”, dijo Ángela*, una niña de 8 años que caminó por la selva del Darién en 2022. Durante el viaje, Ángela y su hermana de 10 años se separaron de sus padres y deambularon perdidas durante dos días antes de reunirse nuevamente. La familia viajó durante más de 40 días para llegar a Guatemala antes de continuar hacia su destino.
Ante la crisis, Unicef pide a los países de la región movilizar un enfoque regional para la protección internacional y abordar las causas fundamentales de la migración específicas de los niños y niñas, para aprovechar la naturaleza interconectada de los movimientos migratorios y las respuestas políticas en la región.
También solicita invertir en los países de origen para mejorar el acceso a los servicios, prevenir y responder a la violencia, y crear oportunidades de educación y medios de vida para niños, niñas, jóvenes y familias vulnerables, y apoyar a los niños, niñas y adolescentes que siguen residiendo en el país de origen mientras sus padres han emigrado.
Entre otros puntos, el llamado también pide ampliar las vías migratorias seguras y regulares para niños, niñas y adolescentes y familias, incluidos mecanismos de reunificación familiar, al tiempo que se defiende el derecho al asilo territorial. Se debe permitir que los niños y niñas y las familias ingresen al territorio de un Estado para solicitar asilo y poder permanecer allí mientras dure el procedimiento de asilo.
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