El tipiquero nunca olvida el origen humilde que logró superar con gran esfuerzo y dedicación a la música y el canto. Hoy, como cantante y director del grupo Los Consentidos mira en retrospectiva su vida, e incluso como quiere ser recordado
Abdiel Núñez.
De niño vivía en un cuartito con su mamá y sus hermanos. El baño lo compartía con otras 10 familias. El barrio, situado a un paso del Pacífico, evidenciaba problemas de droga y violencia. Hoy recuerda ese tiempo con mucha humildad, siempre con los pies en la tierra y la mirada en el cielo. Abdiel Núñez sigue siendo un hombre sencillo que desafía los efectos de la fama. No es millonario, pero ha recogido los frutos de un gran esfuerzo como cantante de típico, junto a su compañero Manuel de Jesús Ábrego.
Tenía 13 años y lo habían recomendado a una audición con don Jesús Ábrego, el padre de Manuel, que en esos tiempos también era un adolescente. Después de escucharlo cantar alguien comentó: “ese no va para ningún lado”. Pero fue el oído de don Jesús Ábrego que identificó el gran talento de Abdiel Núñez, y lo sumó al grupo de ‘Los Consentidos’. La música de Manuel De Jesus y Los consentidos se escuchaba en todos lados. Pero Núñez no se sentía satisfecho, era un asalariado y aspiraba a más. Se separó de Manuel en el año 2000, cuando quiso aventurarse a ser jefe y tener su propio conjunto. Pero a ninguno de los dos le iba tan bien como antes. En el 2006 volvieron, entérese cómo y por qué.
Muchos se preguntan cómo ha perdurado la relación entre usted y Manuel de Jesús Abrego, ¿qué significa él para usted?
Manuel para mí es como cuando uno despierta y uno necesita consultarle algo. Todo lo que se hace es consulto con él. Por algo ha sido una química que hemos llevado por años. Aparte de ser como un hermano, hemos sido compañeros durante muchos años. A pesar de que nos separamos un tiempo, nunca dejamos de ser amigos, nos topábamos y hablábamos. Yo intenté mi proyecto, pero después nos unimos nuevamente y el éxito de la agrupación ha sido eso. Él siempre apoya mis ideas, y cuando no, me explica y yo me aguanto y a veces él tiene razón. Manuel y yo somos muy transparentes y lo más importante es que nos llevamos bien.
También consulta las cosas personales con Manuel?
No. Esas cosas de mi vida son aparte. Pero si le pido consejos de alguna clase porque somos como hermanos. Es parte de la relación. También ocurre al revés, él me pregunta cosas. También sabemos nuestros secretos.
Hacemos otro tipo de donaciones que son bailes o actividades gratis para recaudar fondos para niños que necesitan operaciones costosas.
O sea que son cómplices el uno del otro...
Sí, especialmente con cosas que pasan en el ámbito. A veces preferimos callar y no hacer caso, nos vamos por otro lado, como empresarios. Pero cosas íntimas no. Manuel es una persona reservada, diría yo, pero de muy buen corazón porque trata de apoyar y ayudar a alguien. Siempre tratamos de ayudar a las personas. Como músicos, las personas con necesidades nos buscan mucho. Eso no lo sabe todo el mundo, pero dentro de nuestras posibilidades vemos si las podemos ayudar. Tal vez alguien tuvo un accidente o cayó enfermo, y son fanáticos. Nos buscan como no tiene idea. Prácticamente Manuel y yo tenemos una fundación secreta y de nuestro trabajo sacamos unos realitos para ayudar a las personas y lo hacemos de corazón.
Siempre tratamos de ayudar a las personas. Como músicos, las personas con necesidades nos buscan mucho.
¿Qué porcentaje sacan de lo que ganan para ayudar a las personas?
Yo diría como que un 8% de nuestras ganancias. También hacemos otro tipo de donaciones que son bailes o actividades gratis para recaudar fondos para niños que necesitan operaciones costosas y lo hemos hecho y nos sentimos felices. En estos días llegó una niña que la apoyamos en una actividad y me abrazó y sentí que el cuerpo se me erizó. Es bonito que aportas y sirves para que una niña viva. Lo hemos hecho también con otros artistas.
¿Es como una responsabilidad social?
Yo lo siento más que como una responsabilidad, como algo que nos nace. Decimos que, si a nosotros nos está yendo bien, por qué no ayudar en algo. Es algo nuestro y nos sentimos muy bien cuando estamos presentes para resolver un problema.
Cuando se tiene todo, ¿qué más se puede pedir?
Nada, ya se tiene todo. Yo siento que tengo todo. Lo que pasa es que yo he sido una persona que he vivido tan humildemente. Yo vivía en un cuartito, yo jamás pensé tener las cosas que tengo hoy. No seré rico ni millonario, pero era tan humilde. Nosotros compartíamos un baño con 10 cuartos más. Mi mamá y mis tres hermanos logramos prepararnos académicamente y todos logramos un título. Venimos de un lugar humilde. Un lugar de Boca La Caja que se veía que era un barrio de trifulca, drogas, de todo. Nosotros lo logramos. No es que sea conformista, pero tengo el amor de mi madre, de mis hijos. He logrado muchas cosas.
Ahora que has salido de ese ambiente, ¿cómo se siente?
Me siento muy bien, porque uno siempre debe aspirar a buenas cosas. A tener bien a tu mamá, y a tus hijos. Pero me llevo el dolor de no poder visitar mi barrio, eso para mí es un dolor porque yo antes los visitaba, compartía con ellos. El día que tumbaron todo fueron lágrimas porque me crié ahí, humildemente viví en ese lugar y lo llevo en mi corazón por siempre.
Mi mamá y mis tres hermanos logramos prepararnos académicamente y todos logramos un título. Venimos de un lugar humilde.
Cuando se separaron, ¿por qué fue?, ¿qué pasó?
Yo quería probar algo diferente. Yo soy de las personas que piensa que no nací para ser empleado. Eso no está mal, uno siempre debe buscar su superación. Manuel me dijo: no hay problema. Yo quise hacer mi grupo y me sirvió para aprender a administrar. Actualmente soy el administrador del grupo “’Los Consentidos” y soy el director de la agrupación. Tenemos un director musical, que es el hijo de Manuel de Jesús que también trabaja fuerte y siento que sí me sirvió. Después vimos que separados no nos iba tan bien porque el público se acostumbró a vernos juntos, no tuvimos éxito separados. Pero no hubo orgullo para volver a reunirnos. Estuvimos seis años separados, del 2000 al 2006.
¿Cómo decidieron volver a juntarse?
Nos contrataron. Hubo un dinero de por medio pero con la condición de que tocáramos juntos. Era un encuentro de acordeones, pero la atracción era que nosotros cantáramos juntos.
Preguntamos de cuánto se trata: ¡guau! Eran ocho mil dólares para Manuel y para mí y cuatro mil para pagar a los muchachos. Le dije, Manuel, vamos a hacer algo, no nos está yendo bien separados. Vamos a hacer un termómetro a ver qué pasa. Él me respondió que no tenía ni un problema. Si vemos que la gente aclama hacemos la agrupación. Cuando pusieron en la propaganda que íbamos juntos la gente empezó a comprar boletos. Llegó el momento y yo estaba muy nervioso. Habíamos estado separados seis años y no sabíamos cómo la gente iba a reaccionar. Cuando nos anunciaron la gente estaba sentada atrás, y al vernos se acercaron adelante. Yo veía gente llorar que nos hacían señas de que estuviéramos juntos, entrelazaban las manos, nos hacían señas de corazones y que nos uniéramos. Yo me volteé porque se me salieron las lágrimas. Fue un momento muy emotivo. Yo volteé, me recuperé un poco de las lágrimas, ese sentimiento profundo, y seguí cantando. Cuando terminamos me chocó la mano y me dijo que teníamos que hacer algo. Hablamos la semana siguiente y ese fue otro momento difícil. Yo tenía que romper la agrupación que había creado para unirnos otra vez. Tuve que sumar a la mitad de la agrupación y nos unimos nuevamente.
Usted dice que estaba cansado de ser empleado, ¿a qué se refiere?
Yo era integrante en la agrupación, pero tenía un salario. No era dueño de la agrupación. Ahora somos socios. Ahora somos Manuel, Abdiel y los consentidos. Antes era Manuel y los consentidos. No estaba Abdiel por ninguna parte (risas). Ahora somos socios y tenemos una muy buena agrupación, joven. Los más viejos somos Manuel y yo, hemos dado espacio a la juventud y están haciendo un tremendo trabajo.
¿Ahora ganan bien?
Ganamos muy bien los dos. Sirvió el reencuentro.
Yo era integrante en la agrupación, pero tenía un salario. No era dueño de la agrupación. Ahora somos socios. Ahora somos Manuel, Abdiel y los consentidos.
¿Eso significa que están destinados a estar juntos para siempre?
Sí. Dios primero esta es una agrupación que seguirá hasta que Manuel y yo decidamos retirarnos. Los dos siempre decimos que algún día nos vamos a retirar a una idea en la que consideremos que hay que dar oportunidad a otras personas y nosotros pasemos a una vida más tranquila. La vida del músico es muy difícil. La gente no comprende el sacrificio. Nosotros viajamos a nivel nacional, ganamos buen dinero, pero es bien sacrificado. Te imaginas a Manuel que tiene que jalar el acordeón toda la noche, eso es muy sacrificado. Ahora tenemos una agenda más suave, no agarramos tantos toques, más que nada los que son de jueves a domingo y tocamos algunos lunes o martes, dependiendo de la actividad. Pero tenemos una agenda bien llena, alrededor de 19 a 20 presentaciones al mes.
¿Sus hijos están dentro del grupo, también podrán continuar con ese legado y llenar las expectativas?
Claro. Nosotros les estamos dejando todo en bandeja de plata. Una agrupación con una infraestructura que les va a hacer más fácil. Van a quedarse con un equipo de sonido que es lo más caro que hay, y con la infraestructura completa. Manuel tiene tres hijos en la agrupación y yo uno. Los de él, uno maneja las redes sociales, eso es importante porque ellos van a la vanguardia de lo que pasa, nosotros nos vamos quedando en ese tema. Tenemos el director musical que es Manuel, su hijo, y a Francisco que es sonidista. Todos son muy versátiles, hacen sonido, tocan muchos instrumentos. Todos tocan el acordeón muy bien, guitarra, teclado, son nuestros arreglistas.
Mi hijo canta y ejecuta el acordeón. Él canta muy bien. Tiene que ir modulando la voz, pero es cuestión de tiempo, estoy seguro de que lo van a lograr.
¿Cuál es el mejor consejo que le daría a la nueva generación del grupo?
El mejor consejo es la perseverancia. Que tengan en cuenta que ningún negocio florece de la noche a la mañana. Hay que dedicarle tiempo, si te dedicas con constancia y lo haces bien vas a tener éxito. A mi mucha gente me decía que la música no da, pero siempre le tuve fe. Lo logramos y hoy somos un grupo con 35 años de experiencia. Hemos logrado mucho en la música típica, pero lo más importante es mantenerse. Es la clave.
¿Cómo se manejan los altos y bajos de la agrupación?
Aquí la clave es la perseverancia porque el detalle es que la gente pide más éxitos. Lo que ignoran es que los éxitos no están guindados en un tendedero que tu vas y lo agarras. A veces ni tú mismo sabes qué tema va a pegar. No es lo que a mí me gusta, sino lo que al público le gusta.
¿Cómo logran sacar éxitos?
Yo lo elijo, más o menos, cuando veo un buen mensaje. Muchas veces fallamos, el tema no hace el trabajo. Pero a veces grabamos temas de relleno que pegan y uno no se imaginaba eso. A veces puedo proyectar que un tema va a ser “un palo” y así ocurre. Mucha gente duda, pero yo sé que es un tema de actualidad y pega, es para la juventud. Hay que ir a la vanguardia, y todavía ese tema está pegado.
¿Los temas y las letras están dirigidas a un público joven o al público contemporáneo que los vio crecer?
Ese es un detalle de que ahora estamos tratando de que la música llegue a todos los estratos. Esa es nuestra intención. Pero pasa algo que nunca imaginé, quienes están consumiendo la música típica son los jóvenes. Ellos son los que asisten a los festivales bailables. Yo no comprendo, creo que se debe a que entraron al típico nuevos actores como Jonathan Chaves que trajeron ritmos modernos, los jóvenes voltearon a vernos. Eso pasó hace unos años cuando el típico no le gustaba a todo mundo, pero cuando entraron Samy y Sandra Sandoval, y nosotros, la gente volteó la mirada a la música típica.
¿Se suavizaron los ritmos?
Sí, yo siento que es eso. Se metieron nuevos instrumentos, teclado, más ritmo, algo de regué, y eso atrae a los muchachos. Otra cosa es que metemos pantallas, luces, todo eso atrae a la juventud.
Estaba hablando de las nuevas generaciones, ¿han considerado una edad para retirarse?
Sí, yo creo que me podría retirar a los 60 o 63 años. Ahora tengo 47. Faltan un buen par de años, quisiera dejar más canciones. Yo quiero que cuando ya no esté en este mundo la gente escuche mis canciones, así como lo hacen con Diomedes Díaz, esas canciones no mueren, o como Victorio Vergara, esas canciones quedan para siempre. Yo quiero seguir hasta que Dios me de la voz, que tenga un buen timbre.
Pero, habla de cómo quiere que lo recuerde, ¿cómo cree usted que quedará en la memoria de la gente cuando ya no esté?
Yo creo que voy a ser recordado como una gran persona, alguien muy sencillo, aunque piensen lo contrario. Tú sabes que a veces prejuzgan, en la tarima puedes dar una imagen que no es. La gente cuando se topa conmigo y se toma fotos, si les sale mal la repiten. La gente me dice pero que amable, uno lo ve arriba como serio. Pero lo que pasa es que es mi manera de ser. No puedo estar sonriendo todo el tiempo. Si me sacas una sonrisa me río (risas), pero la gente se hace una imagen distinta, cuando ya te tratan es diferente. Yo quiero ser recordado como esa persona sencilla, amable, para atender a mi fanaticada. Con esa sensibilidad humana que me inculcó mi mamá, como madre soltera. La humildad y mantener los pies sobre la tierra.
Yo soy una persona de pocos miedos. No le tengo miedo a nada, ni a la muerte. Considero que cuando ya me tenga que ir, me iré. No vamos a estar eternos.
¿Cómo se lidia con la fama?
Yo considero que tengo mucha fama. Cuando bajo a caminar la gente se me acerca y se toma fotos, en los centros comerciales la gente se toma fotos conmigo. El otro día me demoré como una hora en el arbolito de navidad tomando fotos con la gente, eso me gusta mucho.
¿Qué miedos tiene?
Yo soy una persona de pocos miedos. No le tengo miedo a nada, ni a la muerte. Considero que cuando ya me tenga que ir, me iré. No vamos a estar eternos. Mi miedo sería no ver a mis hijos encarrilados antes de morir. Quiero ver a todos mis hijos encarrilados con sus profesiones y que tengan de qué vivir.
¿Su sueño de romper fronteras con el típico, lo ha logrado?
Ese sueño ha sido muy difícil. Yo salgo y grabo en otros países buscando eso. Se puede lograr, no es imposible. Aquí Sami y Sandra lo han hecho, pero cada vez es más la gente que conoce nuestra música a nivel internacional. Yo he salido a Colombia, a Cuba, a cantar. Ahora tenemos planes de ir a Estados Unidos con nuestra música. Ya vienen otros colegas, como quien dice, rondando eso.
¿Es falta de un buen promotor o es aceptación de la música?
El problema es que para salir con una música típica hay que hacer muchos cambios para que la gente pueda digerirla. Tienen el oído acostumbrado a otros ritmos y cuando lo escuchen les va a costar digerirlo, lo ven raro. La idea es que ellos empiecen a digerirlo y que lo suenen en las emisoras en esos países.
Sami y Sandra lo han hecho, pero cada vez es más la gente que conoce nuestra música a nivel internacional. Yo he salido a Colombia, a Cuba, a cantar. Ahora tenemos planes de ir a Estados Unidos con nuestra música.
¿Cómo puede lograr eso?
Hay que hacer una transformación total de la música típica. Ahora te confieso un miedo, y es que lo hagamos y de repente la gente no lo acepte.
¿Esa transformación alteraría al grado en que deja de ser música típica?
Exacto. Dejaría de ser típica. Hay que hacer un proyecto aparte que va a costar miles de dólares. Nosotros queremos seguir en la música típica, que la gente lo baile.
¿Eso no limita el crecimiento del grupo?
Lo va a limitar porque sabes que vas a ser un músico nacional, y no vas a salir internacional. Pero si quieres salir a otros países debes saber que es un proyecto aparte para promocionar a nivel internacional.
¿Por qué el vallenato si logró cruzar fronteras?
El vallenato cruzó fronteras porque Colombia es más grande. La cantidad de colombianos en otros países es muy grande. Ellos empiezan a escuchar su música y van contagiando, pero los panameños somos pocos afuera. Esa es una de las cosas aparte del modernismo. Los colombianos tuvieron que modernizar, una cosa es el porro colombiano de antes y otra es el vallenato de nuestros días, es muy moderno. Tiene cualquier cantidad de instrumentos. Cuando el vallenato salió a otros países hubo críticas muy grandes de que estaban dañando el género. Carlos Vives tuvo que hacer una serie de transformaciones, pero lo logró. Le dieron duro pero logró que el vallenato se escuchara en todas partes.
¿Qué le regaló a Manuel de Navidad?
A Manuel le gusta que le regale perfumes. Siempre nos regalamos perfumes. Yo le digo monstruo, y le doy su perfume. Nosotros siempre intercambiamos perfumes. Nos gusta.
A veces cuando vamos todos en el busito Manuel de Jesús empieza a decir llegó la hora del baigón, y empieza a tirarse perfume por todos lados.
¿Cuál es su último tema?
“Cupido mentiroso”, yo lo pronostico como un éxito. Ese tema trata de un hombre que se enamora de la persona equivocada y reclama a cupido la certeza del flechazo. Se pregunta quien tendrá la llave de su corazón, una composición de Luis Baso, quien logró retratar una escena que no necesariamente vive en ese momento. Trabaja con todos los compositores, siempre y cuando cree que le sirven los temas.
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