El régimen de Maduro, en su “propio laberinto”

La participación de la oposición en el proceso electoral de este domingo, con el afán de legitimar al oficialismo en el poder, ha encasillado al régimen de Nicolás Maduro en una encrucijada ante la posibilidad de verse derrotado. El analista Daniel Zovatto explica los posibles escenarios que pueden desprenderse en las elecciones de Venezuela 



Daniel Zovatto (foto: IDEA Internacional)


El resultado de las elecciones presidenciales de Venezuela programadas para el 28 de julio no debe entenderse como una moneda al aire de cara o cruz en la que gana el oficialismo o la oposición. En este proceso hay tantos elementos en juego, como las circunstancias en que evoluciona el procedimiento,  marcado últimamente  por la tensión, como las recientes amenazas del régimen de Nicolás Maduro sobre un posible “baño de sangre” ante una posible derrota electoral.

Este medio conversó con el ex Director Regional para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), actualmente analista de Global Fellow del Programa Latinoamericano del Wilson Center, EEUU, Daniel Zovatto, quien puso en contexto los posibles escenarios que pueden desprenderse este domingo, cuando el país vecino se juega su futuro democrático. 

Lo primero que subraya es que de este ejercicio no se puede esperar un resultado normal, porque no es precisamente un desarrollo democrático. Para llegar a este momento, hubo muchas presiones del régimen de Maduro en contra de la oposición que no se han detenido. Primero, recuerda Zovatto, con la inhabilitación de María Corina Machado, el motor de la oposición, que tras su impedimento como candidata designó a Edmundo González, un hombre hasta ese momento desconocido en política, pero que Machado se encargó de difundir su rostro en todos los mítines políticos.

Luego, recuenta el analista, un evidente desequilibrado financiamiento electoral entre los principales rivales, sumado a la falta de libertad de expresión o que los gobiernos locales continúan bajo dominio del Nicolás Maduro. Uno de vital importancia es que el rector de las elecciones, el Consejo Nacional Electoral, sigue bajo órdenes del oficialismo. Todas estas situaciones, señala Zovatto, crean grandes incógnitas sobre lo que va a ocurrir el domingo. Lo interesante, subraya, es que pese a los obstáculos la oposición sigue en la competencia como favorita en las encuestas. Y el hecho de haber permitido que la oposición continúe como una opción de gobierno para los venezolanos, a criterio del argentino Zovatto es el germen del laberinto en el que se metió Maduro.

La primera pregunta que se hace Zovatto es, si pese a las trabas impuestas es posible que la oposición venza al régimen. De ser así, si Nicolás Maduro aceptará la derrota, y en dado caso, si entregará el poder tomando en cuenta el compás de transición entre el 28 de julio y 10 de enero, cuando terminaría el mandato del régimen.

Antes de responder lo anterior, Zovatto no se olvida sobre la posibilidad de que el oficialismo gane por un margen mínimo, como ocurrió en la elección contra Enrique Capriles (2013) cuando el Tribunal Electoral dio la victoria al heredero de Hugo Chávez con el 50.66% versus el 49.07% del contrincante. “Aquí es donde hay que buscar la manera de cómo este proceso electoral y sus resultados ayuden a normalizar gradualmente la situación crítica que vive Venezuela, y poco a poco restablecer las condiciones de garantía democrática sin que termine en violencia en las calles”, acota el analista.

Pero antes es importante hacer un análisis de los posibles escenarios planteados. Zovatto describe que “el régimen de Nicolás Maduro terminó encerrado en su propio laberinto” porque Maduro pensó que con todas las trabas que puso a la oposición éstos iban a terminar pateando la mesa y desistirían de participar en las elecciones. Pero no fue así. Maduro se enfrentó a una mujer que encarnó el cambio democrático, María Corina Machado. La política llevó consigo un afiche con el rostro González, y repetía a los simpatizantes: esta es la persona por la que hay que votar, señalando a su sucesor. Nuestro entrevistado subraya que la oposición ha aguantado todas las presiones y “salirse de la contienda hubiera deslegitimado el proceso, por eso es que el Chavismo garantizó la participación de diez candidatos, como una muestra de que se trata de un proceso democrático”.

“Si se hace la elección y el régimen se ve claramente perdido, puede haber un interés de manipular los resultados. Si no lo logra hacer de forma sofisticada o que quede muy burda, es donde juega la observación internacional”, apunta Zovatto. Algunos de estos observadores son invitados por Maduro. “Ellos dirán que fue muy bueno, democrático, pero otros no. Eso marca una diferencia significativa. Si el régimen hubiera querido jugar con reglas claras abriría la puerta a las misiones internacionales”, recuerda el analista argentino. Pero no lo ha contemplado. Ha tachado a los medios internacionales de “sicarios de la mentira” que anticipan un fraude, utilizando todo tipo de argumentos hasta ganarse el reprendo de su homólogo brasileño Lula Da Silva, quien le recordó: “cuando ganas, te quedas; cuando pierdes, te vas”.

El tercer tema que expone el especialista es si el Chavismo se centra en el resultado de la votación. Una opción sería argumentar irregularidades para rechazarlo, en caso de verse derrotado. Pero de aceptarlo, habrá que ver qué ocurre en los seis meses de transición. “Por eso se ha hablado de que en paralelo hay dos negociaciones en marcha”. Una se abrió con Estados Unidos para garantizar la inmunidad de Maduro y su círculo cero. “Dudo que el régimen aceptará una derrota sin garantizar inmunidad”, asevera Zovatto. Añade: “Los resultados serán un insumo para la negociación que tiene lugar antes, durante y después de las elecciones”.

Otra veta en este análisis es que de ganar la oposición no se desate una cacería de brujas en contra del Chavismo, en caso de que éstos decidan abandonar el poder. “Al no ser una elección clásica donde se acepta el resultado, éste será producto de la negociación en paralelo en cada una de las etapas, incluida la negociación del resultado y la entrega del poder”, explica el entrevistado.

La oposición apostó al gran malestar que hierve contra el Chavismo para mantenerse en la contienda, por eso no será tan fácil para Maduro salir de esta encrucijada. Podría instalar el miedo para evitar que la población salga a votar, o para minimizar el costo de perder la elección, buscará artimañas para complicar a los electores su trabajo. 

El régimen está analizando, en caso de perder, cómo minimizar las consecuencias de la derrota para no quedarse sin poder, porque el Chavismo va a quedar en muchas de las fuerzas locales. Es la realpolitik lo que está jugando ahora. “Debe haber un grupo de halcones que aconsejan a Maduro no entregar el poder, tal vez a un precio más alto”. Zovatto se pregunta cuántos muertos puede aguantar el régimen y qué tan leales le serán los cuadros militares.

“Pensaron que sacando a María Corina Machado, ésta no iba a poder hacer una transferencia tan rápida a de los votos hacia Edmundo, pero lo hizo. Terminó el régimen encerrado en su laberinto”, resume Zovatto. Ahora, zanja el entrevistado, deben tener una fila de incógnitas por definir: qué pueden hacer para no perder; si pierden, cómo pueden cambiar el resultado de una manera no perversa; si aceptan el resultado, cómo lo van hacer; cómo van a negociar la entrega del poder y cómo lo limitan para no deslegitimar el régimen claramente autoritario.

El futuro democrático del país vecino inicia en pocos días. Un país que han abandonado más de siete millones de ciudadanos en busca de mejor futuro, ante la falta de oportunidades económicas, una inflación descontrolada, libertad de expresión cada vez más reducida y vulnerada promovida por la autocensura, el miedo y el ecosistema de los medios. 

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