El control del partido podría impactar el músculo político en la Asamblea
Dos nóminas se pelean el control del CD: una encabezada por Roberto Henríquez y la otra liderada por la exdiputada Yanibel Ábrego.
El partido Cambio Democrático (CD) se prepara para elecciones internas programadas para el próximo 27 de octubre. Dos nóminas se pelean el control del colectivo: una encabezada por Roberto Henríquez, quien fungió como ministro de Comercio e Industrias durante el gobierno de Ricardo Martinelli, y la otra liderada por la exdiputada Yanibel Ábrego. Esta última peleó la presidencia del colectivo con los dientes antes de la campaña electoral, pero fue derrotada por el abogado Rómulo Roux, quien después resultó el candidato presidencial del colectivo en mayo de 2024, cuando obtuvo el 11.39% de los votos, un lejano cuarto lugar.
El resultado de la elección del CD en octubre será de igual forma crucial. El país atraviesa por discusiones estructurales cuyos textos finales deben aprobarse en la Asamblea Nacional. Proyectos conflictivos como el de las reformas a la Caja de Seguro social, que si bien requerirán de amplias discusiones, al Ejecutivo le convendría afianzar un músculo legislativo para pasar proyectos de ley. Por ahora, el mandatario José Raúl Mulino, compañero de fórmula de Martinelli por el partido Realizando Metas (RM), ha dicho que se mantendrá neutro. No se inclinará por ninguna de las fórmulas, pero el resultado de las elecciones sin duda tendrá un impacto en la Asamblea.
El Tribunal Electoral reconoció formalmente en 2021 el partido RM fundado por Martinelli un año antes al verse impedido de convocar una elección extraordinaria para renovar la directiva, en ese momento liderada por Roux. Desde entonces, Martinelli no deja de insistir en querer recuperar a su primer hijo político. Un deseo que puede hacer realidad si Henríquez triunfa en las próximas internas.
De esta forma, el caudal político que tendría Martinelli no se limitaría a la dirección de RM, sino a futuras alianzas legislativas entre el CD y RM y al dominio que podría tener el expresidente sobre ambos colectivos. CD tiene ocho curules en la Asamblea Legislativa y RM una docena. Contar con 20 curules legislativas en un hemiciclo dividido convierte a esta posible alianza como la segunda fuerza política después de la independiente Vamos, con 21 diputados.
No se trata de una fusión, advierte Giselle Calcagno, quien forma parte de la nómina de Henríquez. Se trata de que la “gente está clara que no quiere seguir siendo oposición, sino una alianza de gobierno y la única vía es unirse a RM. Especialmente cuando vengan cosas más fuertes para el país, el músculo político es importante”, señala Calcagno. La política enfatiza en que existe “una total comunicación entre Martinelli y Mulino”, descartando así cualquier rumor que asome diferencias entre el presidente Mulino y el expresidente Martinelli, éste último asilado en la embajada de Nicaragua, sin que su condición le impida celebrar reuniones con sus copartidarios o dirigir a sus seguidores.
Calcagno trae a colación que su competidora mantiene una buena amistad con uno de los personajes políticos más prominentes, Benicio Robinson, el presidente del Partido Revolucionario Democrático. Parte de este vínculo, dice, se refuerza porque “está casada con Quibian Panay”, el nieto de uno de los fundadores del colectivo, dando a entender que de ganar las elecciones Ábrego podría tener cierta simpatía o inclinación hacia este colectivo. Tomando la misma premisa en la alianza legislativa de CD y RM, la matemática sería idéntica en caso de que se lleve a cabo una alianza política legislativa entre el CD y el PRD. Una tesis que suelta Calcagno como posible consecuencia de ganar Ábrego.
Algo totalmente falso a criterio de Frank De Lima, quien califica esa tesis como un ataque político. “Eso de que Yanibel (Ábrego) pretende aliarse al PRD es un ataque político. ¿Quién se quiere fusionar con el PRD después de la derrota de ese partido en las pasadas elecciones de 2024?. Están saliendo todos los escándalos del gobierno pasado. ¿Quien en su sano juicio quiere juntarse al PRD?”, se pregunta De Lima.
Lo que busca la nómina, asegura De Lima es cumplir con la renovación del partido que está pendiente desde hace más de un año y medio. El CD, asegura, es un partido con estructura a nivel nacional y a pesar de los resultados a nivel presidencial sigue siendo un colectivo con gran representación a nivel en cargos de representantes y alcaldes. La nómina, dice, “busca corregir los errores del pasado, en el sentido de que todo estaba enfocado en la campaña presidencial olvidando el resto de los cargos a elección popular, e incentivar los puestos de elección popular pasando por primarias”, zanja.
Henríquez se ha proclamado como el ‘ungido’ del fundador del partido, Martinelli. Mientras que Ábrego parece abogar más por un colectivo con voz propia. “Un partido autónomo, que escuche a sus dirigentes ante la polémica que hay en el país. CD tiene casi 25 años de fundación, es hora que busque su propia ruta”, opinó Frank De Lima, integrante de la nómina de Ábrego.
De acuerdo a De Lima al final la idea es “no responder a nadie”, ni fusionar el partido con RM, como algunos vaticinan tomando en cuenta que ambos partidos fueron engendrados por el mismo padre, son hermanos.
Calcagno tampoco vislumbra una fusión de ambos partidos en caso de que gane Henríquez. “Es mejor contar con dos colectivos que uno grande”, desde el punto de vista del manejo político, la idea es participar de la alianza de gobierno, pero no fusionarlos, acota.
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